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1 Comment

  1. liliana
    23 julio, 2017 @ 21:04

    Cambiándole la identidad sexual al narrador no logra construir un relato inverosímil sino ambiguo desde la figura narrativa. (Más aún, se podría suponer que la segunda identidad es un deseo del niño protagonista).
    El desenlace es bastante reiterativo en la narrativa: el narrador está muerto.
    El título, podía sugerir _ para imaginaciones fértiles_ que alguien reencarnó y a partir de su mal fin de la vida anterior, se hizo monja en la siguiente encarnación.
    Fuer de estas deliberadas «desviaciones» del autor, es una novela sin los elementos que la novela tiene que tener.
    No da para más de un cuento. Demasiado extenso el episodio de juegos infantiles, a falta de una peripecia efectiva, sólo entendible si se le quiere dar el nombre de «novela» por su extensión.

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