Gordon Matta-Clark fue un destacado artista de ascendencia chilena que vivió y desarrolló su obra en EE.UU. durante la década de los 70. Al igual que su padre, el pintor Roberto Matta, se educó como arquitecto sin ejercer como tal, y sus intereses darían una vuelta en la concepción de este oficio. Tanto su reflexión como su obra son hitos fundacionales de lo que se conoce como anarquitectura, concepto acuñado por él mismo que apuntaba a re-significar el espacio a través de la de-construcción del mismo. Los cortes realizados a edificios y otras estructuras (cuttings) son sin duda la parte de su obra que mayor repercusión tuvo por el modo en que transformaban creativamente la dinámica entre el individuo y su espacio.
Art Cards, fichas de arte (Santiago: Sangría, 2013) es un libro que recopila ciento setenta fichas que Gordon Matta-Clark escribió entre 1970 y 1978, y que el Canadian Centre for Architecture (CCA), responsable de la obra del artista, ha recolectado sin lograr establecer su orden cronológico. La colaboración entre el CCA y los editores de Sangría originó este libro que clasifica las fichas en dos partes. La primera, “Eternidad a corto plazo”, reúne fichas de reflexiones que pueden entenderse de manera poética, o bien como claves personales respecto a una amplia variedad de temas de interés del artista. En la segunda parte del libro, “Come-A-Tectura”, se presentan las notas de éste a partir de su reflexión sobre el espacio y la arquitectura. La presentación está a cargo de Jane Crawford, quien fue pareja del artista chileno hasta su muerte y que, actualmente, es la mayor especialista sobre su obra, lo que hace doblemente interesante el tono íntimo desde el cual Crawford habla, revelando el carácter mundano y personal de Matta-Clark a través de pequeños datos y claves que ayudan a construir una imagen cercana de una persona excepcional no sólo en tanto que artista, sino también que ser humano.
Desde una lectura más acotada de las fichas mismas, Gwendolyn Owens, quien estuvo a cargo de la obra de Matta-Clark en el CCA, aporta a sopesarlas en su justo valor, concibiéndolas como piezas del puzzle fascinante que era Gordon Matta-Clark, o como fragmentarios aunque decidores rastros de la mente fértil que está detrás de esas obras. La simpleza visual y gráfica en que presentan estas fichas, junto con sus traducciones, resulta engañosa. Palabras que aparentemente no se articulan unas con otras, palabras directamente tachadas, vetadas y reemplazadas por otras que no necesariamente hacen la lectura más fácil. De hecho, una constante del libro es que las palabras no se nos entregan, no liberan su significado, y, por tanto, producen el incómodo fenómeno de ponernos frente un signo que no cuaja, que no remite a algo que podamos comprender.
Esta incómoda situación es nuevamente engañosa ya que desde su hermetismo obliga a entender la palabra como un signo de algo que excede lo lingüístico. Y si bien se puede especular sobre la propiedad poética de las anotaciones de Matta-Clark, poco a poco, ficha a ficha, se va develando su cualidad proyectiva.
La resistencia que ofrecen a homogenizarse en alguna categoría narrativa o conceptual provoca un des-armamiento de los criterios literarios del lector, quien puede legítimamente preguntarse ¿de qué se trata el libro? Por tanto, la dificultad de articular estos escritos de manera narrativa obliga al lector a extender la pregunta acerca del significado más allá de lo propiamente literario, y se vuelve pertinente entenderlas a partir de la naturaleza personal y la presumible función productiva que tuvieron para Gordon Matta-Clark en el desarrollo de su vida y de su obra. Si se asume al propio artista como punto de origen y de destino de las fichas se puede concluir que el significado de éstas descansa en la utilidad que tienen para el propio Matta-Clark. Esto se puede inferir a partir de anotaciones que se presentan como testimonios de la reflexión personal del artista y que tienden a ponerlo a él mismo como destinatario de tales ideas. “Clarificando los asuntos para mí mismo para mi trabajo” (pág. 72), “Pissando en tantas direcciones a la misma vez” (pág. 156) “Estando totalmente solo (Parado por sí solo)” (pág. 118) (Art Cards. Fichas de arte. Sangría. 2013. Traducciones del libro). Puede entenderse entonces, que las fichas poseen la propiedad de graficar el sentido personal y productivo con el cual Gordon las escribió, incluso, pueden concebirse como ideas inquietas, que proyectadas, se fusionan coherente y complementariamente con su obra, transparentando de esta manera un sentido que en principio se muestra inaccesible.
(Art Cards, pág. 73)
La vocación y la utilidad personal de las fichas se vuelve aún más evidente cuando nos encontramos con palabras “inventadas”, o que se articulan en base a cruces de conceptos que Matta-Clark re-significa en lo que parece ser una operación racional de materializar una idea que corre el peligro de diluirse si no es nominada. Nos encontramos, de esta forma, con conceptos propios del artista que en muchos casos no explica ni desarrolla, precisamente por el sentido unipersonal de sus reflexiones. Por el contrario, el concepto de Anarquitectura se inscribe dentro de este ejercicio pero se constituye como una de las ideas más poderosas, sobre la cual el artista profundizó no solo desde la reflexión, sino en el desarrollo grueso de toda su obra definiéndola desde diferentes observaciones y siempre a partir de la dinámica entre el individuo y el espacio; “La anarquitectura trata sobre hacer espacio sin tener que construirlo un lugar agradable para joder FUERA” (pág. 194), “pero la anarquitectura es una busca de cualidades más allá de las reglas” (pág. 296). Estas apreciaciones o definiciones respecto al concepto “Anarquitecura” responden a la necesidad que probablemente tuvo Matta-Clark cuando quiso desarrollar su obra a partir de este concepto, el cual tiende a tensar la relación entre el individuo y la construcción del espacio, y que logra su máxima expresión en los cuttings que el artista realiza en distintas estructuras urbanas.
Cuando ya se han entendido estas fichas como engranajes de una mecánica mayor dentro del proceso productivo del artista podemos leerlas con mayor tranquilidad, sin la necesidad de extraer de ellas un significado, sino que dejando que hablen libremente asociándolas, cada vez con mayor claridad, a las reflexiones que inquietaban a Gordon Matta-Clark y que orbitan, dominantemente, en la relación entre el individuo y su espacio. Además, si ya contamos con la información visual de sus obras podemos entender el contraste complementario que hay entre el manifiesto exhibicionismo de las intervenciones en casas y estructuras que realiza en distintas ciudades y la naturaleza íntima que representan sus fichas, las cuales denotan el proceso productivo y reflexivo de un artista que no parece separar la reflexión artística de la vida cotidiana.
Cuando la palabra pierde la rigidez que la caracteriza, cuando el significado ya no es tan importante, cuando incluso, se altera la forma de escribirlas, nos damos cuenta de la libertad que hay en Gordon Matta-Clark, libertad evidente tanto en su obra como en sus anotaciones. Estas se presentan como testimonio de la inquietud y de la reflexión que motivan el trabajo de este artista, que quizás, sin quererlo, nos revela una faceta personal que emana orgánicamente de fichas que se destacan por su peculiar construcción. El valor de Art Cards radica en esto, en presentarnos cómo Gordon Matta-Clark articula y construye conceptos a partir de una particular forma de reflexionar, propia de una persona cuya sensibilidad difiere ampliamente del común. El contenido de este libro, las fichas de Matta-Clark no se entregan fácilmente y exigen un ejercicio de liberación. Es un libro que interpela al lector y que lo obliga a desprenderse de las concepciones rígidas. A partir de esto reconocemos, una vez más, cómo Gordon Matta-Clark tensiona la gravedad y el peso de las construcciones. Físicas y mentales.