En 1976, Jorge Millas (1917-1982), connotado académico chileno, publica en El Mercurio un artículo sobre la institución académica en donde celebra el fin del proceso de la Reforma Universitaria pero también se queja de las nuevas imposiciones dictatoriales[1]. Millas propone una autonomía académica independiente de toda política que no sea el saber. Sin embargo, la autonomía académica desde la que habla es abstracta, una universidad sin mediación de los conflictos sociales, políticos y económicos del país. Tomando esto como antecedente, Descampado (2012), la recopilación de ensayos de Raúl Rodríguez Freire y Andrés Maximiliano Tello, entrega una crítica radicalmente distinta sobre la actualidad universitaria. Situados en la movilizaciones estudiantiles de 2011, los textos presentan diversas críticas en torno a la economía y la política que administra (a) la universidad. La clave crítica de la recopilación es sumergirse en la realidad social para hablar de la academia desde ahí, en el descampado de la cruda realidad, y no desde la autonomía a priori de Millas.
El texto se propone, en el prólogo de ambos editores, como una propuesta de herramientas críticas que sirvan en la contienda por la educación pública, para lo cual historizan el devenir de la universidad chilena, señalando cómo la búsqueda de independencia frente al Estado permitió la intromisión plena del mercado, quedando la academia sitiada entre el Estado y el mercado. De este modo, los siete ensayos del libro discuten, desde distintas perspectivas, los problemas que aquejan a la educación universitaria en el siglo XXI. En el ensayo de Bill Readings se explica cómo la noción de excelencia es utilizada como mero recurso retórico al que apelan las universidades para encubrir los mecanismos burocrático-empresariales con que se administra, mientras que en el texto de Alejandra Castillo, simétricamente, se critica la democracia elitista chilena, en donde el Estado chileno, por medio de políticas de administración de la democracia que apelan a la excelencia, administra la educación al modo de una gestión empresarial. Raúl Rodríguez Freire analiza la idea neoliberal del capital humano y denuncia que tras ese aparente reconocimiento de la humanidad de los trabajadores y estudiantes no hay más que una precarización extrema de sus vidas. Del mismo modo, Andrés Maximiliano Tello estudia la noción de bien que ha estado implicada en la educación como bien de consumo o bien público, mostrando que los bienes son siempre una producción política susceptible de conflicto como lo ha provocado el movimiento estudiantil de 2011. Willy Thayer explica cómo la instalación de la educación mercantil chilena fue posible por el estado de excepción impuesto por la dictadura y que luego fue legitimada con la transición democrática, haciendo del estado de excepción la regla de la política en que vivimos. Sergio Villalobos-Ruminott, por su parte, señala que las movilizaciones estudiantiles se inscriben dentro de las protestas mundiales que develan y luchan contra el neoliberalismo, política económica responsable de los problemas estructurales de la educación y la precarización de la vida actual. Finalmente, Alberto de Nicola y Gigi Roggero plantean ocho tesis donde destacan las nuevas formas flexibles de dominación del capitalismo actual y postulan el lugar estratégico de la universidad en las luchas contra este modelo económico.
Los siete ensayos, si bien elaboran perspectivas distintas, toman como punto de partida común la conciencia de que estamos frente a una nueva forma de dominación completamente distinta a la de siglos anteriores. Lo que se expresa con varios nombres como capitalismo cognitivo, neoliberalismo, entre otros, es en general el indicador de una nueva economía política, flexible e interactiva, que domina la precariedad desde el camuflaje de propuestas democráticas y altos estándares de vida. Asimismo, hay un consenso común en que la universidad ha devenido en una institución burocrática, ajena a los proyectos nacionales y enfocada en presumir de una excelencia abstracta que no es otra cosa que la excusa para sacar ventaja de la producción social. Ahora, si bien estos dos elementos son evidentes en los ensayos del libro, son tratados en algunos casos con una retórica que no logra identificar la estructura del nuevo sistema de dominación. Las menciones sobre el capitalismo cognitivo o la mezcla entre académicos y trabajadores sin diferenciar sector productivo me parecen formas superficiales para referirse al capitalismo postfordista o a la burocratización (tercerización) progresiva de la economía.
Sin embargo, esto no evita que el texto tenga considerables efectos políticos. Por un lado muestra sin recelo el mecanismo empresarial y corporativo de la educación chilena, señalando que es necesario un cambio estructural y no una reforma ministerial. Y por otro lado, al historizar el devenir de esta situación los ensayos logran desnaturalizar la idea de que la educación burocrática y de mercado impuesta en dictadura es la única forma posible. En este sentido, la recopilación de este libro es un claro acierto crítico que reúne la fuerza argumental suficiente para lapidar la banalidad discursiva de los grupos políticos nacionales que defienden el modelo o sólo buscan realizarle sospechosos pequeños ajustes. Sin lugar a dudas, es una reflexión crítica que ataca el centro de la problemática universitaria: la academia como empresa burocrática protegida por la legalidad de herencia dictatorial.
Frente a las acusaciones de que los estudiantes están ideologizados, como si los grupos políticos fueran expertos sin ideología, y frente al reclamo de las autoridades de que la educación gratuita es injusta porque beneficiaría a menos del 1% más rico del país, como si la educación de mercado generara menos injusticia que esa, Descampado es un texto valioso. Pone a disposición del lector no sólo discursos críticos sino también una exposición consistente sobre la conflictiva situación mundial y nacional de la educación académica, aunque en general sobre la economía política capitalista y burocrática que busca ocultarse bajo el velo de una supuesta sociedad democrática. De este modo, no sólo entrega las armas críticas para enfrentar el cinismo del Estado y del mercado, sino que también razones suficientes para indignarse y actuar. Con Descampado queda atrás la defensa abstracta de Jorge Millas para dejar paso a una voluntad racional que piense la universidad –y la sociedad– desde lo terrenal, desde su situación económica y política.
Rodríguez Freire, Raúl y Andrés Maximiliano Tello eds. Descampado. Ensayos sobre las contiendas universitarias. Santiago: Sangría, 2012.
[1] Millas, Jorge. “Imperativo de confianza en la universidad chilena”. Idea y defensa de la universidad. Santiago: Editorial del Pacífico, 1981. Artículo publicado por El Mercurio el 3 de enero de 1976.