En el prólogo de su libro anterior, Conflicto de Representaciones, José Santos narra la extraña mezcla de sensaciones que le produjo la vuelta a Chile (a Talca, más específicamente) tras estudiar en Alemania. En otras ocasiones he podido escuchar de su propia boca algunas peripecias de este proceso, que parecen sacadas de una novela picaresca, y pensaba también en desencuentros y sorpresas similares que me ocurrieron cuando me enfrenté también al retorno tras disfrutar de casi tres años de doctorado en Barcelona. Apenas llegué tuve la suerte de poder dictar un curso en la Universidad Diego Portales, y pronto comencé a escuchar el rumor de mis colegas de que si uno publicaba un artículo en un cierto tipo de revistas le pagaban mucha plata. Por ese entonces me sentía muy orgulloso porque me habían publicado mi primer artículo en la revista Taller de Letras de la Universidad Católica, donde había estudiado mi licenciatura y magister. Pero no, esta revista que yo consideraba tan prestigiosa (probablemente porque era la única revista académica que conocía), no había entrado aún al olimpo del conocimiento científico: no era ISI. No tenía idea lo que era ISI. Comencé a averiguar y sólo había dos revistas literarias con tal status: la Revista chilena de literatura, de la Universidad de Chile, y Estudios Filológicos, de la Universidad Austral. No creo que en la Chile me vayan a pescar, me dije, y me enfoqué en Estudios Filológicos. Mi mujer, con sagacidad, me aconsejó: haz algo sobre Andrés Anwandter, que es de Valdivia, de más que te lo publican. Me tomé en serio el encargo y terminé lo que entonces consideré un buen ensayo sobre la poesía de mi amigo que, por entonces, aún no suscitaba tanta atención crítica. No tengo idea hasta qué punto el «color local» de mi objeto de estudio haya ayudado para que finalmente lo aceptaran. Pero lo cierto es que éste no fue sólo mi primer artículo ISI sino también el primer síntoma de que me estaba convirtiendo en lo que el Pepe denuncia con tanta precisión en este nuevo libro: una mini PyME.
No he podido dejar de leer estas páginas como un desafío a las biografías que los académicos de nuestra generación (aunque el Pepe es muchísimo más viejo que yo) estamos construyendo. Como cualquier profesor e investigador, me he sentido confundido al tratar de conciliar mis pasiones y mi inocencia con la necesidad de ser pragmático. Como la selección chilena durante estos días, me he sentido confundido al no saber si optar por el vértigo o la posesión de la pelota. Este libro no nos ofrece, sin embargo, recetas de cocina para aplicar sin más. No es un libro de autoayuda para académicos. Pero sí me ha obligado, al menos, a revisar críticamente muchas decisiones que he debido tomar en estos años. Por momentos sentí algo de vergüenza al verme retratado en algunas de las descripciones que aquí aparecen, y en un par de ocasiones, por contraste, sentí que algunas de mis despistes resultaban un poco más dignos.
Es evidente que el campo de acción de Cartografía crítica no se limita a los filósofos, sino a todos quienes nos desenvolvemos en el campo de las humanidades. También me ha tocado leer a colegas que machacan insistentemente un mismo tema, y también me ha tocado conocer a un nuevo tipo de alumno que podríamos calificar como «winner», que antes de pensar en un tema que verdaderamente les gustaría investigar prefieren escoger a aquellos profesores que tienen proyecto Fondecyt. Lo peor, como señala el Pepe, es que son muchos los buenos profesores que están dejando de hacer clases e investigar, y muchos los buenos alumnos que se están desanimando. No sobreviven necesariamente los más inteligentes ni los más creativos, sino los mateos que se sientan en primera fila, los que sí saben llenar un formulario. Se ha producido un proceso similar a lo Justo Pastor Mellado ha llamado, en el ámbito de la creación artística, «[l]a fondartización, o sea, el arte chileno como un arte de formulario».
Quisiera ahora leer una cita más o menos extensa: «Los profesores se transforman cada vez más en modestos burócratas al servicio de la gestión comercial de las empresas universitarias. Pasan sus jornadas llenando expedientes, realizando cálculos, produciendo informes para (a veces inútiles) estadísticas, intentando cuadrar las cuentas de presupuestos cada vez más magros, respondiendo cuestionarios, preparando proyectos para obtener míseras ayudas, interpretando circulares ministeriales confusas y contradictorias. El año académico transcurre velozmente al ritmo de un incansable metrónomo burocrático que regula el desarrollo de consejos de todo tipo (de administración, de doctorado, de departamento, de curso de graduación) y de interminables reuniones asamblearias.
Parece que nadie se preocupa, como debería, de la calidad de la investigación y de la enseñanza. Estudiar (a menos se olvida que un buen profesor es ante todo un infatigable estudiante) y preparar las clases se convierte en estos tiempos en un lujo que hay que negociar cada día con las jerarquías universitarias. No nos damos ya cuenta de que separando completamente la investigación de la enseñanza se acaba por reducir los cursos a una superficial y manualística repetición de lo existente.»
Estos párrafos no pertenecen a Cartografía crítica, sino a La utilidad de lo inútil, un manifiesto publicado en 2013 por Nuccio Ordine, profesor de literatura italiana en la Universidad de Calabria. A pesar de que el Pepe enfoca su libro en la situación nacional y vincula parte de sus problemas con el marcado eurocentrismo de su disciplina, no cabe duda que se trata de un problema global. Durante los últimos años he conversado recurrentemente acerca de estos asuntos con colegas chilenos, latinoamericanos, estadounidenses y europeos, y todos coinciden en un diagnóstico similar, al que reaccionan con indignación, resignación o melancolía. Es muy cierto que tanto aquí como allá estos procesos han respondido al intento por mejorar vicios antiguos (endogamia, amiguismos, arbitrariedades) pero estas supuestas soluciones se han ido implantando de manera muchas veces acrítica. Lo peor, sin embargo, es que detrás de esta enorme confabulación internacional no hay un malo, como en las películas de James Bond. Lo decepcionante es que hemos sido los propios académicos quienes no hemos opuesto una suficiente resistencia, quienes hemos preferido acomodarnos y pensar menos, imaginar menos.
Lamento haber botado las notas que escribí al leer esa primera versión de este libro (las deseché luego de comentarlas con el Pepe porque ni yo mismo entiendo ya mi letra), pero sí recuerdo mucho la desazón que iba sintiendo al acercarme al final. Aunque conocía muchos de estos datos y otros los suponía, el efecto de concentración de todos ellos fue muy duro. Felizmente, el autor se guardaba un as bajo la manga y, como si fuera un guionista de película gringa, cierra el libro con un épico epílogo en el que recopila todas aquellas iniciativas de sus mismos colegas que sí permiten recobrar la esperanza.
«Hay algo en tu planteamiento, una visión pionera». Pepe: mereces con creces que te dedique estos dos versos de una canción de Javiera Mena titulada «Otra era». Y espero que tu libro se sume a muchos otros argumentos, esfuerzos y «chispezas», como diría Gary Medel, que nos permitan recobrar el orgullo de dedicar nuestras horas a estas tareas tan complejas, tan absurdas, y (aunque resulte raro ocupar esta palabra a propósito de la filosofía) tan entretenidas.
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Este texto fue leído en la presentación de Cartografía crítica, el 16 de junio, junto a las intervenciones de Álvaro García, Valentina Bulo y Daniel Santos. Este libro busca escrutar tres dimensiones de la labor filosófica en nuestro país (la enseñanza, la investigación y publicación, y la gestión) para “poner al descubierto sus límites, sus pretensiones, sus facetas escondidas, disimuladas, su cara oculta”. Felipe Cussen es profesor del Instituto de Estudios Avanzados de la USACH.
Referencias:
Mellado, Justo Pastor. «El triunfo de Piñera es un golpe a la intolerancia». Entr. Vicente Undurraga. The Clinic Online, 21 enero 2010. https://www.theclinic.cl/2010/01/21/justo-pastor-mellado-el-triunfo-de-pinera-es-un-golpe-a-la-intolerancia/
Mena, Javiera. Otra era. Santiago: Unión del Sur, 2014. CD.
Ordine, Nuccio. La utilidad de lo inútil. Manifiesto. Trad. Jordi Bayod. Barcelona: Acantilado, 2013.
Santos Herceg, José. Cartografía crítica. El quehacer profesional de la filosofía en Chile. Santiago: Libros de La Cañada, 2015.
–. Conflicto de Representaciones. América Latina como lugar para la filosofía. Santiago: Fondo de Cultura Económica, 2010.