Mi encuentro con la poesía de Eugène Guillevic (Carnac, 1907 – París, 1997), o simplemente, Guillevic, como firmaba sus poemas, resulta del todo fortuito. Ocurrió en una exposición de grabados y de fotografías de Jean Dubuffet y de Brassaï organizada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid (CBA) en torno al motivo de los muros. Allí me encontré con la serie de quince litografías con que Jean Dubuffet ilustró Les Murs de Guillevic y que fueron publicados en conjunto en un álbum de 1950 (el original de los poemas está fechado el 1º de diciembre de 1944). Allí también me di cuenta de que esos poemas se acercaban mucho a ciertos asuntos y autores que andaban en ese momento rondándome por la cabeza.
En principio, me interesó la relación entre escritura e imagen en la que se inscriben. No tanto porque esa relación se manifieste en ellos a nivel textual, ni tampoco únicamente por el hecho de que el álbum sea el resultado de una colaboración entre un poeta y un pintor, sino porque la propia elección del muro como pie forzado remite a una superficie que borronea los límites entre la escritura y el dibujo. Muy ligado a lo anterior (leo que las cuevas de Lascaux fueron descubiertas en 1940), me interesó también cierta preferencia por lo primitivo y la cualidad de una escritura que destaca por su desnudez, por su despojamiento, y que no por ello deja de resultar extraña y, en cierta medida, fascinante -o, tal vez, fascinante en razón de esa misma desnudez. Y es que la superficie aparentemente neutra de los muros se presta especialmente para la ensoñación: pueden ser tanto página en blanco como lienzo o pantalla de cine, sinécdoque del encierro o de la separación, lugar de descanso, espacio para la lamentación (como en Jerusalén), testigo de amores furtivos o soporte de insultos o del itinerario del viajero, tan antiguos como la humanidad o tan nuevos y asépticos como la sala de un hospital. También, como dice por ahí una estrofa, los muros carecen de interioridad, o bien, su interior es pura superficie.
Con respecto a esta versión, quiero decir que no he hecho del todo consciente qué entiendo por una buena traducción. Quizá aquí, como en un muro, he escrito y he borrado. Pienso por ejemplo en que, por una parte, he tratado de conservar las elipsis y el ritmo entrecortado que aparecen en el texto en francés sin prestarle mucha ayuda al lector en castellano en aquello que el propio texto no muestra y, por otra, claramente he elegido algunas palabras que tal vez el uso no aconsejaba pero que, a mi juicio, iban mejor. El catálogo de la exposición publicado por el CBA reproduce una traducción de estos textos a cargo de Francisco Torres Monreal (a quien agradezco en especial la palabra “mimar”). Hasta donde yo sé, salvo ediciones específicas como esta última, y, en consecuencia, no siempre fáciles de encontrar, los poemas de Guillevic no están traducidos al castellano. Espero que esta versión de Les Murs sirva para conocer un poco más al autor.
Madrid, otoño de 2008.
I.Les murs sont compagnons, Posés toujours qu’ils sont pour le coude et la paume Et dressés vers les yeux, Ayant un peu de terre Où confier leur bonté quand ils en ont excès
Et paraissant avoir prouvé leur |
I.Los muros son compañeros, Dispuestos siempre donde están para el codo y la palma Y extendidos a la mirada,Con un poco de tierra Donde confiar su bondad cuando les sobra.
Con la apariencia de haber probado su |
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II.Bien des murs sont tachés De mousse ou de lichen couleur des vagues Qui à peine émergés De l’eau tiéde et du sel où vivre Prendre figure
Laissent de pierre à nu |
II.Muchos muros están manchados De musgo o de liquen color oleajeQue tan pronto surgen Del agua tibia y de la sal donde la vida cobra forma
Dejan la piedra al desnudo |
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III.C’est dans les murs Que sont les portes Par où l’on peut entrer Et par l’une Arriver. |
III.Es en los muros Donde están las puertas Por las que se puede entrarY por alguna Arribar. |
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IV.Ils ont affaire à l’air Pour quelques distractions.Le vent de mer y passe En poussant dans le ciel et la chair des garçons,
Y porte feuille ou moucheron Ils ont affaire aussi Mais le soleil |
IV.Tienen que vérselas con el aire Debido a algunas distracciones.El viento marino pasa por ahí Extendiéndose en el cielo y la carne de los muchachos,
Carga consigo hojarasca o mosquitos Tienen que vérselas también Pero el sol |
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V.Les murs quand ils sont hauts, Surtout ceux qui n’ont pas fenêtres et rideaux, Qui ont traînées parfois de gris jaune et de noir Dessous les cheminées,Sont bons pour être écrans aux visions des passants Qui n’y trouvent pas forme ni leçon, Mais soupirail:
Un géant rouge a fait grand signe C’était un pauvre. |
V.Los muros cuando son altos, sobre todo aquellos sin ventanas ni cortinas, con rastros a veces de gris amarillento y de negro Bajo las chimeneas,Son buenos para hacer de pantallas a las visiones de los viandantes Que no encuentran en ellas forma ni lección, Sino respiro:
Un gigante rojo hizo gran aspaviento Era un pobre. |
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VI.Il y a du terrible dans le monde Et ce seraUn mur à travers champs, contre un prunier, Auprès de la charrette et ses timons dans l’air, Sous le soleil qui fait durer l’immensité.
Un mur qui n’aura pu Et ne croit plus |
VI.Hay algo terrible en el mundo Y esto seráUn muro a través de los campos, contra un ciruelo, junto a la carreta y sus pértigas colgantes, Bajo el sol que hace perdurar la inmensidad.
Un muro que no habrá podido Y no confía más |
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VII.Voir le dedans des murs Ne nous est pas donné.On a beau les casser, Leur façade est montrée.
Bien sûr que c’est pareil Mais voir |
VII.Ver el interior de los muros No nos está dado.Aunque los rompamos, Su fachada se muestra.
Seguro que pasa lo mismo Pero ver |
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VIII.Des murs Sont laids.Ils n’y auront pas mis Du leur.
Faits pour cacher, Amidonnés parfois -Ils n’arrêteront pas |
VIII.Los muros Son feos.No habrán puesto De su parte.
Hechos para ocultar, Salpicados a veces -No detendrán |
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IX.Parfois les routes – Nous y allions pour le plaisir ou le devoir – Étaient bordées de murs.Ils nous donnaient la verticale, Du soleil blanc, la route encore Et du loisir,
Mais ils nous séparaient Où toucher deux genoux |
IX.A veces los senderos – Nosotros íbamos por placer o deber – Estaban bordeados de muros.Ellos nos ofrecían la vertical, Del sol blanco, el sendero de nuevo Y la licencia,
Pero nos separaban Donde tocar dos rodillas |
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X.On ne serait pas tellement plus malDevenus le mur au bord de la place Où les enfants jouent entre des vieillards,
Lui qui de toute la ville ne sait – On pourrait devenir aussi |
X.No estaríamos tanto peorConvertidos en el muro al borde de la plaza donde los niños juegan entre los ancianos,
Aquél que de toda la ciudad no conoce – Podríamos convertirnos también |
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XI.Que peut un mur Pour un blessé?Et pourtant Il en vient toujours dans les batailles S’y adosser,
Comme si la mort ainsi Avec plus de loisir |
XI.¿Qué puede un muro por un herido?Y no obstante Acude siempre en las batallas A apoyarse en él,
Como si la muerte así Con más comodidad |
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XII.Un homme Est devenu jaloux des mursEt puis, têtu, c’est des racines Qu’il ne peut plus se démêler.
Il asseoit à l’écart Exclut les portes Et dit: amour. |
XII.Un hombre se ha vuelto celoso de los murosY después, tozudo, es de las raíces Que no puede despegarse.
Coloca a distancia Rechaza las puertas Y dice: amor. |
Ana María Del Re
28 noviembre, 2011 @ 22:56
Yo he traducido varios libros de Guillevic al castellano y están publicados. Si está interesado, favor contácteme. Gracias.
A.M. Del Re