La exposición de Michael Wright, Walking Around (Palacio Cousiño Duoc, Valparaíso Enero – Febrero 2013) propone también un “walking through” que bien podría revelar varias acepciones: condición de guía, pasaje, ensayo performativo, y un literal paseante “a través”. En Walking Around, la convergencia entre las estaciones de la muestra y el espacio arquitectónico crea una trayectoria circular y una particular interlocución con el exterior: paisaje, naturaleza, ciudad son aludidos en una correspondencia de rasgos esenciales. Seis montajes constituyen esta muestra contenida en la sala circular del primer piso del edificio Cousiño. La primera estación, a modo de fachada, expone la instalación de un rojo frontal en grandes dimensiones: varias capas de cartón grueso con cortes sinuosos se superponen en un plegado volumétrico de fijeza relativa que proyecta el movimiento de sus formas.La monocromía y el protagonismo del material proponen “de entrada” un trabajo experimental que remite a ciertos aspectos de la práctica visual del arte concreto y que tomará distintas modulaciones en soportes tridimensionales. Entre estas destaca una localización de piezas de papel blanco sobre blanco bajo el fondo rojo de la pared a modo de una superposición de transparencias. Las operaciones sobre lo blanco elaboradas por Wright conjugan un carácter gráfico, -el papel calado figura matrices de grabado en formato de afiche-, con procedimientos del arte cinético en los que el gesto pictórico de la brocha se traslada a la dinámica de la serie. Asociaciones libres permitirían visualizar objetos disímiles: el ojo de un gato, trazos caligráficos, una superposición plumífera. El blanco resplandece intacto contra la luz que entra por el poniente mientras proyectores de televisión replican el objeto en formato digital. Around.
La tercera estación se emplaza enfrente. El azul de las mallas cóncavas incorpora en el espacio de la sala un espesor y un ritmo de oleaje que se proyecta hacia o desde el otro lado del vidrio, tras cruzar la avenida. Wright logra producir con el material fijo de la malla de alambre un movimiento inusitado, afín a la plasticidad de la acuarela. Progresivamente el impacto de las grandes formas de la malla gravitante se disipa en una suerte de goterones de un celeste metálico. Estos elementos proyectan la mirada del paseante, cegada en parte por la resolana o la intensidad de la luz natural -dependiendo del día y la hora-, hacia el exceso del paisaje marítimo, un afuera que lo prepara para el contraste, pues la siguiente estación se adentra en una materialidad de mayor peso. Enjambres de alambre oxidado sobre el ladrillo rojizo terracota de la construcción penden creando un espacio mineral, referencia al cobre inexistente, donde se proyectan formas cósmicas, semiplanetarias (algo en esta conjunción podría recordar brevemente el documental de Guzmán sobre las estrellas y los huesos). Decrece la luz.
Después de este episodio de internación en las antípodas de la primera instalación de rojo sobre rojo, en el que la materia ha mutado en vigor y peso, el quinto montaje de la se sitúa en una curva, contra el vidrio que interna el paisaje de la calle. Las mallas, ahora grisáceas muestra, cuelgan sinuosas y contienen retazos de elementos que han tenido su esplendor en otros pasajes de la muestra: pedazos de cortes de cartón, alambre oxidado. Solidarias con el gris de la ciudad cuya luminosidad crece por las edificaciones de cemento, las mallas guardan y envuelven, pesadas de elementos. El paseo incorpora el afuera con su suma de objetos y desechos. Al término de la circunvalación, sobre la pared inversa, vuelve a aparecer el blanco sobre blanco. La salida converge con el punto de inicio, la circularidad de la muestra se resuelve en esta repetición.
Este montaje expone una coincidencia de dispositivos espaciales que replican la sinuosidad urbanística y geográfica de Valparaíso, el espectador es el paseante que repetirá su mismo acto afuera. El trabajo de Wright sobre las formas y la luminosidad (las primeras experimentaciones del artista en estos formatos dieron origen a enormes lámparas colgadas de vetustos paltos de tronco entramado) manifiestan aproximaciones que ponen en acto no solo las operaciones sobre la materialidad sino también las proyecciones de la luz y el color intensificados en la frontera entre ciudad y paisaje en la cual se emplaza la exposición. No solo en su aprehensión de un “alrededor” espacial sino también de un “a través” de la luz y el color , se realiza el acto del paseo en Walking around.