La propuesta de Pierre Sauré en Selva es sobreponer a una historia conocida y dolorosa una imagen que permita entenderla: en esta obra es la de la cacería, que es también la razón de su nombre. La historia conocida es el Caso Quemados de 1986, donde Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas de Negri fueron incinerados por militares. “La caza es todo lo que se hace antes y después de la muerte del animal. La muerte es imprescindible para que exista la cacería”, es uno de los textos que se proyecta en la muralla y logra sostener la metáfora que ha sido propuesta ¿Qué se hace antes de la caza? Se identifica a la presa con un objetivo específico. Por ejemplo, se caza para alimentarse y sobrevivir o se caza para eliminar el peligro de un animal salvaje. El Caso Quemados fue en su época un disparo en medio de la selva, capaz de asustar a los animales para que se alejen del lugar, un gesto de poder y la consolidación del miedo como práctica política ¿Qué se hace luego de la caza? Se huye, se guarda silencio, se vuelve a disparar, no sea que alguno de los animales que quedaron con vida vuelva a ajustar cuentas. Ese es el periodo en que estamos actualmente, el cazador se esconde, la presa es ahora quien lo acecha.
La obra se constituye de presentaciones de los distintos personajes que de forma alternada cuentan su historia. Sobre ellos, distintas imágenes van siendo proyectadas evocando, por ejemplo, una sala de confesiones que se achica con los colores de la bandera chilena. Es, por cierto, la escenificación de las heridas, no solo de las víctimas, sino también la herida de un país que escucha con asombro e impotencia la violencia con la que se ha construido nuestro presente. Todos tienen heridas, víctimas y victimarios, protagonistas y espectadores. Las heridas son profundas, como la geografía de este país, heridas tan profundas que nos alcanzan a todos.
Uno de los elementos que quisiera destacar de la propuesta de Sauré es la interpretación del conscripto Fernando Guzmán, desde el miedo a las represalias y el relato de una vida que le fue arrebatada por la complicidad con la dictadura. Fernando no empatiza con el dolor de Carmen Gloria Quintana, incluso considera que al menos ella ha sacado cosas buenas de lo que le sucedió. Él, en cambio, ha vivido una vida de miedo, sin poder incluso reconocer a su hija por temer que fuera asesinada. Su miedo es tan grande que no cree que su vida baste para resolverlo; por lo mismo, es algo que heredarán sus hijos. “Yo soy pobre también”, sentencia. En la cacería algunos animales son utilizados para cazar a otros sin que exista en ellos una voluntad de hacerlo.
El primer texto que proyectan en el muro dice “Un intento de suicidio verborreico y barroco sobre las antorchas humanas en un país al sur de Latinoamérica”. Las antorchas, en primera instancia, víctimas del Caso Quemados, traen a escena la experiencia en primera persona de la brutal agresión de la que fueron objeto, pero luego ya no son antorchadas quemadas para el divertimento militar, son antorchas de esperanza. El teatro permite que estas antorchas iluminen zonas que quedaron en la oscuridad. En escena, la madre de Rodrigo Rojas de Negri puede tomar la mano de Carmen Gloria Quintana y, con ese gesto, sellar una herida que no podrá borrar jamás, una herida de la que se escribe para que no vuelva a ocurrir nunca más.
Selva
http://www.gam.cl/home/disciplina/teatro/Detalle/selva
Dramaturgia y dirección Pierre Sauré
Asistencia de Dirección Daniela Riveros Cortés
Elenco Camila Hirane, Carolina Cheuquepán, Mariano Reyes, Gianfranco Bosisio
Composición musical Ángela Acuña
Diseño Integral Belén Abarza
Audiovisual Rafael Labraña
Producción y gestión Álvaro Saavedra
Prensa Marcela Piña
Gráfica Cintia Villalobos
FUNCIONES
Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM)
04 de septiembre al 09 de octubre, jueves y viernes 20.30 Hrs.
Aldo
7 octubre, 2015 @ 3:52
Muy buena obra. El comentario refleja a la perfección lo que observé y sentí al verla.