Hoy, Gabriel Meza, investigador postdoctoral del Departamento de Lengua y Literatura de la UAH, nos reseña Por hora, por día, por mes, del poeta Martín Barea Mattos, uno de los “proyectos poético-musicales más sugerentes en cuanto a cruces interdisciplinarios de la actual poesía experimental del Uruguay”.
En la actual escena poética de Montevideo, una de las figuras que destaca por su versatilidad artística y una gran capacidad de gestionar instancias culturales es Martín Barea Mattos (Montevideo, 1978). Su obra transita entre la poesía, la música y las artes visuales, y está cada vez más consolidado como un referente de la poesía experimental uruguaya del siglo XXI. Además, como gestor cultural ha mostrado grandes cualidades para abrir espacios de diálogo, experimentación, reflexión y exposición en torno a la poesía y otras artes. Desde hace quince años (2005 a la fecha) gestiona el ciclo de lecturas, performances y recitales, conocido como “Ronda de poetas”. Por otro lado, es realizador del taller de experimentación en poesía “Laboratorio de Manipulación Poética”, que ha dictado en Uruguay, Argentina y España. Y también ha sido el coordinador general del festival internacional de poesía “Mundial Poético de Montevideo”, en sus seis ediciones: 2013, 2016, 2017, 2018, 2019 y 2020.
Dentro de la prolífica actividad creativa y de gestión cultural de Martín Barea Mattos, quiero detenerme en un proyecto que me parece clave dentro de su obra y que abre el diálogo interartístico entre poesía y música. Me refiero al trabajo poético-musical titulado Por hora, por día, por mes. Este proyecto nace de la asociación creativa entre Barea Mattos y el músico docto Facundo Fernández Luna, quien desde la composición en guitarra clásica le imprime al proyecto un carácter de alta prolijidad en los arreglos e instrumentación de las piezas musicales, en las que el texto poético es puesto en música. Para describir las características de este proyecto y reflexionar en torno a las relaciones interartísticas que pone en evidencia, voy a referirme a su último trabajo, el disco titulado Once, grabado en vivo en Sala Camacuá el 3 de septiembre de 2016, mezclado y masterizado entre septiembre y octubre de 2019, y publicado finalmente en Montevideo en el mes de abril de 2020.
El esquema general de Por hora, por día, por mes es la musicalización del texto poético escrito por Martín Barea Mattos, en que el poema es integrado a una pieza musical como letra cantada o declamada. Dicha pieza musical ha sido compuesta con una estructura y una lógica internas que la hace más compleja que una música incidental que ofrece solo climas o paisajes sonoros, sino que son piezas con una consistencia compositiva que les da un valor en sí mismas. Mérito del guitarrista Facundo Fernández Luna es la versatilidad sonora, los trabajos corales y la dinámica en la ejecución de los instrumentos, principalmente de la guitarra clásica, que está presente en todas las piezas del disco y que en cada una va adoptando intencionadamente distintos matices que facilitan la unidad entre texto y música.
El disco Once cuenta con la siguiente formación: Martín Barea Mattos en la composición de los textos y la voz principal; Facundo Fernández Luna en composición musical, guitarra y coros; Luján Fernández Luna en acordeón, flauta y coros; Pablo “pelao” Meneses en batería y coros; y Nicolás Pequera en bajo. Además, el disco se compone de las siguientes piezas musicales: “Réquiem + Himno Cardinal”, “Maestro”, “Autocracia”, “Importamos”, “La E”, “Los Muchachos”, “La verdad de la milanesa”, “El terror es plagio”, “Hamburguesa”, “Flotan” y “La calavera”.
Para adentrarnos en las características de este proyecto, específicamente en la musicalización y puesta en escena de Once, es necesario observar tres niveles que operan en esta producción de manera simultánea: lo visual, lo musical y lo literario.
Como suele ser característico de los proyectos que vinculan texto poético y música, la noción de performance poética no puede separarse de la dimensión visual, que se expresa en aspectos como la puesta en escena de los artistas, el vestuario, la decoración del escenario, la proyección de imágenes, etc. En relación a esto, lo primero que llama la atención en la exhibición de Once, es la actitud de frontman del poeta Martín Barea Mattos, su corporalidad y su presencia escénica impactan al espectador, ya que es una imagen imponente y llamativa, apoyada por un vestuario especial para la ocasión y por una teatralidad que también se manifiesta en la decoración del escenario. Algunos recursos visuales que encontramos en el escenario son el uso de fondos plateados y focos móviles que buscan generar climas lumínicos y juegos con la oscuridad en el espacio escénico. Ya sea en las presentaciones en vivo o en los registros en video, el aspecto visual en ningún caso es perdido de vista por los integrantes del proyecto. Muy por el contrario, este aspecto viene a ser una dimensión que aporta a la conformación de la identidad y personalidad de Por hora, por día, por mes.
En cuanto a lo literario, una de las primeras características que destaca es el carácter urbano y contemporáneo de sus temáticas. En la lírica de las piezas abundan las alusiones a la ciudad contemporánea: calles, ferias, ambulancias, patrulleros, negocios, carteles de “se vende” o “se alquila”, señales de tránsito, alumbrado público, persianas e incluso la misma ciudad vieja de Montevideo es citada en la pieza titulada “Maestro”. Otro aspecto importante es la resignificación del lenguaje y los juegos de palabras presentes en algunas piezas. Ejemplo de esto son los juegos semánticos que se dan al convertir un vocablo en una palabra compuesta, como: “alfabetiz-acción” en la pieza titulada “Importamos” o “terror-izar” en “El terror es plagio”. También el juego con el lenguaje está presente en la pieza titulada “La E”, mediante la lúdica exposición de conceptos que comienzan con esta vocal.
En Once de Por hora, por día, por mes nos encontramos también con un aspecto que me parece fundamental: la crítica social muchas veces ejercida mediante el sarcasmo. Esto se expresa mediante temáticas específicas que van desde la posición del arte frente al poder político, los aspectos económicos dominantes en la sociedad, y lo convencional de lo religioso y las maneras de comportamiento de los sujetos, como se ve muy bien expuesto en la pieza “Autocracia”. Además encontramos alusiones a otros temas como el aborto o la pastilla del día después.
Sin embargo, lo que me parece más definitorio del estilo de Por hora, por día, por mes, es su carácter cómico-serio, es decir, la manera en que a través del sarcasmo y el humorismo se plantean reflexiones vitales, y críticas sociales de una gran profundidad. En los textos, la forma sarcástica y lúdica siempre tiene como sustrato una perspicacia intelectual que invita a la reflexión. Observamos pasajes cargados de humorismo en, por ejemplo, “La verdad de la milanesa”: “La verdad de la milanesa/ Servida sin telón ni mesa/ (Y pedí mayonesa/ y me encendí de amor)”, donde la clara y lúdica alusión a la canción “Rezo por vos” de Spinetta/García remite a toda una tradición musical a la que se puede aludir, tanto desde la más seria reflexión estética e intelectual, como desde lo más lúdico y humorístico de una poesía experimental.
Otro ejemplo lo encontramos en “Hamburguesa”, donde el texto indica traviesa y divertidamente: “A-E-I-O-U hamburguesa eres tú”. Destaca en esta pieza el intencionado delirante y absurdo tono en la composición musical, con tintes de ronda infantil, que a pesar del aspecto humorístico, desde lo textual invita a reflexionar estéticamente sobre un posible acercamiento al surrealismo en las imágenes poéticas y a la antipoesía en la forma.
Por último, quisiera referirme a algunos aspectos de la dimensión musical. Un rasgo distintivo de la composición musical de Por hora, por día, por mes es la alternancia de pasajes de guitarra clásica con pasajes de carácter experimental, y también la manera en que el soporte musical de las estrofas –en la mayoría de las piezas, más denso en su estructura y ejecución– deriva en una composición musical para los coros en los que se descomprime esta densidad, y muchas veces invita al público a participar con palmas y gritos. Es como si desde la composición musical conscientemente hubiera un afán por comprimir y descomprimir el soporte musical de los textos, y por “despeinar” la seriedad que puede sugerir el uso de instrumentos vinculados al ámbito docto, como la flauta o la guitarra clásica, lo que vendría a reforzar el carácter cómico-serio observado en la dimensión textual.
También me gustaría destacar la ejecución vocal de los textos y sus peculiaridades sonoras. En este nivel encontramos que la puesta en voz del texto por parte del Poeta Martín Barea Mattos, está ejecutada entre el canto y la declamación, y por lo tanto cuesta identificar líneas melódicas fijas para la voz y anticipar las melodías, ya que no siempre tienen un patrón regular. Este carácter “intermedio” lo encontramos también en los tonos en que el poeta ejecuta la voz principal, ya que se percibe con una afinación precisa, pero en rangos que no son los más habituales a la afinación estándar de los instrumentos, situación que el talento compositivo de Facundo Fernández Luna logra equilibra muy correctamente. También creo importante destacar, dentro de este aspecto musical, la tendencia a los finales abruptos que se observa en la mayoría de las piezas que componen esta obra poético-musical, lo que viene a reforzar la personalidad lúdica y el carácter histriónico y casi teatral de su puesta en escena. En fin, creo que estamos ante uno de los proyectos poético-musicales más sugerentes en cuanto a cruces interdisciplinarios de la actual poesía experimental del Uruguay.
* Esta reseña fue elaborada en el marco del proyecto Fondecyt de Postdoctorado N° 3190528: “La musicalización de textos poéticos y su aporte a los estudios literarios en Chile”, del que su autor es investigador responsable.