”Una obra (artística) que se sobrepone a otra (documental), y que en ningún momento deja de revelar su intervención”, así describe Isidora Sims a Chile Proyect [Re-classified] (Libros del Pez Espiral, 2016), de Carlos Soto Román, obra-palimpsesto que surge ”como una respuesta al silenciamiento y a la frialdad de aquellos escritos [los documentos desclasificados de la CIA en el año 2000] al censurar y referirse a realidades tan complejas como las que surgieron en (y por la) dictadura”.
Chile Project [Re-classified] es un libro realizado por el químico farmacéutico, traductor y poeta Carlos Soto Román[1] (1977). Editado por Libros del Pez Espiral, este consiste en un sobre negro que contiene hojas sueltas correspondientes a reproducciones intervenidas de documentos desclasificados por la CIA en el año 2000[2], relacionadas con el apoyo norteamericano al golpe de Estado en Chile, y referidos al periodo 1968-1991. Entre estos documentos se incluyen escritos sobre operaciones encubiertas que tenían el objetivo de derrocar al presidente Salvador Allende, información sobre la Operación Cóndor y, entre otros datos, se encuentra la participación de Manuel Contreras en la CIA.
A partir de las múltiples operaciones visuales y poéticas que en él confluyen, el libro se presenta como un objeto híbrido. Además de cruzarse en él las figuras del libro de artista, del libro-objeto y de la poesía visual, es un artefacto que tiene, simultáneamente, múltiples formas: en un principio, la obra se inscribe sobre documentos institucionales que fueron transformados por Soto Román en una obra poética y visual, intervenida y publicada en formato PDF en el año 2013[3]; en el año 2016 se otorgó un cuerpo físico a este PDF mediante elaboración de un libro-objeto; y prontamente será reeditado, manteniendo su formato impreso, pero con algunas variaciones visuales.
Al enfrentarnos por primera vez a la obra, nos encontramos con un sobre con sellos de confidencialidad e inscripciones manuscritas, que evoca a aquellos utilizados en instituciones para resguardar documentación oficial o interna. Posee diferentes tipos de inscripción: el título de la obra junto al nombre del autor, donde indica que se trata de documentos reclasificados, en otras palabras, que tras haberse liberado su contenido, se ha vuelto a establecer su carácter secreto y confidencial. En él hay anotaciones manuscritas, palabras tachadas y otras subrayadas, palabras y frases que parecen realizadas con un timbre e inscritas de manera reiterativa: “secret”, “confidential”, “all information contained here is unclassified except where shown otherwise”. Este primer acercamiento es un punto de partida de la obra, pero también sugiere una advertencia respecto a su contenido: se trata de información sensible.
Los documentos en los que se basa esta obra, al momento de ser desclasificados, se encontraban censurados y alterados por la CIA con el objetivo de eliminar cualquier información que pudiese afectar a poderes hegemónicos de los Estados Unidos o a quienes colaboraron con ese país. Una vez abierto el sobre, hay un acervo de documentos que guardan al menos dos tipos de intervenciones, realizadas en distintos momentos y con diferentes motivos.
Las primeras tachaduras aparecen como gruesas líneas negras que fueron perpetradas por la CIA con el objetivo de censurar contenidos textuales; y en un segundo plano, se encuentran las tachaduras blancas que Soto Román dibujó con corrector, y con las que se propuso borrar todo aquello que antes no había sido censurado, a excepción de algunas frases o palabras como “confidential”, “secret”, “murder”, “death”, timbres burocráticos (como el logo del Departamento de Estado de Estados Unidos) o restos de rayaduras manuscritas.
Al aplicar corrector en (casi) todo lo que no había sido previamente censurado, el poeta acentúa las borraduras de la CIA, dado que el fondo blanco del papel (que pareciera expandirse con la superposición de las tachaduras blancas) y los bloques negros generan una visualidad de contrastes. Las borraduras de Soto Román, sin embargo, no son invisibles y tampoco pretenden serlo, por lo que se revelan las marcas artificiales del corrector blanco sobre la superficie del documento. De este modo, el gesto de borramiento que ejerce Soto Román sobre el impreso se exhibe como un gesto plástico, que interviene como un pincel sobre el lienzo.
Estas composiciones de blancos y negros sobre las páginas de Chile Project evocan la manera que tenía Mallarmé de comprender la página, como una unidad visual donde blancos y negros se distribuyen y dialogan. Al mismo tiempo, y como consecuencia, nos recuerda la apropiación que hizo Marcel Broodthaers en 1969 de Un coup de dés jamais n’abolira le hasard, donde sustituye el texto del libro de Mallarmé por barras negras, además de otra serie de obras que trabajan con tachaduras negras sobre papel, como Alarma (1975) de José Miguel Ullán o Philomena [Exploded House] (2012) de Caroline Bergvall[4]. Estas obras coinciden en un vínculo entre imagen y escritura, donde esta última emerge (o más bien es eliminada) para transformarse en un elemento visual. Ponen en cuestión el estatuto de la página y el objetivo que cumplen las palabras o inscripciones en ella. En este sentido, se hace brotar el valor plástico que existe en la liviandad del papel y su bidimensionalidad.
Se configura, entonces, como una obra eminentemente visual que a través de su soporte (hojas contenidas en un sobre) pone en juego lo visible y lo invisible, lo censurado y lo permitido, lo blanco y lo negro. Lo que queda entre estos contrastes se mantiene como residuo de lo que no fue eliminado, se establece como huellas de lo que fue el primer documento (tal como fue encontrado por Soto Román) y sienta las bases de lo que será luego el libro.
Lo que el poeta decide dejar, entonces, son restos de un lenguaje burocrático (rayas, símbolos y series de números manuscritos, números de páginas, timbres, tablas vacías) que, en realidad, no dicen nada y permean la obra de un aire absurdo. Estas huellas de lenguaje permiten que la obra haga evidente su origen, es decir, su carácter documental. De este modo, Chile Project emerge como una respuesta al silenciamiento y a la frialdad de aquellos escritos al censurar y referirse a realidades tan complejas como las que surgieron en (y por la) dictadura.
Un palimpsesto es un manuscrito de la antigüedad que ha sido registrado sobre una superficie, luego de haber borrado una inscripción anterior. De esta operación resulta una superficie con múltiples capas de representación: unas antiguas (que se presentan como borraduras) y unas nuevas (que se superponen a las antiguas). Desde aquí, esta obra opera como un palimpsesto. Chile Project es una obra (artística) que se sobrepone a otra (documental), y que en ningún momento deja de revelar su intervención. La huella de la inscripción “antigua” se exhibe junto a la “nueva” escritura.
Consiste, asimismo, en la superposición pictórica de capas por sobre los documentos de la CIA: la tinta negra que oculta el texto impreso y luego la tinta blanca sobre aquel. Actúa, a su vez, bajo un principio de economía artística: se apropia y reanuda lo dicho (o hecho) en una superficie encontrada con el objetivo de generar un nuevo contenido. Se sustenta en lo dado, en materiales de segunda mano a los que desvía de su sentido original.
Al construirse de esta manera, Chile Project es una obra que se establece sobre documentos que “relatan” un pasado (que ha sido tachado y distorsionado), y que llama a la memoria a través de la visualidad de las tachaduras, o en otras palabras, que traduce la noción de censura a la imagen visual. Recuerda a la Biblioteca de la No-Historia de Chile realizada por la artista visual Voluspa Jarpa en el año 2010[5]. Ambos casos —el de Soto Román y el de Jarpa—, relatan y cuestionan la ilegibilidad de aquellos documentos, que (irónicamente) revelan más como imagen que como texto.
El palimpsesto opera en Chile Project como un intento de hacer visible (y visual) la indiferencia de la censura y el silenciamiento de la información en torno a lo acaecido en dictadura a través de documentos oficiales en los archivos de la CIA. Se presenta como huellas, restos y también cicatriz de un pasado que resulta doloroso y difícil de traducir a la palabra, y que, sin embargo, emerge en estos documentos. Reinventa los posibles sentidos u objetivos de los documentos originales: aquellos documentos ya no son informes de nada, no comunican, ni siquiera son capaces de volver a ser censurados.
Esta obra guarda relación con los vínculos establecidos entre entre archivo y arte en las últimas décadas, que ha llevado a varios artistas a agregar registros (memorias, cartas, testimonios, diarios y diferentes tipos de documentos) a sus productos artísticos con el fin de representar, ilustrar, denunciar y hurgar en ciertos hitos del pasado. Archivo y obra de arte se coordinan y juntos funcionan no sólo como un medio para activar la memoria y hacer reemerger aquello que estuvo presente, sino también permite transportar a la actualidad lo que en otros momentos ha sido censurado y suprimido de la memoria.
[1] Carlos Soto Román ha desarrollado un trabajo poético que cruza distintas disciplinas como la música, la literatura y las artes plásticas. Nacido en Valparaíso y magíster en Bioética por la Universidad de Pensilvania, es también autor de libros como La marcha de los quiltros (1999), Haikú minero (2007) y 11 (2018), además ha traducido libros como Do or Diy. Autoedición, apropiación, recontextualización y plagio (2013).
[2] Los documentos desclasificados se pueden encontrar en: https://foia.state.gov/Search/PressRelease.aspx?q=state&type2=20001113.
[3] Su versión en PDF fue realizada con el objetivo de conmemorar los 40 años del golpe de Estado en Chile. Se puede encontrar en este enlace: https://www.gauss-pdf.com/post/60951201700/gpdf082-carlos-soto-roman-chile-project.
[4] El poeta y académico Felipe Cussen publicó, respecto a esto, una “Pequeña galería de tachaduras”. Véase: Cussen, F. (2015, septiembre 21). Pequeña galería de tachaduras. CECLI. Centro de Estudios de Cosas Lindas e Inútiles. https://ceclirevista.com/2015/09/21/pequena-galeria-de-tachaduras/.
[5] Esta obra consiste en la exhibición de 668 libros realizados, enumerados y firmados por la autora, que contienen material de archivo alterado, y que comienza de la selección de los mismos archivos con los que trabaja Soto Román, aquellos que fueron desclasificados por la CIA en el año 2000.