Las pinturas aeropostales no sólo viajan en el espacio. Viajan también en el tiempo. Y no porque un viaje en el espacio tome tiempo. En el espacio se presentan tiempos diferentes (como al representarlos en una línea, por ejemplo, aunque lo de Dittborn es más bien el plano). El tiempo es lo que es sólo si manifiesta diferencia, cambio, traslación o transformación. Por eso, el tiempo requiere de espacio para su presentación. El tiempo toma espacio. Pone ahí delante lo que pasa. No ahí en el presente de una conciencia segura de estar viviendo el ahora de su ahora. El ahora de la conciencia no pasa. El tiempo, en cambio, enquista el pasado en el presente, lo pone en lugar del presente, y pone a la conciencia delante de lo que no está, de lo que es ajeno al ahora de su ahora. En los planos de Dittborn siempre está lo que estuvo o está lo que no está y no está lo que está. Lo que está está en lugar de lo que no está y lo que no está está en lugar de lo que está. La locución preposicional “en lugar de” resume cómodamente la operación elemental de toda pintura aeropostal.
La exposición Las dos en Galería Macchina de la Universidad Católica (abierta hasta el miércoles 30 de septiembre) reúne cuatro obras, tres pinturas aeropostales recientes y una que no es ni reciente ni es una pintura aeropostal. Si a las pinturas aeropostales las sabíamos mundanas, remotas y fugitivas, ahora las conocemos ensimismadas.Los tiempos y espacios superpuestos no son los de siempre. Acostumbrados estábamos a que las pinturas aeropostales nos sacaran del aquí y ahora colocándonos sobre la historia en devenir y la deriva planetaria. Las pinturas ahora nos hacen recorrer (además) su tiempo y espacio propios. El tiempo y el espacio de su propia gestación y de su propia historia.
La superposición habitual de técnicas (dibujos, manchas, tintura, fotografías, serigrafías, telas, costuras, géneros, textos, etc.) se combina con la superposición de distintas fases del propio desarrollo de esas técnicas en la obra de Dittborn. En el segundo piso vemos frente a frente la inmensa “La XXVII Historia del Rostro”, toda llena de una tintura consumida hoy por el ritmo que resulta de una composición involuntaria o azarosa (el tamaño de la obra amplifica el campo de su acción y esta amplificación subvierte su naturaleza, la obliga a mostrarse como un patrón en el que deja de ser mancha), y “Casa-House”, un pulcro y todo nuevo papel kraft (uno de los soportes empleados en la obra temprana de Dittborn) llenado con un motivo que antes conocíamos sólo en pequeño y accesorio.
En el primer piso, la autonomía de las costuras hechas a mano crece sobre el fondo más bien clásico de “Obit, Pintura Aeropostal Nº181”. La de abajo se define por no ser ninguna de las dos que arriba están frente a frente. Abajo no está lo que está arriba. Abajo está lo que arriba no se ve: lo que está entremedio de las obras que están frente a frente. Lo que pasa o pasó entre una y otra, o entre el comienzo y el final. Abajo está lo que está arriba.
Por último, en el segundo piso o al final o en prolongación de la escalera que conduce a él, la obra “Un Día Entero De su Vida”, con los motivos preaeropostales del nadador y de la momia del cerro El Plomo. De todas las que hay en la muestra, esta es la que viaja más lejos en el espacio y en el tiempo (fue enviada a la Bienal de Sydney en 1984). Esta obra no es una pintura aeropostal. Es un injerto en la muestra. Y es que no vamos a creer que el desarrollo de las pinturas aeropostales es similar al desarrollo de un organismo.
La exposición se ensimisma en la propia historia o en la historia del propio desarrollo, atravesado de azar, de injerto y de complejidad. Todo lo que vemos ya no está. No está porque estuvo y estuvo para que llegara lo que viene a estar.
Fotografías:
1. «Obit. Pintura aeropostal Nº181» (2011, detalle).
2. «La XXVII Historia del Rostro (Lejía). Pintura Aeropostal Nº158» (2004). Foto de Jorge Brantmayer.
3. «Casa-House. Pintura Aeropostal Nº186.» (2003-2014). Foto de Benjamín Matte.
4. «Un Día Entero de su Vida» (1984). Fotografía de Benjamín Matte.