Las muertes paralelas es la quinta novela del escritor chileno Sergio Missana (1966). Publicada hace un tiempo en México, de igual manera que Movimiento falso (2001), nos preguntamos qué surge de estas novelas que resulta tan interesante para el mercado mexicano. No es tan solo el viaje como búsqueda y posibilidad de crecimiento, o la prosa cuidada, medida y hasta cierto punto intelectual. Es, también, la exploración de lo cíclico, expresado en gran medida por la constatación de que el aprendizaje, necesariamente, comprende errores que pueden arrastrarse desde el pasado, y la presencia constante de dobles que intuyen su posición y se rodean de preguntas que no logran responder del todo.Leer Las muertes paralelas es interiorizarse en la vida de Tomás Ugarte, un publicista que, al cumplir los cuarenta años de edad, decide realizar cambios drásticos en su vida, tal como lo hiciera años antes, cuando abandonó la carrera de Derecho y su acomodado modo de vida para construir una identidad propia en oposición a la de su padre, el viejo Tomás Ugarte. Ya cerca del “cambio de folio”, el protagonista experimenta no solo un divorcio, una mudanza y un retiro voluntario del trabajo, sino que también comienza a experimentar episodios de amnesia que escapan a un diagnóstico médico y que involucran desdoblamientos o transposiciones en otras personas que inevitablemente terminan muertas. Primero es Inés, una anciana, luego Aurelio, un andinista y, finalmente, Matías, un escritor. Cada uno representa un espacio de tiempo: el futuro, el presente y el pasado, respectivamente. Así, se construye un enigma, de poca dificultad, que genera extrañeza, duda y un deseo de resolución que, además, ayuda a establecer una relación directa con el título de la obra.
La estructura de la novela está dada por la presencia de dobles, cada personaje es reflejado por otro a través de distintas conexiones tales como el lazo sanguíneo, la edad o la coincidencia en un trabajo. De esta forma, Tomás Ugarte se refleja en la figura de su padre; Paula, la fotógrafa, se refleja en Mariana, su media hermana, también dedicada a la fotografía; Inés, la anciana indigente, se construye en relación a Phyllis Carstensen, una anciana norteamericana que amasó una pequeña fortuna. Todos estos pliegues forman parte de una estructura mayor: la concepción cíclica en que la experiencia parece estar dada por la incidencia de un maestro que hace las veces de instructor, tal como lo expresara Tomás Ugarte padre: “los jóvenes pueden caminar para atrás todo lo que quieran, pero van en una cinta transportadora y no lo saben. Con el tiempo se les va acabando el margen de maniobra, igual que a uno no más…” (22).
En esta novela, tampoco podemos dejar de notar la importancia de los espacios y la insistencia de “mapear” no solo Santiago y una oficina salitrera con su respectivo teatro, sino que, igualmente, Chile y su posición en el mundo. Así, no es de extrañar que los distintos viajes de Tomás Ugarte le ayuden a establecer comparaciones como que Providencia es “una suerte de Miami Beach en medio de la urbe” (95), o que una montaña en el sur de Chile puede asimilarse con una en el norte. Sin embargo, también se presentan otro tipo de comparaciones que dan cuenta de aspectos que escapan a lo geográfico y se remiten a la atmósfera: “…su adaptación a Madrid, que le resultaba acogedora y fascinante y llena de vida, en contraste con la atmósfera envenenada de Santiago” (99).
Finalmente, es necesario destacar en Las muertes paralelas a Sebastián Gómez, personaje paradigmático de la novela, presentado como doctor en literatura radicado en Estados Unidos, que ve en la literatura mapuche un nicho productivo y decide transitar hacia una nueva identidad convirtiéndose en “un subalterno por adopción” (36). Al igual que otros personajes, este también contiene a un doble que, a diferencia de otros, ha actuado como catalizador de su tránsito: “un documentalista nativo americano, curiosamente rubio y de ojos azules” (35). Así, acudimos a un desdoblamiento voluntario que consta de dos etapas: Chile es el lugar de la búsqueda, de recolección de material y el mundo académico de Estados Unidos es el lugar de la exposición. Nuevamente, son dos polos frente a frente: el primer y el tercer mundo. En conclusión, la estructura cíclica saturada de dobles compone la propuesta de toda la novela y ofrece un panorama acerca del rango de acción de los individuos en el mundo globalizado en el que el desdoblamiento voluntario resulta productivo.
«Una página, un autor»: Sergio Missana en la UAH: 14 de junio, a las 18:30.
Sergio Missana, Las muertes paralelas. Santiago: Planeta, 2011. 250 páginas.