Banda Sonora de Andrés Anwandter
Libros La Calabaza del Diablo, Santiago, 2006
Si para el autor de Banda Sonora, Andrés Anwandter, “la poesía es un tipo de comunicación defectuosa”, enfrentarnos a esta música de acompañamiento, implica saber que nos acercamos a una forma de comunicación otra. La banda sonora cinematográfica suele ser (mal) entendida como un sonido entrecortado o música que acompaña la imagen en movimiento de una película. De esta misma forma, este libro se asocia a ciertos recorridos mentales y físicos, visuales y auditivos de la ciudad y los medios de comunicación.
rayas
de tiza
fugaz
un esbozo
del día
que asoma
detrás de
los cerros (8).
Esta banda/poemario/compendio está compuesta de versos cortísimos de menos de ocho sílabas que se siguen en las páginas sin ninguna puntuación y al leerlos parecieran ser voces entrecortadas que más podrían parecerse (como le dijera un lector al autor) a los créditos del final de que hay que leer apurados en el cine mientras la gente se levanta de sus asientos. Y tanto las imágenes como la disposición del poema en la página contribuyen a crear un ritmo casi constante y frenético de lectura que dejan sin aliento al lector sin aliento.
La lectura, además, da esa sensación de un cuidadoso reciclaje y montaje de fragmentos, basura mediática, ruidos y residuos (palabra que aparecerá repetidas veces a lo largo del texto) de la conciencia y la memoria. Este recorrido, está entonces plagado de imágenes y retazos mínimos de espacios urbanos y mentales, sonidos y olores, subjetivos y colectivos.
Respecto a la memoria y sus residuos Banda Sonora afirma:
el
patio
trasero
del ojo
termina
repleto
de trastos
que ves
en la tele
visión
la bodega
del cráneo
conserva
recuerdos
en frascos
de vidrio
que a veces
la escoba
destroza al
barrer
se escurren
por entre
las tablas
al suelo
minucias
que atroces
criaturas
codician (23-24).
Así, Banda Sonora un poema de largo aliento, aunque fragmentario, que intenta recopilar todas esas imágenes que pueblan a diario la mente de quien deambula, oye, mira, dibuja y toca, todos contribuyendo a formar una memoria en la que:
que el banco
subsidia
la mala
memoria
a puñados
de pasas
construye
su propio
penal
con un trozo de pizza
recién
calentado (43).
La memoria aparece entonces, a ratos en estas páginas pobladas de silencios, así como la noche abre y cierra el libro, esos pedazos de recuerdos, de alguna manera también lo llenan y nosotros lectores lo hacemos también y sabemos de qué se habla cuando se dice:
roedores
merodean
la memoria
reunida
en el sótano
bajo
las tablas
crepitan
y orquestan
monótona
mente (49).
Nelly Richard observa en Residuos y metáforas que la literatura y el arte postdictatorial: “recogen el desafío de convertir lo desunificado, lo inconexo y lo vagabundo de los restos en una “poética de la memoria””(79). En el caso de Banda Sonora, esta poética se estructura como una suma de restos y rastros más bien personales y azarosos que no intentan unificar ningún discurso ni tampoco erigir uno en torno a la memoria o una poética en torno a ella. Así, como sostiene Richard, este libro también implica una “desnarración de la memoria”:
se pudren
cachorros
en bolsas
de nylon
que brillan
por toda
la calle (16-17).
A pesar de parecer éste un libro que explora en la escritura de lo visual, con evidentes guiños a una estética objetivista, la cual en autores representativos tales como William Carlos Williams o Louis Zukofsky, se caracteriza por mostrar imágenes limpias transparentes, observadas desde cierta distancia y prácticamente despojadas de un tono personalista o más sentimental. Varios autores de los noventa han demostrado un importante interés en la lectura y traducción de la poesía objetivista norteamericana, la cual según Anwandter: “ofrece modelos de escrituras que abordan la política de manera oblicua…(2)”.
Andrés Anwandter en una entrevista en Las Últimas Noticias, expone su proceso de creación y el modo en que se estructuran estos restos que componen su poética. Para él la escritura de este libro, no responde a una escritura automática, sino que en su estructura intenta mostrar el funcionamiento del sueño:
cortando y pegando del modo más inesperado los restos de la experiencia diurna. Entiendo que Fredric Jameson apunta a algo similar cuando habla de un «surrealismo sin inconsciente», a propósito de los procedimientos del video-arte. Yo lo llamo «reciclaje», porque pienso que de la experiencia diaria contemporánea nos van quedando puros residuos, basura visual y auditiva que no se descompone fácilmente.
Basura visual y auditiva es lo que queda dando vueltas al terminar de leer este libro, que se puede abrir en cualquier página y saltan a la vista o se oyen estos restos de los que se componen los días, los recuerdos y las lecturas.
Para concluir, podemos volver a la lectura de un texto anterior de Anwandter, un poema como “Si escarbas en lo escrito encuentras huesos” (Especies intencionales, 2000) en donde se vislumbra este intento de la construcción de una memoria o una pregunta más bien por ella misma:
pero el suelo de la historia es pavimento
la vereda que transito al elegir cada vez
un oficio que alcance -veloz- el futuro
molicie del insomnio nacional.
—————————— Olvida
el cerebro de Chile en barbecho me dicen
los inmensos vertederos que el encuadre
de los hechos excluye:
——————————— fascinado
por las bodas de un ídolo del teatro
la ubicación para el nuevo zoológico
el turbio negocio de las sanitarias.
De esta manera y luego de leer este texto podemos afirmar que la poética de Andrés Anwandter es para leerla entonces desde ese lugar, esa mirada y ese andar por la historia/pavimento/vereda, descrita como un cerebro en barbecho, en donde el autor opta por fijarse en: “los inmensos vertederos que el encuadre/ de los hechos excluye”.
David Bustos, “La poesía es un tipo de comunicación defectuosa”. Entrevista a Andrés Anwandter, publicada en www.lanzallamas.com. 14 de Febrero de 2007.
En la poética incluida en la antología editada por Franciso Véjar, Antología de la poesía joven chilena: poesía de fin de siglo. Santiago: Editorial Universitaria, 1999.
Alfonso Cortínez T.: “Poeta se echa el pollo con los ojos cerrados”. Entrevista a Andrés Anwandter en Las Últimas Noticias, 24 de Noviembre de 2006.