Hoy, la ensayista y académica de la PUC, Marcela Labraña, escribe sobre el libro La despedida. Encuentros con Georg Trakl, la primera publicación de Laika editora, que se basa en Recuerdos de Georg Trakl de Ludwig von Ficker; un libro enigmático, que recoge testimonios de personas que llegaron a conocer a Trakl “de manera más bien general que íntima”, pero que quedaron profundamente impresionados por la genialidad de su obra y su personalidad.
Conozco poco a Trakl. Tan pero tan poco, que por lo general pronuncio mal su apellido. Parte del problema, me ha hecho ver un buen amigo, es que lo escribo mal, es decir, la I antes de la k. El caso es que, como muchos en Chile, lo conozco por vía indirecta, por Teillier. Por eso cuando me contactaron para presentar este libro no dudé en responder que sí, que encantada, ya que con Trakl me pasa lo que me pasa con varios buenos amigos de amigos queridos: siento que los conozco de toda la vida, aunque a veces solo llegue a saber de ellos a través de nuestros amigos en común, por las pormenorizadas historias que de ellos nos cuentan. Vi entonces esta propuesta de Laika editora como un convite del propio Teillier a conocer a su amigo Trakl, a tomar un vino, quizá; en el bar La Unión chica, tal vez. Pensé que si hubiera sido buena amiga de Teillier y, dada la reputación de Trakl, le hubiera dicho que a un vino no, que mejor quedáramos a un café.
La despedida. Encuentros con Georg Trakl, la primera publicación de Laika editora, se basa en Recuerdos de Georg Trakl de Ludwig von Ficker, libro que recoge testimonios de personas que llegaron a conocer a Trakl. En el prólogo, Ignacio Reichhardt, autor de la selección y traductor de La despedida…, señala que buena parte de los autores de estos textos en realidad no compartieron con Trakl por un plazo mayor de dos años y “de manera más bien general que íntima” (10). “¿Por qué, entonces”, se pregunta Ignacio, “Ludwig von Ficker editó y publicó un libro conmemorativo cuyos textos fueron escritos por personas que apenas conocieron a Trakl?” Como suele ocurrir con las preguntas retóricas, Ignacio responde con elocuencia en el párrafo siguiente. Antes de referirme a esta respuesta, mostraré algunas páginas de la primera parte del libro: fotografías, fragmentos de cartas, entrevistas y semblanzas de los autores de los testimonios, arman una suerte de álbum familiar que recuerda a Barthes por Barthes o Poste restante de Cynthia Rimsky. Vayamos ahora, sin más preámbulo, a la elocuente respuesta de Ignacio:
Lo que les da gran parte de su fuerza y significación a los distintos testimonios, y que de alguna manera justifica su traducción, es la profunda impresión que causó Trakl en quienes lo conocieron. La figura y la obra de Georg Trakl produjeron en algunos de ellos la sensación de estar frente a un poeta único, de los mejores en lengua alemana de todos los tiempos: en la mayoría de los casos produjo la impresión de estar en presencia de un ‘pararrayos celeste’, en palabras de Rubén Darío (10).
Volvamos ahora a nuestro amigo en común, al que me ha dado señas de Trakl todos estos años. Regresemos en concreto a su libro El molino y la higuera (1993), a su poema titulado “A Georg Trakl (1887-1914)”:
Entre avellanos juegan niños a la gallina ciega
como enamorados que se abrazan en sueños.
Zumban las moscas junto a una carroña
o, tal vez, llora, antes de nacer un niño.
Ya no se juega sino en la Escuela de la Cimarra
que aplastará el Talón de Hierro.
Los niños del Futuro prefieren yacer bajo tierra
y hablan por ellos sólo moribundos avellanos.
Hay enamorados que se abrazan en sueños.
Lloraron por ellos Johny Ray y una nubecita blanca.
Lloran por ellos los que ya no se abrazan.
Zumban las moscas alrededor de una carroña.
Es tarde. Sonrío, Georg, ante nubes como las que veías pasar
junto a las drogas, la Guerra y tu suicidio.
Sonrío indiferente, antes de escribir un poema esfumado
aunque en algún regazo esté llorando un niño.
Teillier también escribió “Georg Trakl, el profeta de occidente”. Al inicio de este ensayo recurre a las palabras que André Gide escuchó de Oscar Wilde: “Hay dos clases de artistas. Unos traen respuestas y otros preguntas. Hay obras que esperan largo tiempo antes de que se las pueda comprender, pues traen respuestas a preguntas que aún no han sido formuladas” (Prosas, 121). Varias de las impresiones de lectura desperdigadas en la primera parte de La despedida apuntan a que la poesía de Trakl es de aquellas que traen preguntas o misteriosas respuestas a preguntas que aún no han podido ser formuladas. Así, en una misiva de agradecimiento a Von Ficker por el envío de unos poemas de Trakl, Ludwig Wittgenstein confiesa que aunque no los entiende, el tono de su poesía lo deleita y seduce (99; 42n). El poeta Bruno Brehm, por su parte, da cuenta de un encuentro con Trakl a fines de 1913. Conversaban sobre la libertad y Trakl le señala a su interlocutor que si estuviera tan libre de preocupaciones como dice, sería incapaz de entender sus poemas.
–No los entiendo– le confesó Brehm acto seguido.
–¿Por qué los lee, entonces? arguyó razonablemente Trakl.
–¡No lo sé!–¿No los entiende para nada? pregunta algo ansioso, supongo, Trakl.
–Muy poco. Pero los leo y los vuelvo a leer. Retengo algunas líneas porque no me abandonan. Vea a estos hombres. Recuerde el que escribió: ‘Aparición de la noche: sapos emergen desde aguas plateadas'»(36).
La “ambigüedad esencial de la poesía de Trakl”, explica Teillier en su ensayo, “se expresa por imágenes más que por conceptos” y posibilita las más diversas interpretaciones (Prosas, 121). Quizá por esta razón es que sentimos un cariño entrañable por los poemas que no entendemos a cabalidad o por el verso o las líneas que nos superan pero que finalmente nos cautivan precisamente por ese estado en que nos dejan.
Para terminar esta invitación a adentrarse en la obra de Georg Trakl, leeré “A orillas del pantano”, poema al que pertenece el verso que Bruno Brehm no entiende y no olvida.
Caminante en el viento negro;
quedo susurra el reseco cañaveral en la calma del pantano.
Una bandada de aves silvestres pasa por el cielo gris, cruzando sobre aguas sombrías.
Agitación.
En una choza en ruinas bate sus alas negras la descomposición;
abedules deformes suspiran en el viento.
Anochecer en una taberna desolada.
La apacible melancolía de rebaños paciendo rodea misteriosa el camino de vuelta;
aparición de la noche: sapos emergen desde aguas plateadas.
Este texto está basado en la presentación del libro La despedida. Encuentros con Georg Trakl de Ignacio Reichhardt (Selección y traducción) que tuvo lugar en el Espacio literario de Ñuñoa el 1 de diciembre de 2021.