Por Catalina Joseph
Catalina Joseph es estudiante del Magíster en Literatura Latinoamericana de la Universidad Alberto Hurtado y está investigando el judaísmo en la obra de Clarice Lispector, quien «a diferencia de su hermana Elisa, que también era escritora e investigaba la cuestión judía en sus obras (…) aborda en su producciones la temática judaica de forma oblicua, es decir, a través de intertextualidades que, al contrario de lo que parece, demuestran un saber pleno de la cultura y religión que la antecede». Hoy quiso compartir con nosotros parte de su proceso de investigación, que está desbravando nuevos caminos de lectura sobre «Cerca del corazón salvaje», su ópera prima.
La migración judía es un fenómeno que ha persistido por varios siglos, afectando territorios y límites fronterizos. En el continente latinoamericano, esta comienza levemente a partir del período colonial y luego crece y decrece en períodos específicos. Uno de estos ciclos ocurre como consecuencia del apogeo de la revolución rusa, suceso que desató, de manera colateral, numerosos Pogromos en Europa del Este a comienzos del siglo XX.
A raíz de esta ola migratoria, varias familias judías cruzaron el atlántico, escapando del linchamiento y el exterminio. La familia de Clarice Lispector, formando parte de esta miríada en tránsito, arriba a Maceió, refugiándose en la casa de sus tíos. Luego de dos años de asentamiento en esta misma ciudad, la familia de Clarice deja de hospedarse en la casa de sus familiares y emigra a Recife para instalarse en su nuevo hogar.
Lispector vivió su infancia en el barrio de inmigrantes de Recife, estudió en la primera escuela hebraica de esta ciudad y creció con un padre que leía diariamente la Torá. Estos elementos permearon su vida, sin embargo, la autora brasileña permaneció al margen de la colonia judía, pareciendo incluso querer desligarse de sus antepasados judaicos.
A partir de lo anterior, me interesa señalar que Lispector, si bien pareciera no ser afectada mayormente por la historia heredada de sus antepasados, sus reflexiones literarias se encuentran empapadas de estas experiencias. Tal como otras obras de Clarice que han sido estudiadas mediante la óptica judaica[1], Cerca del corazón salvaje, novela sutilmente autobiográfica que aquí quisiera comentar, también está sujeta a esta perspectiva.
En Cerca del corazón salvaje se presentan de forma temprana algunos de los cuestionamientos que los autora sostuvo sobre ciertos dogmas judaicos hasta su muerte. Entre ellos, la noción de Dios de un judaísmo ortodoxo contrastada con la noción de Dios demostrada por Spinoza, filósofo que rompe con la teología tradicional. Análogamente y vinculada a la noción de Dios de Spinoza, se revela la visión de Libertad que contempla la teoría de los afectos, noción que se presenta de manera contínua en las primeras obras de Clarice y que considero imprescindible para entender la fuerza interna que pareciera poseer, a ratos, la protagonista Joana.
Como menciona la académica Berta Waldman en Clarice y Elisa Lispector: caminos divergentes, la autora judío brasileña, a diferencia de su hermana Elisa, que también era escritora e investigaba la cuestión judía en sus obras, Clarice aborda en su producciones la temática judaica de forma oblicua, es decir, a través de intertextualidades que, al contrario de lo que parece, demuestran un saber pleno de la cultura y religión que la antecede. Considero que la revisión exhaustiva de estos elementos judaicos en la producción de Lispector, enfatizando además su condición migratoria, es crucial si se busca comprender su obra con todos sus matices, particularmente, si se quiere profundizar en las aproximaciones que la autora hace a la noción de otredad.
La llegada de la comunidad judía al continente latinoamericano se inicia en el período de la colonia. Portugal, a mediados del siglo XV recibe abundante flujo de judíos en sus fronteras como consecuencia de la inquisición española. Pasados unos años, la corona exigió a los judíos que se asentaron en el territorio, la completa conversión a la religión católica y la prohibición de practicar el judaísmo. Este grupo judío se denominó “nuevos cristianos” mientras que los antiguos católicos pasaron a llamarse “antiguos cristianos”. Los judíos, que también emigraron a Brasil junto con los colonos portugueses, en su mayoría, siguieron a escondidas ejerciendo su fe y rituales religiosos.
Otra gran ola migratoria del pueblo judío a Brasil, ocurrió durante la invasión holandesa en Pernambuco entre 1630 y 1654. Este período, a raíz de la flexibilidad holandesa en términos de prácticas religiosas, apareció como un hiato de tolerancia religiosa en un continente marcado por la imposición del catolicismo. De este modo, en Brasil, poco a poco comienza a instalarse la población judía, fenómeno que convirtió a este país en uno de los dos países latinoamericanos con las colonias judías más grandes del continente.
La llegada de la familia Lispector a Maceió, ocurrió muchos años después y por motivos similares a los mencionados. Durante la época de la guerra civil ucraniana y el auge de la revolución rusa, aumentó críticamente el asedio contra los judíos, pueblo que no pertenecía a Rusia ni tampoco apoyaba la independencia ucraniana. Esto se manifestaba a través de los pogromos, donde saqueaban en masa los hogares judíos, violaban y linchaban a sus mujeres. Situada en este contexto histórico, la familia Lispector, desde Ucrania, inicia su diáspora a occidente. Es en este viaje que, Mania, la madre de Lispector, contrae Sífilis, enfermedad que acabó por dejarla paralítica y que agotó su vida rápidamente. Sobre esto, el biógrafo Benjamin Moser, aclara:
“Previo a su muerte, Clarice le confidenció a su amiga más íntima que su madre había sido violada por una banda de soldados rusos. De ellos, ella contrajo sífilis, que en las pavorosas condiciones de la guerra civil, quedó sin tratamiento. Si hubiera tenido acceso más rápido a un hospital, tal vez hubiera tenido alguna chance. Pero solo veinte años después, la penicilina, el tratamiento más eficaz, se iría a tornar de uso común. Con el tiempo, después de una década terrible de sufrimiento, Mania, la joven elegante, inteligente y de espíritu libre de los campos de Podolia, iría a yacer en un cementerio brasileño” (Moser 55).
La novela Cerca del corazón salvaje fue publicada en 1943. Ya en ese entonces, Clarice, se titulaba de abogada y trabajaba como periodista en la Agencia Nacional, espacio donde compartió con varios intelectuales, como sería el caso del escritor Lúcio Cardoso. En una carta dirigida a Lúcio Cardoso en el año 1941, Lispector alude a dos problemáticas que también son expuestas en su primera novela:
“Yo pretendía llorar en el viaje, porque siempre termino con nostalgia de mí misma. Pero felizmente soy un buen animal saludable y dormí muy bien, gracias. “Dios”[2] me llama a sí, cuando yo de él necesito. […] ¿Lucio, sabes?, Toda la efervescencia que causé solo me dio unas ganas enormes de probarme a mí y a los otros que soy + que una mujer. Yo sé que no me crees. Pero yo tampoco lo creía, juzgando lo que he hecho hasta ahora. Es que yo no soy sino un estado potencial, sintiendo que hay en mi agua fresca, pero sin descubrir dónde está su fuente”(Lispector 177).
Como se observa en la carta, Lispector, hace referencia tanto a la figura de Dios, que ella intencionalmente escribe entre comillas y la afirmación sobre su estado potencial, una fuerza interior, del cual desconoce la proveniencia. Estas reflexiones también son abordadas por los personajes de Cerca del corazón salvaje, y específicamente, por la protagonista Joana.
Esta novela, narra a través de un ir y venir, las vivencias de infancia y adultez de Joana. Al comienzo, su padre, reconoce la sensibilidad aguda de la protagonista, su actitud fuerte y seca, como características heredadas de su madre. Posteriormente, asimila la imagen de Joana a un huevo vivo, ¿Qué es un huevo vivo si no un tipo de potencia, algo que vendrá a ser o, tal vez, la misma agua fresca a la que se refiere Lispector en la carta dirigida a Cardoso?
La protagonista de Cerca del corazón salvaje presenta una vitalidad y un animalismo que no pasa desapercibido por el resto de los personajes de la historia. La tía, responsable de su tuición luego de la muerte del padre, después de convivir con Joana acaba por catalogarla de “víbora”. Este rótulo asociado al animal que en términos bíblicos abrió las puertas al pecado en el paraíso, es consecuencia de la indiferencia que muestra Joana a las normas morales y sociales, de las cuales incluso pareciera obtener placer al transgredir.
Ya siendo adulta, Joana consigue mantener parcialmente relaciones duraderas con otros personajes de la novela. Se nos devela Octavio, esposo de Joana y, luego, la amante de Octavio, Lidia. Hay que señalar que la figura de un triángulo amoroso que involucra a la protagonista, atraviesa toda la novela, siendo representado primero por el profesor, la mujer del profesor y Joana y, después, representado por el hombre, la mujer del hombre y Joana. De este modo, Joana es figurada como un obstáculo entre estas relaciones binarias, simbolizada como una rara o extranjera, esto intensificado aún más, por su calidad de huérfana errante. Dichas características podrían fácilmente extrapolarse a la luz de nuestro asunto, y ser comprendidas como expresión de la soledad y el abandono que sentía Clarice en tanto judía inmigrante en territorio brasileño.
El triángulo amoroso, que incluye a Octavio y Lidia, evidencia personajes que en primera instancia parecieran representar verdaderas alegorías: Joana caricaturizando la libertad, Octavio figurando la culpa y Lidia, el orden. Sin embargo, después de una lectura más minuciosa, el lector puede percibir que ningún personaje presenta características absolutas y que estos tres personajes proponen subjetividades altamente complejas.
Los personajes como señalé, expresan reiteradamente inclinaciones o roles en el texto, que permiten a la autora transmitir ciertas problemáticas. Una de estas es la noción de Dios determinada por el judaísmo ortodoxo y su contraste con la visión de Dios de Spinoza[3]. Para abordar esta reflexión, la novela desenvuelve la subjetividad de Octavio y su sentimiento de culpa, mediante el Salmo 129, salmo penitencial del Tanaj, denominado De profundis, citado reiteradamente en el libro.
La referencia bíblica de origen hebraico representa el deseo de alcanzar la absolución de los pecados del hombre a través del perdón de Dios: “Desde el abismo clamo a ti, Señor: ¡Señor, escucha mi voz! […] Porque junto al señor está su bondad, y la abundancia de sus liberaciones, y él liberará a Israel de todas sus culpas”. De esta manera, en Cerca del corazón salvaje, este rezo vendría a simbolizar el profundo sentimiento de culpa que opera sobre Octávio. Sentimiento que no le permite actuar con autonomía, manteniéndose prisionero a causa de la superstición materializada en miedo o “servidumbre voluntaria” (Ezcurdia 60).
Por esta fuerza externa que le impide actuar, Octavio se instaura mayormente como un sujeto pasivo a lo largo de la novela. Sin embargo, este personaje se siente intensamente atraído por la impulsividad e instinto de Joana. Ella no acepta pasivamente una serie de normas que la inclinan a ignorar su propia naturaleza. Esta atracción se ve mediada por las elucubraciones sobre la visión de Dios de Spinoza que Octavio escribe en su cuaderno.
En estas reflexiones, se contrasta la idea de Dios de Spinoza con la idea del «Dios humanizado de las religiones». Para Spinoza y su filosofía panteísta, Dios solo es primera causa de todo lo que potencialmente puede ser producido. Claudio Ulpiano, filósofo brasileño, apunta que para Spinoza, Dios no crea el universo, sino que lo produce. La diferencia entre ambos términos reside en que la segunda visión se desliga de la voluntad y conciencia del Dios creador. Así, para Spinoza, Dios no juzga ni castiga, Dios solo es causa y conocimiento infinito de todo lo que potencialmente puede ser producido.
La cuestión central que Spinoza desarrolló en la Ética, fue: cómo el ser humano puede llegar a ser libre. Para esto, elaboró una doctrina afectiva que presentaba dos atributos de“Dios” que reposan en una igualdad y que el ser humano es capaz de expresar: la extensión y el pensamiento, es decir, el cuerpo y el alma (mente). Como concluye Chantal Jaquet en su texto La unidad del cuerpo y de la mente: Afectos, acciones y pasiones en Spinoza, en la filosofía de Spinoza, la unión psicofísica de estos atributos no reposa en un paralelismo o simetría, sino que en una igualdad que nada tiene que ver con la uniformidad. El afecto se funda, por lo tanto, sobre una física del cuerpo humano concebido como un individuo complejo.
La narrativa muestra numerosos instantes profundamente afectivos, de exploración y de autoconocimiento de Joana, tanto a nivel del cuerpo como de su mente. Permitiéndole incluso, por breves instantes, crear y ultrapasar lo que existe o lo que Spinoza denomina Amor intelectual de Dios, concepto al que también hace referencia la novela. Un ejemplo de estos momentos afectivos es la escena en que Joana se ducha en el baño del internado: “la muchacha ríe mansamente de alegría de cuerpo” (Lispecto 68).
Comprendida dentro de las múltiples lecturas de la producción literaria de Clarice Lispector, Cerca del corazón salvaje, puede y debe ser leída desde una mirada judaica. Al igual que el resto de sus obras, su primera novela posee también elementos claramente ligados al universo judío. Particularmente, esta novela es importante, ya que releva cuestionamientos y disidencias sobre la religión judía que la propia autora mantuvo hasta el final de su vida. En una entrevista el año 1976, un año antes de su muerte, Clarice, comenta:
«Soy judía, lo sabes. Pero no creo en esa tontera de los judíos como pueblo elegido. De ningún modo. Los alemanes deben serlo porque ellos hicieron lo que hicieron. ¿Qué gran elección fue esa para los judíos? En fin, soy brasileña, punto final» (Vieira 207).
Esta mirada crítica sobre problemáticas judaicas, así como plantea Benjamin Moser, pueden ser originadas por las terroríficas experiencias que debió vivir su familia rumbo a Brasil o también, de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial que Lispector, como voluntaria, socorrió en Italia. En efecto, considero que la lectura judía de su obra desde un punto de vista afectivo, ya que Lispector se nutrió de algunas particularidades de la teoría spinocista en sus libros, es esclarecedora si se quiere aproximar a la cuestión migratoria y a la noción de otredad presente en su producción literaria.
Lispector rescata la crítica extensa planteada por Spinoza a la religión judío-cristiana y la materializa en esta novela, haciendo que los personajes representen de alguna manera las tensiones de las que habla el filósofo judío excomulgado. De este modo, al final de la novela cuando Joana está próxima a morir, confusa, se siente tentada a creer en el Dios humanizado de las religiones y evoca la oración del Salmo 129 múltiples veces. Sin embargo, y es este el mensaje que pareciera transmitirnos Lispector, su protagonista reconsidera esta idea y la abandona.
Referencias bibliográficas
Lispector, Clarice. Perto do Coração Selvagem. Rio de Janeiro: Editora Nova Fronteira, 1980.
Ezcurdia, José. «Amor como caridad y hombre libre que está más allá del bien y del mal: apuntes problemáticos en torno a las doctrinas de Spinoza y Nietzsche.» Conatus(2011): 57-74.
Gonçalves, Edvaldo Sapia y Jose Carlos Gimenez. «A mesa do marrano: identidade e memória judaica no Brasil colonial.» Revista brasileira de história das religiões(2009): 11-48.
Glasman, Jane Bichmacher de. «O início da literatura judaica nas Américas.» Arquivo Maaravi: Revista digital de estudos judaicos(2011).
Moser, Benjamin. Clarice,. São Paulo: Cosac Naify, 2015.
Lispector, Clarice. Correspondências: organização Teresa Montero. Rocco, s.f.
La biblia. Editorial Verbo Divino, 1995.
Jaquet, Chantal. A unidade do corpo e da mente: afetos, ações e paixões em Espinosa.São Paulo: Autêntica Editora, 2011.
Campo, Juan Pedro García del. Spinoza Esencial: Nadie hasta ahora, ha determinado lo que puede un cuerpo. Editorial Montesinos, 2012.
Vieira, Nelson H. «A expressão judaica na obra de Clarice Lispector.» Remate de Males(1989): 207-209.
[1]Para esto, véase entre otros estudios, “A expressão judaica na obra de Clarice Lispector” de Nelson H. Vieira de 1988 o “Por linhas tortas: o judaísmo en Clarice Lispector” de Berta Waldman de 2011.
[3]Spinoza (1632-1677) fue un filósofo nacido en Holanda de origen judío y de familia española/portuguesa. La mala recepción por parte de sus coetáneos judíos a su filosofía, lo llevó a ser excomulgado, debiendo vivir el resto de su vida exiliado y apartado de la colonia judía holandesa. Actualmente, es reconocido como un filósofo ateo.