No es tarea fácil presentar un Frankenstein sonoro como este.
Declaración de principios, el disco original, fue lanzado hace un poco más de tres años (escuchar aquí). Desde entonces, intelectuales y artistas de la talla de Pablo Chiuminatto y Martín Gubbins han emitido juicios tan certeros como felices de un proyecto colectivo que, desde sus inicios, nos ha deleitado con composiciones musicales en las cuales el lenguaje se hace presente de manera hablada, y no cantada.
Como su nombre lo indica, Declaración de principios, remezclas y versiones (escuchar el disco completo aquí), fue creado a partir de la participación de músicos y aficionados a la música que, con plena libertad creativa, han hecho literalmente lo que se les ha dado la gana con un disco que, desde sus inicios, tenía un marcado espíritu colaborativo.
A manera pedagógica, particularmente dirigido a aquellos que no se encuentran familiarizados con el trabajo de la OdP, para comenzar con esta presentación me permito citar algunas de las sentencias que han emitido los críticos anteriormente mencionados. “La propuesta de Orquesta de Poetas, inspirada en la tradición de las vanguardias de música y de poesía concreta de comienzo del siglo XX, logra, entre otros muchos efectos, hacer presente lo escénico, lo visual y, dichosamente, un concepto de espectáculo” (Chiuminatto). “Efectivamente, acá uno puede ver muy bien materializada, sobre el escenario, la utopía de la poesía concreta de lo verbivocovisual, esto es, la reunión colaborativa y virtuosa del sentido, sonido e imagen en una misma obra” (…). “Hay además algo muy poco habitual en actividades vinculadas a la poesía: bastante humor” (Gubbins). Se le debe a Gubbins, también, la invención del concepto “poetema”, el cual hace referencia de una manera bastante acertada a las composiciones que forman parte Declaración de principios.
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Desde hace casi cinco años, todos los primeros semestres hago un Curso de Formación General en la Universidad Finis Terrae a alumnos procedentes de carreras tan disímiles como Nutrición y Dietética, Teatro, Periodismo, Ingeniería Civil, Ciencias de la familia, Artes visuales, Pedagogía en Religión y Moral Católica, entre otras. Se trata de un curso que, en términos generales, aborda las relaciones de la literatura con otras disciplinas. El año pasado tomé la decisión de sumar al programa a la OdP y realicé una clase especialmente dedicada a ella. Luego de hacer una introducción más o menos general en torno a las relaciones entre poesía y música, y de exponer algunos aspectos que me parecían destacables de Declaración de principios, un grupo de alumnos tuvo que realizar una exposición en torno a este libro-disco que, como muchos de ustedes saben, viene acompañado de videoclips.
Este año, Declaración de principios salió del programa del curso. No obstante, en la unidad dedicada al Oulipo se sumó, como ejemplo de un “plagiario por anticipación”, el hermoso libro de la cortesana japonesa Sei Shônagon, El libro de la almohada.
Por algún motivo que no logro comprender con los ojos de la razón, en algún momento de esta semana se me ocurrió hacer de esta presentación un pequeño homenaje en base a estos dos sucesos: mi experiencia haciendo una clase de la OdP, y los listados que realiza Sei Shônagon en El libro de la almohada.
Para que el homenaje funcione, es tal vez necesario contarles brevemente quién es esta dama japonesa. Como aparecen en la solapa del libro, publicado por la editorial Adriana Hidalgo: “Muy poco se sabe de la autora de El Libro de la Almohada. Se la conoce como Sei Shônagon, que fue el apodo que mereció durante su servicio en la corte durante la década de 990 a 1000. Sei es la lectura china del primer ideograma de su apellido, Kiyohara. Shônagon designa su cargo en la corte: ayudante de menor rango de la emperatriz Sadako (976-1001). Sin absoluta certeza, se repite que nació en 966 y que era hija de Motosuke, poeta de cierta reputación. Se asegura que sirvió a la emperatriz hasta que ésta murió, y sobre la segunda mitad de su vida todas son conjeturas: que continuó atendiendo a ésta o aquella dama de la familia imperial, aunque casi todas las tradiciones coinciden en imaginarla como una anciana que muere muy pobre.”
Los listados de los que les hablo consisten, literalmente, en la descripción de sucesos, objetos o fenómenos agrupados bajo un título particular. Les leo algunos de mis favoritos para que se hagan una idea de lo que les hablo.
Cosas agradables
Una persona de categoría habla acaloradamente sobre algún asunto del pasado o sobre un acontecimiento reciente muy controvertido. Muchos se agrupan a su alrededor, pero fija su mirada en mí mientras habla.
Entro en el aposento de la emperatriz y veo a las damas congregadas a su alrededor formando un grupo cerrado, así que me dirijo a uno de los pilares que está a cierta distancia. ¡Qué delicia cuando su majestad me llama a su lado y las otras deben dejarme pasar!
Cosas odiosas
Un admirador llega en visita clandestina, el perro lo avista y ladra. Uno desearía matar al animal.
He cometido la locura de invitar a un hombre a pasar la noche en un lugar poco conveniente, y comienza a roncar.
Cosas sin mérito
Una persona fea de mal carácter.
Personas que parecen complacidas
Un exorcista que ha triunfado al lograr dominar a un espíritu muy porfiado.
Para escribir lo que les leeré a continuación, me confeccioné dos restricciones o “pie forzados”:
El primero de ellos, señala:
– Para cada “poetema” de Dclrcn d Prncps remezclas y versiones debe haber una entrada que haga referencia a este (idealmente, de manera poco explícita, de tal modo que el oyente/lector tenga que hacer un esfuerzo para descubrir de cuál se trata).
En segundo lugar:
– Se deben incluir algunas impresiones sueltas de la OdP, en general, y de algunos de sus miembros, en particular.
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El libro de la almohada: remezclas y versiones
En memoria de la poeta culinaria Kimiko Kobayashi
Cosas agradables
La voz profunda y cautivante de Carlos Cociña superpuesta sobre sí misma, una y otra vez, generando una especie de eco que se asemeja a las ondas que realiza un junco movido por el viento, sobre la superficie del agua. (Escuchar aquí)
Entro al salón donde normalmente doy mis lecciones y veo a un grupo de damas congregadas alrededor de uno de mis alumnos más aventajados. Qué delicia escuchar que este les comenta con entusiasmo: “hoy analizaremos una obra en la cual el procedimiento es tan importante como el resultado”.
Una persona en cuya compañía me siento torpe me pide que le comparta mi impresión del disco de remezclas que la OdP acaba de sacar. Muchas veces en situaciones así me sonrojo por no estar enterada del objeto en cuestión u olvido completamente algo que normalmente sé. Sin embargo, por casualidad lo acabo de escuchar. ¡Qué placer! Con orgullo y algo de misterio, le comento a mi interlocutor: “Nunca me ha interesado que la experimentación sea un asunto elitista. Con este disco, la OdP da señales de estar completamente de acuerdo conmigo”.
Sé que es pecaminoso, pero no puedo evitar sentir alegría cuando un poetema que me desagrada sufre un traspié al ser remezclado y, de ser una agotadora seguidilla de gritos y ruidos extraños, se convierte en una estupenda y acelerada canción electrónica, con tintes de ciencia ficción. (Escuchar aquí)
Cosas encantadoras
Adentrarse en los dominios del sitio soundcloud donde está alojado el material sonoro de la OdP y percatarse que justo arriba de cada pista de audio aparece el hashtag “poesía”.
Cosas espléndidas
Siento particular placer cada vez que observo un fenómeno que me recuerda que la impermanencia de las cosas y los fenómenos se manifiesta incluso en lo más diminuto. Por ejemplo, en la facilidad con la que un poetema pausado, grave y algo meloso, puede llegar a transfigurarse en una canción digna de la banda sonora del film Corre Lola corre. (Escuchar aquí)
No es necesario que señale lo espléndido que encuentro a un docto erudito en literatura. Mi admiración es aún mayor si, junto a otros de su misma categoría, forma parte de una orquesta que experimenta con los límites de la literatura y sus mixturas con otras artes, como una manera de abrir la poesía hacia otro tipo de experiencias y formas de recepción. ¡Realmente emocionante!
Cosas que aunque lejanas son próximas
La voz de Oswald de Andrade deshaciéndose en el sonido de las olas que deja la trayectoria de un bote. (Escuchar aquí)
Personas que parecen sufrir
Una estudiante que ha estado durmiendo durante toda la lección, despierta en medio de la proyección del video “A veces cubierto por las aguas”. Somnolienta, fija la mirada en la pantalla y se descompone en un profundo nerviosismo; su rostro evidencia que no sabe dónde está ni qué sucedió.
Me ubico silenciosamente en el vestíbulo principal y pego mi oreja a una puerta corrediza que da a la habitación principal, donde un bebé gime y llora, desconsolado, porque alguien ha hecho sonar una caja musical que emite extraños sonidos vocálicos. (Escuchar aquí)
Cosas que producen una particular sensibilidad ante lo efímero
Escuchar la remezcla realizada por un par de damas chinas, que ya no son damas ni son chinas. (Escuchar aquí)
Cosas que hacen sonreír
Un “poetema” que se sacude de su acompañamiento instrumental y se vuelve una retahíla, directa y sin ornatos, de insultos y juegos de palabras en torno al concepto “paco culiao”. (Escuchar aquí)
Un día, cuando la Emperatriz permanecía en el palacio del Sur, se ofreció en su honor un festejo, al cual asistimos mis compañeras y yo. Todas quedamos encantadas con la admirable capacidad de uno de los músicos invitados que, a partir de lo más elemental –el sonido del tic tac de un reloj y las vocales del alfabeto–, produjo una graciosa tonada bailable. (Escuchar aquí)
Cosas embarazosas
Me encuentro en una cena en la casa de una familia de alcurnia. La persona que amo está borracha y, además de pasarse repitiendo las mismas cosas, decide musicalizar la velada y confunde un disco de Bossanova por Dclrcn d prncps. Los invitados, desconcertados, fijan en mí la mirada mientras de fondo suena la voz de un grupo de mujeres que emiten sonidos que apenas alcanzar a formar palabras, mucho menos un discurso coherente. Muy embarazoso. (Escuchar aquí)
Cosas molestas
Un hombre extranjero y de baja categoría sustrae una carta que no quiero que vea, se la lleva al jardín y la lee escondido. Para enmendar su falta, compone en mi honor una canción de ritmos uruguayos y pregunta, como un loco, si todo está bien. (Escuchar aquí)
Personas que parecen complacidas
Un alumno que debe hacer una exposición sobre Declaración de principios pensando que se trata de un libro de poesía descubre que en realidad no tiene mucho que leer.
Encender un incienso muy bueno, lavarme el cabello, maquillarme y vestir ropas perfumadas, mientras escucho una canción de temática feminista y peruana, acompañada por la melodía de un xilófono. (Escuchar aquí) En este caso me siento feliz y noble, aun cuando nadie me observe.
Pocas personas parecen más complacidas que un poeta que da rienda suelta a su deseo de ser músico. (Escuchar aquí).