Federico Zurita Hecht es docente de la Universidad Alberto Hurtado y la Universidad Finis Terrae, además de crítico literario y escritor, autor de Lo insondable (2015) y Nostalgia de la madre muerta (2020). En entrevista con los estudiantes Gabriela Berríos y Naín Cifuentes –quienes lo entrevistaron en el marco del curso “Teoría, práctica y lugares de la crítica”, de la profesora Ana Lea-Plaza– hoy comparte con nosotros sus reflexiones sobre lo que él considera la lógica de la masculinidad, elaborada artísticamente en su última novela.
Gabriela Berríos: ¿Cómo inicia este camino hacia el mundo del humanismo y la literatura? ¿Siempre le gustó esta área?
No estoy seguro de que siempre me haya interesado. A lo mejor sí, me interesó siempre, pero no siempre estuve consciente de ello. En una etapa de mi vida tenía muchas habilidades para las matemáticas y eso en algún momento de mi infancia y adolescencia se notó en el rendimiento escolar; tenía muy buenas notas en ese ramo, pero no me gustaba, entonces esa habilidad que tenía, finalmente no la desarrollé. De igual forma, yo busqué primero una carrera con contenidos matemáticos y estudié cartografía. Llegué a la cartografía con mis habilidades matemáticas, pero me di cuenta de que no me gustaba. Y bueno, por el tipo de persona que soy, me pregunto entonces ¿qué era lo que realmente me interesaba? Y tímidamente fue apareciendo la literatura, yo era un lector, un adolescente-lector promedio, no era un adolescente lector excesivo. Pero recién en la universidad empecé a familiarizarme con la literatura y la escritura. Gracias a esto me interné en la historia, la ciencia y comencé a entrelazar todo con la literatura.
GB: Usted es alguien bien multifacético: hace clases, es escritor, crítico de teatro y tiene su propia banda musical. ¿Cómo fue la experiencia de ingresar en todas esas esferas vinculadas al mundo artístico?
Creo que el proceso que acabo de describir sobre cómo descubrí la literatura y cómo eso implicó que me metiera en las humanidades, en la historia, y lafilosofía, habla un poco del tipo de personalidad que parece que yo tengo, que se articula en función de satisfacer ciertas necesidades de reflexión, que pueden ser complejas o no, y que propician que yo quiera hacer más de una cosa a la vez. Se da también que una cosa me lleva a la otra. He desarrollado con el paso de los años una conciencia de que mi propia vida parece tener muchos movimientos pivotantes hacia lugares inesperados y, en este movimiento que va de tener estas habilidades matemáticas, luego mirar mapas, saber de los países, querer hacer relatos, descubrir la literatura, recordar en la historia y empezar lentamente a interesarme por la filosofía… Todo esto genera una estructura compleja de búsquedas de satisfacciones también y, por alguna extraña razón, la ductibilidad de la creación artística me ha permitido transitar libremente por todas estas disciplinas. Entonces, sí, me atrevo a decir que la literatura es la actividad artística que más me interesa, pero no es la única. También me interesa mucho el cine, me interesa mucho el teatro, la música, próximamente quizá busque otra forma de comunicar, es cierto, pero la literatura sigue siendo la protagonista.
Sí, yo creo que a pesar de que la madre está en el centro de la fabulación, este es un libro muy masculino y es un libro también de autorreconocimiento. Y ese autorreconocimiento de identificación, también es un reconocimiento de responsabilidades. La tesis central del libro tiene que ver con articular lo que parece una maldición, porque precisamente los personajes están más concentrados en su propio sufrimiento, que en el sufrimiento de las personas que se enferman y se mueren. En ese sentido, creo que este libro masculino es muy de mea culpa, de intentar desplegar y reconocer la responsabilidad que hemos tenido los hombres en construir este mundo donde no hacemos nada para evitar que la parte femenina del mundo se muera. Y así se forma una alegoría.
Federico Zurita
GB: ¿Cómo describiría su vida como académico y escritor en Chile?
El académico y el autor es el mismo sujeto histórico, y por tanto articulo preocupaciones semejantes, por no decir las mismas. Me parece que hay una consonancia entre ambas experiencias, sí creo que son diferentes los resultados porque tengo la sensación de que en el mundo académico estoy integrado en función de tener un puesto en una universidad en la que hago docencia e investigación, y por tanto, puedo desarrollar satisfactoriamente las implicancias del trabajo de un académico. En el caso de la escritura creativa yo todavía siento que estoy partiendo, he publicado tres libros. Cuando publiqué el primero, que es un libro de cuentos, de a poco me fui dando cuenta de que no lo son, y que eran novelas fragmentarias. Entonces, precisamente en esa ambigüedad de mi trabajo escritural siento que recién estoy tratando de proponer algo.
GB: ¿Cuáles han sido los mayores desafíos/problemáticas que ha afrontado como escritor (tanto desde la crítica como desde la narrativa)?
Yo creo que de momento lo que me tiene más insatisfecho, es no poder circular con mayor ligereza por el mundo literario como autor de novelas. Me gustaría que mis libros tuvieran un poquito más de visibilidad, poder publicar con mayor frecuencia, pero también reconozco que eso está determinado por varias causas. Una, es que yo seguramente tengo que hacer más atractiva mi obra, y también aprender a transitar por un circuito más bien internacional, no quedarme solo en el mercado chileno. He intentado hacer esto último, pero no sé muy bien cómo, no tengo muy claro todavía cómo transitar por el medio literario. Ahora lo que yo he escrito a mí me ha hecho muy feliz y también me gustaría producir felicidad en los lectoress y lectoras.
GB: En una entrevista anterior (radio Bio Bio) menciona que le gustaría ser como José Donoso, ¿hay algo de su narrativa que haya adoptado en sus propias obras?
Sí, en el caso de Donoso me gusta mucho la sutileza con la que el mundo se va constituyendo como un lugar monstruoso, esa monstruosidad del mundo me parece muy atractiva, y es en esa dirección que me gustaría que la influencia de Donoso entrara en mi propia obra. Precisamente en esa monstruosidad de Donoso yo he percibido estas analogías que pueden producir las ficciones con el mundo extratextual. La posibilidad de que, además, esa monstruosidad se articule estratégicamente de manera eficiente también me produce mucho placer. A Donoso se le puede leer en toda su complejidad y me gustaría poder escribir así alguna vez.
Naín Cifuentes: El narrador de su última obra está codificado como un hombre, que se ve en la situación de afrontar la muerte y la pérdida de distintas figuras femeninas, y posteriormente la soledad que esto trae consigo. ¿Cuál cree que es el impacto de proponer estas temáticas desde el punto de vista masculino, sobre todo pensando en la figura de la madre muerta?
Sí, yo creo que a pesar de que la madre está en el centro de la fabulación, este es un libro muy masculino y es un libro también de autorreconocimiento. Y ese autorreconocimiento de identificación, también es un reconocimiento de responsabilidades. La tesis central del libro tiene que ver con articular lo que parece una maldición, porque precisamente los personajes están más concentrados en su propio sufrimiento, que en el sufrimiento de las personas que se enferman y se mueren. En ese sentido, creo que este libro masculino es muy de mea culpa, de intentar desplegar y reconocer la responsabilidad que hemos tenido los hombres en construir este mundo donde no hacemos nada para evitar que la parte femenina del mundo se muera. Y así se forma una alegoría. Aunque no sé si esa tesis se muestra asertivamente. Los personajes articulan la búsqueda del útero como un error, los personajes no logran ver la verdadera amplitud de la pérdida y la verdadera responsabilidad que tienen ellos en esa pérdida. En ese sentido, se trata de sujetos repitiendo una y otra vez el mismo patrón de la cultura o la sociedad occidental.
NC: En la obra se nos muestra una frontera difusa entre la vida y la muerte, puesto a que en instancias aquel que vive se encuentra en un trance de muerte y el que está muerto crea el espejismo de transitar el mundo de los vivos. Pensando en la temática de la nostalgia y la muerte, ¿cuál cree usted que es el papel que juega esta esta frontera difusa en relación a la pérdida, la soledad y la nostalgia que la muerte conlleva?
Qué compleja pregunta, porque hay elementos de la forma del texto y elementos de la articulación del discurso… pero esa ruptura de las zonas fronterizas entre los espacios de los vivos y espacios de los muertos tienen las formas que necesitan. Si bien yo parto por la historia y luego voy viendo la manera en que esa historia articula una analogía con asuntos extratextuales, de igual modo voy modificando elementos para que las ideas se vayan ajustando. Yo estoy súper consciente de que puedo transitar por todas las lógicas de mundo que yo necesite para que mi texto alcance coherencia formal y discursiva. Entonces, en este caso particular, la ruptura entre las zonas fronterizas del territorio que habitan los muertos y los vivos se disuelve para hacerse preguntas por la memoria masculina que se ha articulado generación tras generación sin hacerse cargo de su responsabilidad en la pérdida de la madre. No es que ellos maten a sus madres físicamente, a ellos les duele la muerte de su madre, pero algo han hecho ellos para que este mundo funcione de tal manera que, analógicamente, lo podemos simbolizar con la enfermedad y la muerte de la madre. Aun así termina sobreviviendo esta cultura masculina que se siente sola y desarraigada porque los padres que antes fueron hijos y que perdieron a sus madres no llevaron el duelo, y el duelo sin la memoria necesaria, sin la articulación de los recuerdos para resolver el pasado, siguen acumulando frustración, entonces hay una relación estrecha entre esto y la disolución de límites.
NC: En la obra se nos presenta una historia familiar peculiar, la cual se ve marcada por la ausencia de las madres en la vida de los hombres de esta familia desde una temprana edad. A su vez, vemos cómo este hecho los marca y se vuelven distantes, ¿cómo cree que esta distancia/desconexión de los padres afecta la incesante búsqueda y el apego a la madre?
Los padres que tuvieron padres estrictos y autoritarios, se vuelven padres estrictos y autoritarios, y tienen hijos que al igual que sus padres, padecen tener padres estrictos y autoritarios. Y puede ocurrir que uno siga perpetuando el modelo o se revele. Creo que un punto de partida para revelarse a la perpetuación del modelo es precisamente preguntarse por el modelo. Primero reconocer su existencia y luego preguntarse por cómo funciona y qué puedo hacer para modificarlo, en el caso de que yo sea capaz de reconocer este patrón y también aquellos asuntos que no funcionan. La novela propone eso en estos padres que también no repiten el modelo de manera idéntica. En la novela hay un padre que es insoportable, sin embargo, el hijo que le teme a su padre es más bien introspectivo. Entonces, bajo esta lógica, son padres que dejan morir a la madre.
NC: La obra desarrolla la temática de la búsqueda de la identidad, ya que por momentos se explora desde la raíz la conexión con la madre, otras veces se busca por medio del entendimiento de las acciones. ¿Cómo cree que esta búsqueda identitaria afecta el desarrollo de la continuidad de la obra?
Las identidades están formadas en una masculinidad errática. Al dejar morir a la madre, al propiciarse una y otra vez la enfermedad de la madre, se articulan estas identidades erráticas en el sentido de que están masculinizadas, y se relacionan a estas lógicas sociales que la novela, sin hacer explícito el patriarcado, intenta construir como imagen. Los personajes están incompletos porque no tienen la posibilidad de articularse integralmente, y buscan sin encontrar. Hay personajes que realizan actividades complejas, rigurosas en algunos casos, incluso científicas y que por tanto tienen pretensiones de propiciar que podamos acceder a la verdad, a través de, por ejemplo, la biología y la antropología. Me parecía interesante que fueran esas dos disciplinas científicas y, por otro lado, dos actividades artísticas, las artes visuales y el teatro, las que estuvieran en juego, porque entre todos estos mapas lo que hacen estos personajes es terminar cartografiando mediante su nostalgia.