“Paz Errázuriz no solo entrama un relato que atraviesa diferentes épocas, experiencias y miradas, sino que utiliza la fotografía como puente entre territorios y comunidades, aportando en esta ocasión a la memoria colectiva de Recoleta a través de las voces de sus propios habitantes. De esta manera, el destacable trabajo de la fotógrafa no solo se observa en su obra sino también en el proceso mismo”, nos dice Catalina Vega, licenciada en Teoría e Historia del Arte (UAH), con una tesis sobre el fotolibro «La manzana de Adán» de Paz Errázuriz y Claudia Donoso.
Caminando desde el metro Cerro Blanco por las calles del barrio Recoleta se encuentra la Galería 420, una casa antigua que abrió sus puertas el año 2020, y que se ha transformado en un espacio de residencia para artistas que se vincula con lxs habitantes del territorio. En esta oportunidad, la Galería exhibe un nuevo proyecto, Fotografía Comunitaria, de la fotógrafa chilena Paz Errázuriz, que fue realizado en colaboración con vecinxs de la Villa San Cristóbal.
En un primer momento, el espacio está compuesto por 6 fotografías de Errázuriz seleccionadas de diferentes series: El combate contra el ángel (1987), De a dos (1988), Nómades del mar (1994- 96), Ropa americana (2018), además de la fotografía de una familia que aún no forma parte de ninguna serie propiamente tal. Cada uno de estos proyectos fue realizado en diferentes períodos, durante los cuales la fotógrafa desarrolló un profundo compromiso con las personas e historias retratadas, entablando vínculos que es posible apreciar en la manera en que Errázuriz lxs mira y escucha. A diferencia de otras oportunidades, las imágenes que forman parte de la muestra fueron presentadas en un nuevo formato, impresas sobre tela con el apoyo de Textil Cassis, y suspendidas como lienzos desde el techo. Esta decisión de montaje se enlaza armoniosamente con la arquitectura de la Galería, cuya estructura abierta que divide sutilmente los espacios permite que las obras dialoguen entre sí a pesar de encontrarse en diferentes ambientes.
Ahora bien, como parte del proyecto Fotografía Comunitaria, entre septiembre y octubre se llevó a cabo una serie de talleres de fotografía organizados en conjunto con las Fundaciones Mustaki y Antenna, dirigidos especialmente a residentes del barrio. De esta manera, con la guía de Errázuriz y su asistente en este proyecto, Diego Argote, cada participante tuvo la tarea de recorrer diversos espacios del barrio, caminando por lugares cotidianos y poco frecuentados, mientras ejercitaban la observación y el diálogo consciente con el entorno y consigo mismxs, a través del lente. Así, en cada una de estas instancias, exploraron diferentes emociones, cuerpos y ambientes, creando una suerte de biografía e identidad propia que quedó retenida en las fotografías que capturaron con sus respectivos celulares. Asimismo, experimentaron con el retrato y con fotografías familiares, indagando en la noción de familia, una palabra que resuena de manera diferente en cada persona según sus vivencias y contextos, y que en ocasiones resulta difícil de materializar en imágenes.
Como resultado de este exhaustivo trabajo y este diálogo reflexivo entre lxs participantes y Paz Errázuriz, las paredes de la Galería, que antes permanecían blancas, comienzan a ser habitadas por las fotografías que emergieron, aportando una nueva capa de experiencia a este proyecto comunitario. De este modo, es posible apreciar un diálogo visual entre las fotografías realizadas en los talleres, con las de Errázuriz. Un ejemplo de ello ocurre con Boxeador 1 de la serie El combate contra el ángel, que se encuentra junto a diez fotografías a color tomadas por lxs participantesdonde podemos ver una recreación de la pose, mirada y gesto del sujeto retratado inicialmente, como ejercicio fotográfico. También de esta serie es el destacado boxeador David Ellis, quien falleció en 1991 tras una pelea de boxeo, por lo que que el retrato capturado por Errázuriz es una de las pocas fotografías que preservan su memoria, tomada en un espacio y ambiente al que no fue fácil acceder siendo mujer.
En el caso del retrato familiar registrado por Errázuriz, que se despliega a un costado de la ventana de la Galería, se produce un diálogo con las fotografías que lxs participantes seleccionaron de sus vivencias al explorar la noción de familia. Estos ejercicios visuales también se transformaron en escritos personales sobre sus relaciones, emociones y pensamientos, que fueron dispuestos en una mesa para su exhibición, proporcionando un nuevo componente al proyecto, desde el proceso creativo y la experimentación.
Un último, aunque no por ello menos importante, punto en el que me detendré concierne a la obra ubicada al fondo de la Galería perteneciente a la serie Nómades del mar, que captura el paisaje y entorno natural donde residían las comunidades onas, yaganes y alacalufes del extremo sur de Chile. En un gesto experimental que busca explorar nuevas posibilidades de impresión de la fotografía, una de ellas se realiza sobre encaje, soporte donde la tinta y textura realzan el efecto de difuminación natural del paisaje, enriqueciendo la obra. Ahora bien, el diálogo con el territorio que hay en estas fotografías, se refleja también en las imágenes capturadas por lxs participantes en distintos sectores del barrio y el Cementerio General, donde se enfatizan las particularidades de la mirada sobre un mismo espacio, y los lugares explorados a lo largo del proyecto.
Paz Errázuriz no solo entrama un relato que atraviesa diferentes épocas, experiencias y miradas, sino que utiliza la fotografía como puente entre territorios y comunidades, aportando en esta ocasión a la memoria colectiva de Recoleta a través de las voces de sus propios habitantes. De esta manera, el destacable trabajo de la fotógrafa no solo se observa en su obra sino también en el proceso mismo. La artista se preocupa por trabajar de manera directa con las personas implicadas, como sabemos que ocurrió con cada unx de lxs personas en sus series fotográficas y en los talleres impartidos. Hay en su obra, ciertamente, un compromiso y una sensibilidad orientada a generar vínculos que son materializados a través del lente; una mirada que nos inspira a aprender de ella y nos demuestra cómo la fotografía puede convertirse en un espacio de encuentro y colaboración.