“Me pongo una bufanda de capital privado sobre mi ropa de capital privado, / abrocho mi abrigo cortesía del capital privado, / que desea testear el pH de mi sudor / y medir mi sistema inmunológico. Te confieso: / sé que esta noche cuando llegue a casa, el capital privado estará / reclinándose en el sofá, esperándome. El capital privado quiere / su propio striptease privado”. Estos son versos de la poeta norteamericana Rachel Galvin, traducidos por el escritor, editor y traductor, Galo Ghigliotto, y presentados a continuación por Thomas Roth, investigador, académico y también traductor.
Rachel Galvin es un nombre que empieza a sonar cada vez más en el panorama de la poesía estadounidense contemporánea. Su último libro de poesía, Uterotopia, acaba de publicarse en enero de 2023, y conecta lo íntimo con lo nacional, a través de un impulso lírico que no abandona la ironía, como una treta del débil. Lo que muestra ahí es “una distopía para mujeres”, como describe una reseña del tercer volumen de la poeta, con perspicaces reflexiones sobre las tensiones entre morir y dar a luz, los derechos reproductivos, las madres migrantes, entre otros temas.[1] Si bien esta poesía se sitúa en el contexto estadounidense, el imaginario de Galvin se alimenta de un universo multilingüe y pluricultural, desde el ojo flaneurista de Raymond Queneau, un autor que ha traducido, hasta el olor a pan quemado en el horno de César Vallejo, poeta que ha trabajado en su obra crítica y que aparece con frecuencia como interlocutor en sus poemas.
Como traductora, Galvin ha entablado un vínculo más cercano con América Latina, enfocada en autores vanguardistas y contemporáneos. Es co-traductora de Decals: Complete Early Poetry of Oliverio Girondo, finalista del Premio Nacional de Traducción en EE.UU., y recientemente publicó la plaqueta Cowboy & Other Poems del escritor mexicano Alejandro Albarrán Polanco. Es también cofundadora de Outranspo, un colectivo internacional de traducción creativa y su traducción de Queneau, Hitting the Streets, ganó el premio Scott Moncrieff. Nos hace sentido, pues, que su trabajo poético ahora esté empezando a circular en castellano.
Lo que se presenta a continuación es una selección bilingüe de tres poemas del libro Elevated Threat Level (2018), finalista de la Serie Nacional de Poesía en EE.UU. Son poemas rítmicos, con imágenes que se multiplican como cadenas o ladrillos, una sobre otra, edificando piezas que, junto con el deseo de gozar el lenguaje, demuestran ciertas relaciones de poder económico y genérico. Las versiones de Galo Ghigliotto, poeta y editor chileno, ofrecen una entrada al universo poético de Galvin y un intento de traficar una crítica y el humor idiosincrático de una lengua a otra.
Thomas Rothe
Camo
Un verbo bien podría ocultar un sustantivo.
Un sustantivo podría ocultar a un escarabajo violinista australiano.
Un escarabajo podría ocultar a un agnóstico.
Un agnóstico podría ocultar pastel del pastor.
Un pastor podría ocultar a tu suegra.
Tu suegra podría ocultar una lata de rodajas de piña.
O podría no ocultarlas en absoluto.
Una lata de rodajas de piña bien podría ocultar el azul de su ojo antes que.
El azul de su ojo podría ocultar una estufa de hierro fundido marca All-Nighter.
Una estufa podría ocultar las emisiones de siete microbuses.
Siete microbuses podrían ocultar una estera de bambú.
Una estera de bambú podría ocultar un malapropismo.
Un malapropismo bien podría ocultar una enmienda inteligente.
Una enmienda podría ocultar una tristeza permanente.
O podría no ocultarla en absoluto.
Una tristeza permanente podría ocultar una noria que gira lentamente.
Una noria podría ocultar una chispa de agitación.
Una chispa de agitación bien podría ocultar una libido acechante.
O podría no ocultarla en lo absoluto.
Una chispa de agitación también podría ocultar una boca.
El arrepentimiento podría ocultar el brillo ahumado del roble.
El brillo del roble podría ocultar a un monje mientras busca agua.
Un monje podría ocultar el placer de comer, lentamente, cada parte de una naranja.
El placer de comer naranjas podría ocultar las uniones de los alambres en una malla.
Una malla de alambre podría ocultar la sintaxis.
La sintaxis bien podría ocultar la retórica.
La retórica podría ocultar ideología.
La ideología podría ocultar un apetito por objetos resplandecientes.
O podría no ocultarlo en absoluto.
Los objetos brillantes podrían ocultar una lujuria por la esposa de otro.
La lujuria por la esposa de alguien podría ocultar a un escarabajo violinista australiano. O no en absoluto.
Camo
A verb may well conceal a noun.
A noun may conceal a fiddler beetle.
A beetle may conceal an agnostic.
An agnostic may conceal a shepherd’s pie.
A shepherd may conceal your mother-in-law.
Your mother-in-law may conceal a can of pineapple rings.
Or she might not conceal them at all.
A can of pineapple rings may well conceal the blue of his eye before he.
The blue of his eye may well conceal a cast-iron All Nighter wood stove.
A stove may conceal the emissions of seven city buses.
Seven city buses may conceal a bamboo mat.
A mat made of bamboo may conceal a malapropism.
A malaprop may well conceal one clever emendation.
One emendation may conceal an abiding sadness.
Or it might not conceal it at all.
An abiding sadness may conceal a slow-turning Ferris wheel.
A Ferris wheel may conceal a spark of agitation.
A spark of agitation may well conceal a prowling libido.
Or it might not conceal it at all.
A spark of agitation may also conceal a mouth.
Regret may conceal the smoky sheen of oak.
The sheen of oak may conceal a monk as he fetches water.
A monk may conceal the pleasure of eating each section of an orange, slowly.
The pleasure of orange-eating may conceal the links in a chain fence.
A chain-link fence may well conceal syntax.
Syntax may well conceal rhetoric.
Rhetoric may conceal ideology.
Ideology may conceal a hunger for bright objects.
Or it might not conceal it at all.
Bright objects may well conceal a lust for someone else’s wife.
A lust for someone else’s wife may conceal a fiddler beetle. Or not at all.
Mi vida con capital privado
Me levanto y tropiezo hacia el baño,
arranco algunas hojas de papel higiénico producidas por una empresa de capital privado.
Vierto un vaso de agua provista por capital privado.
El capital privado quiere saber a quién veré hoy, dónde iré y cuándo.
Salto a la ducha, cierro la cortina rayada de capital privado.
El capital privado fabrica cada minuto de mi reloj: noto que
es hora de pagar mi hipoteca a una empresa de capital privado
que solía ser llamada saqueador corporativo,
recuerda los ochenta, cuando las corporaciones usaban pastillas venenosas
y paracaídas dorados para evitar apretones de manos dorados,
cuando Gordon Gekko dijo “La codicia,
a falta de una mejor palabra, es buena“.
Detrás de mis lóbulos rocío un poco de Eau de Capital Privado.
Aplico mi rímel de capital privado mientras el capital privado
mantiene mi ojo privado en el espejo y trago
mis medicamentos matutinos de capital privado, me sueno en el blando pañuelo desechable de capital
privado, que registra mis secreciones, a falta de una mejor palabra.
El capital privado grafica mis bioestatos, quiere conocer
mi temperatura corporal. El Capital Privado rastrea cuando voy a menstruar.
Me pongo una bufanda de capital privado sobre mi ropa de capital privado,
abrocho mi abrigo cortesía del capital privado,
que desea testear el pH de mi sudor
y medir mi sistema inmunológico. Te confieso:
sé que esta noche cuando llegue a casa, el capital privado
estará reclinándose en el sofá, esperándome. El capital privado quiere
su propio striptease privado, el capital privado quiere que me saque la polera,
me va a pedir que lo acaricie, que le pegue, que lo pellizque,
el capital privado está listo para cualquier cosa, el capital privado quiere meterse,
se ha vuelto bien codicioso, me enseña a ser voraz
así como le gusta, y ahora el capital privado quiere que le diga que es sexy,
es un negocio sexy sexy, capital sexy, sexy y se ha metido en lo mío,
mi privacidad, es piratería, quiere que le diga, sólo dilo, y me quiere.
My Life with Private Equity
I wake up and stumble into the bathroom,
tear off some toilet paper produced by a private equity firm.
I pour a fresh glass of water provided by private equity.
Private equity wants to know whom I’ll see today, where I’ll go and when.
I jump in the shower, closing the striped curtain of private equity.
Private equity fabricates each minute on my clock. I realize
it’s time to pay my mortgage to a private equity firm
that used to be called a corporate raider:
remember the 1980s, when corporations used poison pills
and golden parachutes to avoid golden handshakes,
back when Gordon Gekko said “Greed,
for lack of a better word, is good.”
Behind my earlobes I spritz a little Eau de Private Equity.
I apply my private equity eye makeup while private equity
keeps a private eye on me in the mirror and I swallow
my morning private equity drugs, blow my nose into the soft tissue
of private equity, which records my secretions, for lack of a better word.
Private equity is charting my biostats, it wants to know
my waking temperature. Private equity is tracking when I’ll menstruate.
I throw on a private equity scarf over my private equity clothing,
zip up my coat courtesy of private equity,
which wishes to test the PH balance of my sweat
and measure my immune system. I confess to you:
I know that tonight when I get home, private equity will
be lounging on the couch, waiting up for me. Private equity wants
its own private dancer, private equity wants me to take my top off,
it’s going to ask me to caress it, stroke it, pinch it,
private equity is ready for anything, private equity wants in,
it’s gotten good and greedy, it’s taught me to be voracious
just the way it likes, and now private equity wants me to say it’s sexy,
it’s sexy sexy business, sexy equity, sexy and all up in my private business,
my privacy, it’s piracy, it wants me to say it, just say it, and it wants me.
Piano, Piano
Jennifer Allora y Guillermo Calzadilla,
“Detener, reparar, preparar”, Nueva York, 2011
Un piano viaja hacia adelante
y hacia atrás, viaja
a través de pistas saladas en el atrio
clavado a diez horizontes,
como casi dijo Vallejo.
El pianista surgió de una apertura
en el piano viajero
inclinado como si bailara tango,
enfrentando el 36 y 52 al revés
y arrastrando su peso,
tapa, marco,
pasador,
como si fuese una cola de lagarto
como si se fuese un conjunto de piernas reventadas
por una mina antipersonal.
Oda a la alegría impelida
por sí misma adelante y atrás
autoimpelida a lo largo de pistas saladas
dentro de un atrio.
(Qué clase de música
podrías perforar,
preguntó un artista,
quien llamó a la performance
“Parar, reparar, preparar”)
Un cifrado con dos
octavas operativas.
Octavas operativas
Octavas. Dentro de un atrio.
En simpática armonía.
El pianista ataca se retira
se rinde sobre el teclado
ya que el ojo es un martillo
y el alma es un piano
con sus muchas cuerdas
como Klee comentó en algún lado
justo arriba del bullicio.
Me gustaría llamar tu atención
hacia un verso sobre la sustentación
y la amortiguación
pero la poesía
no es para mí
y ¿a quién, Vallejo,
estás mirando de reojo?
Piano, Piano
Jennifer Allora and Guillermo Calzadilla,
“Stop, Repair, Prepare” New York, 2011
A piano traveled forwards
and backwards, traveled
along salted tracks inside the atrium
nailed to ten horizons,
as Vallejo pretty much said.
The pianist emerged from an aperture
in the traveling piano,
inclined as if dancing tango,
facing the 36 and 52 backwards
and dragging his burden,
lid, frame,
hitch pin,
as if it were an alligator’s tail
as if it were a set of legs exploded
by an anti-personnel mine.
Ode to Joy propelled
itself forwards and backwards
propelled itself along salted tracks
inside an atrium.
(What kind of music
can you put a hole through,
asked one artist,
who called the performance
Stop, Repair, Prepare.)
A cipher with two
operative octaves.
Operative octaves.
Octaves. Inside an atrium.
In sympathetic harmony.
The pianist attacks retreats
surrenders over the keyboard
since the eye is a hammer
and the soul is a piano
with its many strings
as Klee remarked somewhere
just upstairs from the ruckus.
I’d like to bring your attention
to a line about sustaining
and dampening
but poetry
is not for me
and who, Vallejo,
are you squinting at?
Nota de la editora: es probable que estos poemas no puedan visualizarse bien desde tablets o celulares, y que el corte de los versos sufra modificaciones en esas plataformas; por eso recomendamos leerlos desde el computador y a pantalla completa.
[1] https://lit.newcity.com/2023/01/26/a-womans-dystopia-a-review-of-rachel-galvins-uterotopia/