Después de varias horas, salgo del MAC de Quinta Normal con seis hojas blancas tamaño carta de papel bond con seis sentencias distintas impresas en cada una: “El alma habita en la firma”; “Adquisición es cultura”; “Las paredes desnudas carecen de erotismo”; “Mirar sin pagar es robo”; “La estética vende, la ética derrocha”; “Una firma es una acción, dos firmas son transacción”. En estas seis hojas tengo la firma de Luis Camnitzer que he estampado yo misma tras depositar $600 dentro de un plinto de madera. Mi pregunta es: ¿vale algo está firma?
A 40 AÑOS DEL GOLPE
La exposición del artista uruguayo-alemán Luis Camnitzer realizada en conjunto entre el Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos consta de una gran cantidad de obras pertenecientes a la Colección Daros de Latinoamérica (propiedad de Katrin Steffen, curadora de la muestra junto a Hans-Michael Herzog), a la colección personal del artista y de otras realizadas in situ tanto por el artista como por estudiantes. En el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos encontramos obras que refieren a la dictadura y a las violaciones a derechos humanos en Uruguay, teniendo como antecedente que la exposición es convocada con motivo de los cuarenta años desde el comienzo de la dictadura tanto en Chile como Uruguay.
Dentro del museo nos encontramos con la Serie de la tortura uruguaya (1983-1984, fotograbados) y con Memorial, una guía de teléfonos, enmarcada por páginas, de Montevideo antes del golpe de Estado con nombres de personas que luego comenzaron a desaparecer. A pesar de haber un mensaje explícito en ambas obras, el espectador es invitado a establecer otras relaciones además de las que el autor ha tenido como intención transmitir. En el caso de los fotograbados, se estructura cada obra en una conjunción entre imagen y texto, imagen de un instrumento o sistema de tortura y texto que, en primera instancia no presenta relación directa con la imagen. En el caso de las guías de teléfono enmarcadas y situadas a lo largo de un pasillo por ambos lados, se percibe que el texto ha sido llevado al nivel de imagen, la palabra se presenta en el muro como obra de arte.
En la sala continua se pueden observar una serie de líneas amarillas que cubren el suelo ascendiendo hacia los muros, en las que se lee la frase: “todos los que no saben leer español son estúpidos” en distintos idiomas. A mi parecer, esta obra no logra apropiarse del espacio de una manera efectiva, así como tampoco lo hace la misma cinta amarilla que cubre el suelo en el recorrido entre ambos museos. No parece necesario crear este vínculo literal (en un doble sentido) que resulta algo forzado, ya que ambas muestras se unen de manera orgánica por los contenidos de obra en un nivel más profundo que aquella línea superficial borrada por el paso de autos, transeúntes y arreglos en las veredas.
Llegando al MAC, una obra que llama mi atención en relación a la postura que ha señalado tener varias veces Camnitzer sobre el quehacer artístico como un acto político es Silence-repression (1976, tinta china sobre papel). Ésta es claramente una obra política pero no hace referencia a un contexto específico por lo que sería aplicable a distintos ámbitos: social, económico, cultural, artístico. Al entregar sólo la información necesaria, se abre un múltiple espectro de interpretaciones y aplicaciones, lo que creo no ocurre con las obras del MMDDHH, que se enmarcan en una situación histórica específica. Silence-repression podría leerse como una crítica a las dictaduras y a las vulneraciones contra los derechos humanos, pero también como una crítica al sistema educativo o al mercado artístico por tomar algunos ejemplos. Silence-repression corresponde a una obra más abierta y polisémica, pudiendo situarse casi en cualquier tiempo y espacio, aplicándose de manera efectiva a distintas situaciones, pertenecientes tanto a un contexto específico como al imaginario del espectador que se enfrenta a la obra.
LA FIGURA DEL ARTISTA: DE LA VANGUARDIA AL MERCADO
A continuación comentaré algunas obras expuestas en el MAC en relación al concepto de autoría y al rol del artista, como una problemática constante en el trabajo de Camnitzer. Tomemos por ejemplo Fragmentos de firma para vender por centímetro (1972, pintura negra sobre lienzo imprimado, madera, metal, lápiz sobre papel). En esta obra podemos ver la firma del artista, se señala que es de tamaño parcial y no completo, se escribe la fecha, el tamaño en centímetros, luego le sigue el porcentaje para la galería, y finalmente está la suma con el valor final. Camnitzer plantea mediante esta obra la relación entre arte y dinero, reflexionando sobre la labor del artista como creador y la noción de reproducción. Se exhibe una problemática que atañe al ámbito de las artes visuales, sin embargo esta relación entre producción artística y dinero no busca ocultarse, sino que se pone de manifiesto a modo de denuncia. ¿Nos encontramos ante una obra visual o ante una boleta donde el artista vende sólo su nombre sin tener casi que realizar labor alguna? En esta obra de 1972 Camnitzer se burla de manera bastante cruda de todos aquellos artistas que entregan su trabajo al mercado del arte, sin embargo realiza también una autocrítica a su figura como artista en relación a la venta de su firma que tiene que ver más con un cuestionamiento de ésta como dadora de valor que una mera comercialización. Esto demuestra la dificultad de trabajar el arte sin que la obra se transforme en objeto de arte, ¿es esto posible?
Ya he mencionado los enunciados de cada una de las seis hojas impresas dispuestas para estampar en Autoservicio, las que más llaman mi atención son justamente la primera y la última: “El alma del arte habita en la firma” y “Una firma es una acción, dos firmas una transacción”. Sería muy fácil cuestionar que el arte habite en una firma, creo que todos coincidimos en que no es así, y más aún pensar que dos firmas sean una transacción económica. Dos no, pero cien, mil o diez mil ya lo son. Desde este punto de vista, Camnitzer apunta a que el “alma” del arte está ultrajada en el intercambio económico. Y no es que la transacción sea algo negativo pero sí lo es subordinar la práctica artística personal en tanto investigación a lo que el mercado busca. ¿Por qué Camnitzer sigue reproduciendo ya después de los ’80 las mismas críticas que se vuelcan hacia él? ¿Será una especie de burla al mercado, a los compradores, a los artistas, a los teóricos, a nosotros? ¿Se reirá mientras firma una y otra vez vendiendo cada una a mucho más de $100?
Otras obras en que se utiliza el recurso de la firma y su reproducción son: Firmas para vender por tajadas al peso (1971-1973, tinta china sobre papel), Signature by slice (1971-2012, papel cortado con láser), Copy (1972, grafito sobre papel y papel de calco) y Signature by the inch (1971, serigrafía y lápiz sobre papel). La obra de Camnitzer realizada entre los ’60 y ’70, trabajada principalmente en relación a la figura del artista y al valor del concepto de la firma, ha sido explotada durante décadas, pero lejos de agotarse, permanece su modalidad crítica ante un sistema.
TEXTO E IMAGEN: TAUTOLOGÍA, EVOCACIÓN Y NEGACIÓN
Pienso que cuando surgen en Camnitzer las relaciones entre texto e imagen, su obra adquiere poder. Considero estos trabajos mucho más sugerentes, ya que a pesar de la presencia literal del texto la obra no es literal, no presenta una explicitación verbal del contenido de la imagen que facilite la tarea al espectador para acceder a la obra. Justamente ocurre todo lo contrario, la palabra invita al espectador a acercarse, pero al mismo tiempo lo aleja evitando entregarse por completo. Camnitzer eleva la palabra al nivel de la imagen y la lleva al ámbito artístico: la palabra enmarcada y dispuesta en el muro del museo. Se hacen presentes, de este modo, dos elementos a destacar: por un lado, el lenguaje en tanto representación reconocible como ícono y, por otro, todos los posibles significados que pudiesen emanar de la obra, considerando el uso del texto y del texto con la imagen. No sé si el concepto “imagen” sirva ya sólo para referir a un resultado visual reconocido como trabajo de arte, o si cada letra, palabra o articulación de ellas pudiese ser imagen también, o si el texto pasa, de este modo, a ser fruto de un trabajo dentro del ámbito de las artes visuales. Éstas son algunas de las interrogantes que me genera esta serie de obras, que considero por lejos lo más interesante en Camnitzer.
Algunas obras de Magritte, y los estudios que Foucault les dedicó (Esto no es una pipa), ayudan a comprender ciertos aspectos de la obra de Luis Camnitzer, específicamente si analizamos las distintas formas de operar de la conjunción entre texto e imagen. Si tomamos la obra Horizon (Horizonte) (1968, aguafuerte), observamos el papel rectangular con la palabra Horizon impresa en negro y cortada por la mitad en dirección horizontal. Aparentemente no habría imagen, sin embargo se evoca un horizonte en el recorte del texto, en el contraste entre el color del papel y el negro. No es necesaria la inclusión explícita de la imagen, ya que en este caso se opera a un nivel de sugerencia y evocación, tensionando la relación entre texto y representación. En la obra titulada Fragment of a Cloud (1967, pintura en aerosol negra sobre algodón y vidrio) también se logra evocar una imagen producto de las relaciones que surgen entre aquellas formas blancas y blandas, y el texto presente. En ambos casos se busca que las palabras ocupen el lugar que tiene el objeto y que el objeto logre situarse al nivel de la palabra. En Origami (2004, lápiz sobre papel) se descubre un sistema distinto de articular estos dos elementos. Observamos una hoja de papel, con la palabra Origami escrita en ella, arrugada y dispuesta en el muro. Este sería el caso de una operación a nivel tautológico, ya que el texto reafirma lo que vemos, ya no representado sino en la forma misma del objeto. Forma y texto enuncian lo mismo. En el trabajo titulado This is a mirror. You are a written sentence (1966-1968, poliestireno moldeado al vacío) se interpela de manera directa al espectador. Camnitzer concibe un espectador que logre involucrarse con la obra en los distintos niveles que hemos ido señalando a lo largo de este texto; es un espectador analítico y para nada ingenuo, que no necesariamente decodifique la obra, sino que logre establecer relaciones y aprehenderla en sus distintos estratos. En This is a mirror. You are a written sentence, el espectador pasa a ser la obra, se traslada al nivel de la obra y se convierte en oración, texto, palabra. La definición de esa sentencia queda abierta por tanto para cada persona, para cada retrato. Lo que cada uno ve al enfrentarse a este trabajo será distinto pero sí podemos coincidir en que será imagen. De este modo, aunque el trabajo conste sólo de texto, la imagen se hace presente no sólo como texto sino que multiplicándose en el espectador, evocándole distintas imágenes mentales.
En la obra Ventanas (2001-2002/20013, libros y hormigón) nos encontramos ante dos grandes forados en los muros del museo que han sido rellenados con libros y hormigón. Los libros están en alemán, inglés y español, tres idiomas que habla el artista. Ya no vemos sólo una palabra o una frase escrita, sino que esta vez Camnitzer trae el representante por antonomasia de la palabra a los muros del museo. Los libros se encuentran dispuestos de dos formas, por un lado podemos ver el lomo con los distintos títulos y por el otro podemos ver las páginas, cuyos colores varían según la antigüedad de cada libro. Al revisar los distintos títulos de las obras, se pueden ir estableciendo distintas narraciones. En esta obra se introduce de manera literal la palabra en el ámbito artístico, no hablamos ya de imprimir un texto, enmarcarlo y ponerlo en el muro; sino de hacer hoyos en los muros del museo y poner los libros con hormigón en los espacios vacíos. La letra, palabra y texto en tanto libro logran conformar una imagen visual seductora, así la palabra se convierte en lo representado, en la imagen, pero sin encontrar un correlato entre el contenido de los textos y la imagen final.
Camnitzer escribió: «Los valores sociales dependen de la acumulación. Si dibujo un punto en una hoja de papel, hago un garabato, su dibujo 100 puntos en una hoja de papel, soy un filósofo, si dibujo 1000 puntos en una hoja de papel, soy un místico, si dibujo 10.000 puntos en una hoja de papel, soy un artista conceptual y me puedo hacer rico y famoso.»[1]
Camnitzer continúa reproduciendo su obra, contribuyendo a institucionalizar lo que en algún momento fue vanguardia, llevando su trabajo desde un análisis de los sistemas del arte justamente a donde su crítica iba dirigida, al mercado (¿alguien puede escapar de él?), al fetichismo (inevitable al conformar una colección) y al cliché de la figura del artista. Pero la postura analítica y distante de Camnitzer permanece vigente a pesar de encontrarse en el límite o, mejor dicho, ya dentro del mercado. En lugar de negar u omitir su relación con este último, el artista se sitúa allí mismo, ahora como figura, para continuar la revisión de las nociones de producción artística y reproducción, conceptos que se han ido acercando aún más. La figura del artista dota de valor a la obra, aumenta su valor debido a la firma. Pero a la vez, mientras más se reproduzca la firma, menor será su valor si pensamos que podemos adquirir una por sólo $100.
Explotar un sistema, un diagrama, sin interrogarlos, carece de sentido, a mi parecer, para cualquier investigación artística. Sin embargo la obra de Camnitzer se auto-cuestiona o re-elabora, al menos de acuerdo a un sarcasmo inicial, del que hoy es una suerte de víctima. Si la “obra histórica” de Camnitzer predijo todo esto, la ironía se torna autorreflexiva.
Quizás el primer garabato único, originado sólo de un punto sobre una hoja de papel sea mucho más valioso que 10.000 sobre una hoja de papel.
Esta nota forma parte de una serie de artículos co-editados con Taller BLOC.
Listado de imágenes:
- Luis Camnitzer, Todos los que no saben leer español son estúpidos, 2009/2013, instalación, ruta entre MMDDHH y MAC Quinta Normal.
- Luis Camnitzer, Autoservicio, 1996/2013, fotocopias, sello de goma, almohadilla y siete pedestales de madera, MAC Quinta Normal.
- Luis Camnitzer, Ventanas, 2001-2002/2013, libros y hormigón, MAC Quinta Normal.
[1] Daros (Ed.). Luis Camnitzer. Zürich: Daros Museum. 2010. Pp. 1.
Raciel
17 junio, 2016 @ 16:19
Me encantaría tener Los ejercicios de Los 1000 dibujoe del maestro Camnitcer, por favor si es posible enviar a este email como adjuntoen PDF o word. Soy docente y lo utilizo en ocasiones con los estudiantes pero lo perdí. Me parece excelentes sus reflexiones sobre el concepto del arte.