Es tremendamente urgente sangrar de vez en cuando. Evidenciar sin culpas, pero, con mucha responsabilidad, la fragilidad que nos aqueja. A partir de una escritura cuidadosamente planificada, Rosa Emilia del Pilar Alcayaga Toro deja expuesta una debilidad severa, salvaje – por decir lo menos – a la que se ven expuestos los chilenos de carne y hueso, despojados de cualquier dignidad. Seres, no obstante, arruinados por la voracidad del aparato estatal (y aún más, por el poder propiamente tal), poseedores de una fuerza sublime, como los versos de Electroshock (Editorial Triángulo, 2017, Santiago, 100 págs.).
El texto de Rosa Emilia del Pilar, en una primera lectura, parece esconder una clara interpelación a la maquinaria gubernamental. A todas y cada una de sus partes, que evidentemente (según los pie de páginas de los poemas, consistentes en fragmentos de noticias de Internet o diarios impresos) no funcionan. Pero, si estuviéramos obligados a experimentar una mirada mucho más amplia, diríamos, sin duda alguna, que los versos rebeldes de Rosa Emilia del Pilar son contra el poder. Quiero decir, cualquier forma que este pueda asumir. Descubrimos entonces un texto maduro y nada de ingenuo, que sabe que el problema es más metafísico que político, pero no por eso deja de hacerse cargo de las consecuencias políticas que conllevan las decisiones de los que tienen el mando. Por ejemplo, en poemas como Radiografía reza “Al regreso del exilio/ Atrincherados en sus palacetes/ El güisqui izquierdo/ Embolsica/ Escuálidos/ Sueldos/ De varios ceros/ Ganado/ En jornadas sudorosas/ De congresistas aburridos/ En nombre de dios/ Y del Pueblo/ Unido/ Con alambre/ De púa” (24).
Por otro lado, hay algo que debe ser dicho: en un país sexista y machista, este poemario –aunque no debiese ser así- es un lujo. Un lujo tristemente y no una naturalidad que una mujer pueda tener la libertad de contar todo lo que cuenta. Y contándolo de la manera más bella, en un poema. Como reviste de belleza el relato de un profesor de una escuela particular subvencionada en el poema A él lo llaman Jesús, en él dice: “A él lo llaman Jesús/ Mata marcianos/ Entre cuarenta y cinco niños/ El profesor enseña/ A multiplicar cuatro por diez/ Los panes […]” (33). Los escritos de Electroshock no sólo son valientes y aguerridos, sino también rítmicos y precisos, como en los versos de …pobres como ratas, que dice en sus primeros versos “Los dioses del Olimpo pobres como ratas/ Viven hacinados en cuarenta metros cuadrados/ Descienden con pancartas iconoclastas/ A incendiar bancos y transnacionales”(61).
Este texto debiera flamear entre los estantes de la biblioteca del Carmela Carvajal, del L1. Que nuestras niñas se eduquen con la mirada de frente y la inteligencia presta. Que si se van a levantar que lo hagan con este lenguaje en su memoria, con las palabras de la poesía. Y que la poesía que nos lidere en el futuro sea la del pecho transparente de Rosa Emilia del Pilar Alcayaga Toro y de todas las que como ella se atrevan a escribir y a leer así de fuerte, así de enérgico, así de robusto, así de necesario .