Hoy entrevistamos a Álvaro Soffia para celebrar la reciente publicación de su primer libro de cómics, en colaboración con el dibujante Rodolfo Aedo: Silencio en el estadio (Planeta, 2022). Es un cómic sobre el mítico partido entre Chile y la URSS, del que se sabe muy poco, y en el que se entrecruzan pasión futbolera, historiografía y amor a la historieta como trabajo colaborativo: “Lo más bonito de trabajar en equipo fue aprender a transar en el camino, a soltar, a respetar la libertad creativa de cada uno, porque el resultado final casi nunca será tal cual te lo imaginaste al principio, de hecho casi siempre es mejor”.
Álvaro, ¿nos podrías contar cómo llegaste a encontrar esta historia y qué te propusiste al decidir rescatarla?
Fue una combinación de cosas. Estaba investigando para otro proyecto que se ambientaba en ese mismo momento histórico (Unidad Popular – Golpe de Estado) y entre el cúmulo de información que fui encontrando, me llamó mucho la atención la historia de estos partidos, que la Selección de Fútbol tuviera que viajar a Moscú en ese contexto, una semana después del Golpe, en plena Guerra Fría, con temor de dejar a sus familias solas ya que muchos se habían abanderado con el gobierno de Allende. Eso despertó mi curiosidad futbolera y empecé a indagar más, pero no encontré registros audiovisuales de ese partido, descubrí que el partido en la URSS no se retransmitió ni por radio ni menos por televisión, apenas pude juntar un puñado de fotos que circulan en internet. Luego está toda la incertidumbre de si venían a jugar a Chile el partido de vuelta o no, de cuyo absurdo desenlace sí hay múltiples registros. En parte eso me motivó a recrear esos hechos, tanto para saber más de lo que pasó como, sobre todo, para dar a conocer estos hechos poco conocidos a un público más amplio y contribuir desde la memoria histórica a que no se repitan los horrores el pasado.
Tú eres historiador de formación, y eso se nota, por ejemplo en que el cómic incluye al final una serie de entrevistas y documentos que subrayan su carácter de hecho histórico. ¿Cómo fue el proceso de investigación para este libro?
Cuando chicos nos enseñaron que la Historia estaba compuesta principalmente de batallas, fechas y nombres: episodios solemnes. También nos dijeron que la historieta era un pasatiempo o mera entretención. Que la Historia era algo objetivo o verdadero y la historieta, espacio para la imaginación y la fantasía. O incluso que la veracidad gráfica se oponía a la visión de autor. Hoy esa dicotomía se diluye, toda objetividad es cuestionable y nos parece que la mezcla permite un sinfín de posibilidades que nutren y revitalizan a ambas disciplinas. Para nosotros la subjetividad es piedra angular de lo que hacemos, en cada dibujo encontraremos interpretaciones, donde la toma de decisiones estéticas es parte esencial del discurso. Esto nos permitió abordar con otra óptica los procesos de documentación, lectura crítica de bibliografía, la alimentación del guión con recursos de época, el tratamiento de la memoria, los testimonios de entrevistados, la autocensura, el trabajo de campo, la perspectiva crítica de la historia, entre otros aspectos. Gracias a la libertad creativa pudimos “rellenar” los intersticios que deja la documentación histórica, logrando crear una trama intermedia, dramatizada pero plausible. En suma, que las y los lectores se informen de manera entretenida amplía las posibilidades de que generen una opinión propia.
¿Cómo fue el proceso colaborativo de pasar del guión al dibujo?
Nada de esto hubiese sucedido sin la fortuna de haber conocido el trabajo del dibujante Rodolfo Aedo. En la librería del GAM encontré su libro “La isla de los muertos” y me encantó su estilo de dibujo. Nos pusimos en contacto, vimos que coincidíamos en nuestra visión sobre la historieta y en particular la novela gráfica, que compartíamos referentes, lecturas, por lo que poco a poco hicimos migas y empezamos a buscar historias para desarrollar en conjunto. Al principio yo no tenía idea cómo hacer un guión (por más que hubiese leído a McKee o a Eisner) y menos cómo colaborar con un dibujante, que ya tenía obra publicada y para el que esto no era juego, ya que estaba apostando de lleno a dedicarse a la historieta. Las historias que le contaba a Rodolfo tenían potencial pero había que pulirlas. Así que me puse a averiguar y entré a un taller de guion de cómic con Felipe Benavides, que marcó un punto de inflexión porque allí empecé a trabajar un guion técnico, que facilitó mucho el trabajo con el dibujante. Para explicarlo en simple, tenemos dos columnas, una donde se detalla lo que se ve en cada viñeta y en la otra lo que se lee. A eso le puedes agregar referencias visuales, fotografías, bocetos, lo que haga falta. Para mí fue (y sigue siendo) mágico recibir las páginas dibujadas, tal vez porque es algo que yo no puedo hacer por mis medios, ya que mi dibujo es muy básico. Algo similar pasa cuando el rotulista le pone los textos y ya tienes una página terminada. Lo más bonito de trabajar en equipo fue aprender a transar en el camino, a soltar, a respetar la libertad creativa de cada uno, porque el resultado final casi nunca será tal cual te lo imaginaste al principio, de hecho casi siempre es mejor. El dibujante potencia el valor de la obra haciéndola suya, interpretando a su manera.
¿Cómo ha sido hasta ahora la recepción de esta publicación?
Emocionante. La verdad estamos muy agradecidos por el trabajo de promoción que ha hecho la editorial, son muy profesionales, la distribución además excelente, el libro está disponible en todo el país, un lujo. Pero sobre todo muy contentos de que la obra esté despertando interés y sea leída, que al final es lo que importa. Este proyecto nos tomó años y, como a la gran mayoría, nos costó mucho que una editorial se la jugara por publicarla, entonces ver que después de todo eso ahora la gente la lee, la comenta, se asombra, la encuentre interesante, le gatilla preguntas, les deja pensando o les dan más ganas de saber sobre el tema, eso ya es muy gratificante.
¿Cuál podría ser tu próximo proyecto?
Parece que las cosas buenas vienen juntas, ya que mientras estábamos editando y preparando este libro para imprenta, obtuve la beca de creación del Fondo del Libro para poder desarrollar nuestra próxima novela gráfica. Fue la tercera vez que postulaba y ya casi no tenía fe cuando postulé, así que fue una muy buena sorpresa. Básicamente te permite contar con los recursos para armar un equipo de trabajo con el cual producir la obra (investigación, guion, dibujo, entintado, rotulación). Puedo adelantar que se tratará sobre la juventud de un escritor chileno que hace un viaje que le cambiará la vida. Vamos a trabajar con el mismo equipo y la obra debería estar lista para el próximo año.