La revista Pensar y poetizar publicada por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, no estaba dentro de mis conocimientos, pero al leer el número 11 quedé completamente interesada. Una revista que en sus cerca de doscientas páginas aborda una gran cantidad de contenidos ordenados en tres áreas: ensayo, poesía y reseñas.
En este número, la sección de poesía se caracteriza por traducciones de poemas desde el inglés, portugués y lenguas indígenas al español. Del inglés se presentan poemas de Charles Bernstein, traducidos por Enrique Winter; versos de Lawrence Durell traducidos por Neil Davidson y composiciones de Wallace Stevens traducidas por Andrés Claro. Del portugués, Enrique Morales traduce una selección de André Romão. También hay una traducción indirecta que hace Virgilio Rodríguez de Nezahualcóyotl y, para cerrar esta sección de la revista, Eugenio Dittborn propone una traducción visual de un poema quechua llevado al español por José María Arguedas.
El apartado de reseñas da a conocer el trabajo de ocho autores, que se enfocan principalmente en libros de entrevistas, artes y teoría. Dentro de este grupo me interesa destacar la primera reseña, la cual se refiere al libro póstumo El poeta anónimo de Juan Luis Martínez, un autor que “deja desamparado al lector con sus libros compuestos como maquinarias sutiles” y que propone un juego fascinante a partir de la tensión entre significantes y significados. Lo más atrayente acerca de este poeta, es que sus publicaciones póstumas superaron en número a las realizadas en vida, lo cual me parece interesante de estudiar.
Los ensayos, sin duda, fueron los que me cautivaron en esta ocasión. La presencia de un tema como la música, manifestada en distintos géneros, me atrapó desde un comienzo. En esta sección de la revista se presentan tres ensayos: “La flor del fango” de Ronald Kay, “El bolero: seducción y clave” de Waldo Rojas y “Fugaz felicidad: el tiempo de la bossa nova” de Fernando Pérez. El primero de estos, nos entrega pequeños atisbos del mundo del tango, destacando en él la pasión por los bajos fondos, de los cuales es originario este género. El segundo, nos muestra cómo el romanticismo se instala en Latinoamérica gracias al bolero. Y en el tercero, se muestra el universo que envuelve a la bossa nova, un género apenas conocido para mí, pero que me despertó un gran interés.
La música ha sido siempre una de mis pasiones, conocer las infinitas posibilidades en las que se hace presente, es algo que me llama inmensamente la atención. Pero escuchar no es suficiente, pues el baile es algo que me llena y me hace pensar. Cada vez que aprendo a bailar un nuevo ritmo pienso en sus raíces, sus letras, su música. En estos ensayos me llamó la atención que la danza apareciera, pero por medio de breves pinceladas. Escribir sobre las letras, la historia y la melodía por separado, me parece curioso; pues se podría hablar de estas en conjunto, si se habla del baile. Cada ritmo genera un movimiento corporal, cada letra evoca una emoción que es interpretada; esto es lo que conforma a la danza. Pueden ser muchas personas distintas las que bailen, pero siempre es posible ver en un baile las raíces de un género musical.
En el ensayo “La flor del fango”, Kay pone gran énfasis en el origen del tango y a “la proveniencia prostibular le da certeza sexual que ritualiza y exhibe”; temas que se muestran no sólo en las letras, las cuales son muy pasionales, sino también en la música. Los cortes musicales propios del tango, que se hacen visibles al ver bailar a una pareja, nos muestran una parte de la historia; ya que estos movimientos se deben a que los cuchilleros que se enfrentaban con esta música, debían hacer movimientos de este tipo para esquivar los ataques. La sexualidad y la pasión a la que se refiere el autor, sin duda, se refleja en las letras, pero aún más en la danza. El tango es un baile que seduce, que conquista, por tanto, se requiere una cercanía en la pareja para mayor complicidad.
En el trabajo de Waldo Rojas con respecto al bolero se destacan principalmente las letras y las temáticas que estas tratan, además de la evolución que tuvieron en el tiempo. Se propone la idea de una “poética del bolero”, tópicos y léxico característicos de este género musical. Para el autor resulta sumamente importante el contenido de las canciones, debido a que este genera la complicidad con quien escucha, lo que va a permitir que este último se sienta identificado con la historia que narra el bolero Pero también abarca el tema del baile, definiéndolo como “un trance de la seducción”. Lo que representa el bolero es el enamoramiento, la fusión de una pareja; algo que se observa en la danza, ya que los cuerpos se enlazan en un vaivén que da cuenta de una caricia, es por esto que el espacio físico entre los bailarines es tan estrecho, porque se muestra intimidad; a diferencia del tango que es más tenso y teatral, el bolero se caracteriza por ser más sutil y tierno. El tercer ensayo “Fugaz felicidad: el tiempo de la bossa nova” tiene como eje principal destacar la historia y composición musical de este género brasileño: establecer su origen entre tensiones sociales, como reacción frente a la samba, y mencionar a sus principales exponentes. Para esto el autor enfatiza la composición musical, estableciendo la complejidad de esta debido a la tensión rítmica que posee y su ritmo sincopado e irregular. También se trata el tema de la letra, dejando claro que ésta “se esfuerza por imitar las tensiones y reposos de la música”, es decir, se encuentra a disposición de la música, por lo que pierde muchas veces su función comunicativa. Dentro de este ensayo se afirma que la bossa nova no se baila, sino que la danza estaría incluida en la escucha; pero este ritmo invita a mecerse, genera un balanceo, un movimiento ondulante. Para mí esto es suficiente para afirmar que es posible bailarla, es más complejo, pues debe existir una compenetración mayor con la pareja, es decir, deben hacerse uno en la danza.
Que el baile sea algo que se vea de forma tan superficial en un trabajo, me llama atención, considerando que es de música de lo que se habla. Las vibraciones y ritmos emitidos por los distintos géneros musicales-en especial los latinos- invitan a manifestarse a partir de lo corporal. El cuerpo es capaz de contar la misma historia que narran las letras. Es capaz de mostrar lo rítmico, marcando los tiempos, los cortes y los silencios. Y sin dudas, es capaz de mostrarnos el origen de cualquier género musical.
La revista a primera vista parece ser muy dispersa, debido a su gran cantidad de contenido y secciones, pero existe algo que unifica todo. El pensamiento y la poesía se unen en este número, a partir del cuerpo. El cuerpo que es capaz de expresarse como un poema en la danza y, la danza, que encierra una cantidad inimaginable de conocimientos, los cuales se escriben desde los movimientos hasta los sentimientos interpretados en un baile. Para mí lo que hace Pensar y Poetizar es demostrar que hay muchas formas de poetizar lo que se piensa.
Francisco
23 julio, 2014 @ 23:09
Que excelente Análisis de 2 de mis pasiones, el Tango y el Bolero!!!
Felicitaciones!!