ELEGIE XIX: TO HIS MISTRIS GOING TO BED Come, Madam, come, all rest my powers defie, Until I labour, I in labour lie. The foe oft-times having the foe in sight, Is tir’d with standing though he never fight. Off with that girdle, like heavens Zone glistering, But a far fairer world incompassing. Unpin that spangled breastplate which you wear, That th’eyes of busie fooles may be stopt there. Unlace your self, for that harmonious chyme, Tells me from you, that now it is bed time. Off with that happy busk, which I envie, That still can be, and still can stand so nigh. Your gown going off, such beautious state reveals. As when from flowry meads th’hills shadow steales.
Off with that wyerie Coronet and shew The haiery Diademe which on you doth grow: Now off with those shooes, and then safely tread In this loves hallow’d temple, this soft bed. In such white robes, heaven’s Angels us’d to be Receavd by men; Thou Angel bringst with thee A heaven like Mahomets Paradice; and though Ill spirits walk in white, we easly know, By this these Angels from en evil sprite, Those set out hairs, but these our flesh upright. Licence my roaving hands, and let them go, Before, behind, between, above, below. O my America! my new-found-land, My kingdome, safeliest when with one man man’d, My Myne of precious stones, My Emperie, How blest am I in this discovering thee! To enter in these bonds, is to be free; Then where my hand is set, my seal shall be. Full nakedness! All joyes are due to thee, As souls unbodied, bodies unclothed must be. To taste whole joyes. Gems which you women use Are like Atlanta’s balls, cast in mens views, That when a fools eye lighteth on a Gem, His earthly soul may covet theirs, not them. Like pictures, or like books gay coverings made For lay-men, are all women thus arrayed; Themselves are mystick books, which only wee (Whom their imputed grace will dignifie) Must see reveal’d. Then since that I may know; As liberally, as to a Midwife, shew Thy self: cast all, yea, this white lynnen hence, [Here] is no pennance, much less innocence. To teach thee, I am naked first; why then What needst thou have more covering than a man.
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ELEGÍA XIX: AL ACOSTARSE
Ven, ven, señora, mi fuerza se opone al descanso, me esfuerzo intensamente hasta esforzarme. El enemigo a menudo, teniendo el enemigo a la vista, se cansa de no luchar. Descíñete la faja, resplandeciente como las esferas celestes, pero puesta en torno de un mundo más hermoso. Desabrocha el peto rutilante que te pones para que allí se detengan los ojos de los ineptos. Desanúdate, suelta los lazos que te atan, esas campanadas me dicen con tonos armónicos: llegó la hora de ir a acostarse. Sácate el corsé, que me da envidia, por estar inmóvil tan cerca tuyo. Revelan tus ropas al ir cayendo un terreno hermosísimo, como cuando las sombras se retiran de una pradera en flor. Arroja lejos esa guirnalda que te cubre y deja tan sólo en tu cabeza la guirnalda del pelo que sobre ella crece. Arroja lejos también tus zapatos, penetra así sin miedo en el templo sagrado de nuestro amor, en esta blanda cama. Así, de blanco, los Ángeles eran por hombres recibidos; Tú, Ángel, me traes contigo este cielo Que se parece al de Mahoma, y aunque De blanco van los espíritus malos, es fácil Por esto distinguirlos de estos otros: Nos paran los pelos en vez de la carne. Dale permiso a mis manos, déjalas correr Delante, atrás, entre, arriba y abajo. ¡Oh América mía! Continente hallado, mi reino habitado por un habitante tan solo, y por
[eso seguro, mi mina de piedras preciosas, mi imperio, ¡qué afortunado soy al descubrirte! Entrar en tus amarras es soltarse de todo lazo, allí donde mi firma está posada inscribiré mi sello: ¡oh desnudez entera! A ti se debe todo goce: igual que el alma que abandona el cuerpo para gozar ya sin impedimento así se libra el cuerpo de sus ropas. Las joyas que revisten las mujeres son como las manzanas de Atalanta, distracciones para los tontos, cuya vista en ellas se pierde, desviando el deseo. Como pinturas, portadas alegres de libros para atraer ignorantes, se arreglan así las mujeres; que son en sí mismas un libro sagrado, que sólo a [nosotros (dignos debido a la gracia otorgada) se debe revelar. Permite entonces, para que yo conozca, que aparezca tu cuerpo libremente, como ante una partera: despójate entonces de todo el blanco lino que te cubre: pues no hay aquí penitencia ninguna, inocencia ninguna. Me desnudo yo primero para enseñarte: qué falta te hace entonces más cobertura que un hombre.
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THE FLEA Marke but this flea, and marke in this, How little that which thou deny’st me is; It suck’d me first, and now sucks thee, And in this flea, our two bloods mingled bee; Thou know’st that this cannot be said A sinne, nor shame, nor losse of maidenhead, Yet this enjoys before it wooe, And pamper’d swells with one blood made of two, And this, alas, is more than wee would doe.
Oh stay, three lives in one flea spare, Where wee almost, yea more than maryed are. This flea is you and I, and this Our mariage bed, and mariage temple is; Though parents grudge, and you, w’are met, And cloystered in these living walls of Jet. Though use make you apt to kill mee, Let not to that, selfe murder added bee, And sacrilege, three sinnes in killing three.
Cruell and sodaine, hast thou since Purpled thy naile, in blood of innocence? Wherein could this flea guilty bee, Except in that drop which it suckt from thee? Yet thou triumph’st, and saist that thou Find’st not thy selfe, nor mee the weaker now; ’Tis true, then learne how false, feares bee; Just so much honor, when thou yeeld’st to mee, Will wast, as this flea’s death tooke life from thee.
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LA PULGA
Mira esta pulga, y mira cuán pequeño es el favor que tú, cruel, me rehúsas; me picó a mí primero; luego, a ti. Y en esta pulga tu sangre y la mía se han confundido; ¿puede declararse que hay en tal hecho pecado, vergüenza, o pérdida de la virginidad? Pero este insecto disfruta, sin matrimonio, y el muy consentido con nuestras sangres se atiborra. En cambio tal cosa no se nos es permitida a nosotros.
Detente, no la mates salva nuestras tres vidas perdonando a este insectillo, en quien nosotros casi nos casamos: sirva esta pulga de lecho nupcial, sea templo de nuestras bodas, por mucho que gruñan tus padres y tú, ya ha sido consumado adentro de este insecto nuestra unión. Por más que matarme, mi amor, acostumbres, no añadas suicidio a ese crimen, ni sacrilegio, tres faltas en una.
Cruel, despiadada, ¿has manchado tus manos con sangre inocente? ¿Qué culpa puede esta pulga haber tenido, excepto la gota que sustrajo de tus venas? Pero sobreviviste al robo, y me señalas que tú ni yo menos vivos estamos; ello es verdad: ¿no te parece entonces que falsos son tus miedos?, si te entregas a mí tanto honor perderás como vida con la picada de pulga perdiste.
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THE DREAME Dear love, for nothing lesse than thee Would I have broke this happy dreame, It was a theame For reason, much too strong to phantasie, Therefore thou wakd’st me wisely; yet My Dreme thou brok’st not, but continued’st it, Thou art so truth, that thoughts of thee suffice, To make dreames truths; and fables histories; Enter these armes, for since thou thoughtst it best, Not to dreame all my dreame, let’s act the rest.
As lightning, or a Tapers light, Thine eyes, and not thy noise wak’d mee; Yet I thought thee (For thou lovest truth) an Angell, at first sight, But when I saw thou sawest my heart, And knew’st my thoughts, beyond an angel’s art, When thou knew’st what I dreamt, when thou
[knew’st when Excesse of joy would wake me, and cam’st then, I must confesse, it could not chuse but bee Prophane, to thinke thee anything but thee.
Comming and staying show’d thee, thee, But rising makes me doubt, that now, Thou art not thou. That love is weake, where feare’s as strong as hee; ’Tis not all spirit, pure, and brave, if mixture it of Feare, Shame, Honor, have. Perchance as torches which must ready bee, Men light and put out, so thou deal’st with mee, Thou cam’st to kindle, goest to come; Then I Will dreame that hope againe, but else would die.
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EL SUEÑO
Amor, debido a nada excepto tú habría roto este sueño feliz, una imagen a la razón destinada, en exceso potente para ser sólo un fantasma, es sabio de tu parte despertarme, por tanto, mas mi sueño no interrumpes sino que sigues: eres tan verdad que el pensamiento de ti es suficiente para volver verdad sueños, ficciones, historias; entra a estos brazos, ya que decidiste que no soñara mi sueño completo, actuemos el resto. Como un relámpago, o luz de una vela me despertaron tus ojos, no el ruido que hiciste; al principio creí (pues amas la verdad), que eras un ángel, hasta que vi que veías por dentro mi corazón y mi mente, mejor que los Ángeles [pueden hacerlo, y que sabías qué estaba soñando, y sabías en qué momento me despertaría el exceso de gozo, y viniste, confieso que entonces habría sido herejía creer que tú fueras otra que tú.
Venir y quedarte conmigo te reveló tú, mas levantarnos me hace preguntarme si tú eres aún tú. Es débil el amor si enfrenta al miedo, ya no es espíritu puro, valiente, si en él se mezclan miedo, vergüenza y honor. Tal vez como antorcha que debe estar lista para apagar y encender si hace falta, así me tratas tú, pues viniste a encenderme, te vas para venir. Entonces yo soñaré esa esperanza Una vez más, o si no moriré.
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BREAKE OF DAY ’Tis true, ’tis day; what though it be? O wilt thou therefore rise from me? Why should we rise, because ’tis light? Did we lie downe, because ’twas night? Love which in spight of darknesse brought us hether, Should in despight of light keepe us together.
Light hath no tongue, but is all eye; If it could speake as well as spie, This were the worst, that it could say, That being well, I faine would stay, And that I lov’d my heart and honor so, That I would not from him, that had them, goe.
Must businesse thee from hence remove? Oh, that’s the worst disease of love, The poore, the foule, the false, love can Admit, but not the busied man. He which hath businesse, and makes love, doth doe Such wrong as when a maryed man doth wooe.
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AL ROMPER EL DÍA
Es cierto, es ya de día, ¿y a nosotros qué nos importa? ¿Piensas levantarte de nuestra cama? ¿Por qué, porque hay luz? ¿Nos acostamos porque anochecía? Amor, que aquí nos trajo a pesar de la noche, debiera mantenernos juntos pese al día.
La luz no tiene lengua, es toda ojo; si hablar pudiera como puede espiar, lo peor de que podría ser testigo es de que, estando bien, querría quedarme y de que tanto amé a mi corazón y honor que no acepté alejarme de su dueño.
¿Te debe alejar tu trabajo de mí? Oh, ése es el más cruel mal del amor: el pobre, el falso, el flojo aceptan amar con calma, no el hombre ocupado. Quien tiene trabajo y seduce a una dama perjura igual que un hombre casado que corteja a otra.
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HEROICALL EPISTLE: SAPPHO TO PHILAENIS
Where is that holy fire, which Verse is said To have? in that inchanting force decai’d? Verse that drawes Natures workes, from Natures law, Thee, her best worke, to her worke cannot draw. Have my teares quench’d my old Poetique fire; Thoughts, my mindes creatures, often are with thee, But I, their maker, want their liberty. Onely thine image, in my heart, doth sit, But that is waxe, and fires environ it. My fires have driven, thine have drawne it hence; And I am rob’d of Picture, Heart, and Sense. Dwells with me still mine irksome Memory, Which, both to keepe, and lose, grieves equally. That tells me how faire thou art: Thou art so faire, As gods, when gods to thee I doe compare, Are grac’d thereby; And to make blinde men see, What thing gods are, I say they’are like to thee. For, if we justly call each silly man A little world, what shall we call thee than? Thou are not soft, and cleare, and strait, and faire, As Down, as Stars, Cedars, and Lilies are, But thy right hand, and cheek, and eye only Are like thy other hand, and cheek, and eye. Such was my Phao awhile, but shall be never, As thou wast, art, and, oh, maist be ever. Here lovers swearre in their Idolatrie, That I am such; but Griefe discolors me. And yet I grieve the lesse, least Griefe remove My beauty, and make me’unworthy of thy love. Plaies some soft boy with thee, oh there wants yet A mutuall feeling which should sweeten it. His chinne, a thorny hairy unevennesse Doth threaten, and some daily change possesse. Thy body is a naturall Paradise, In whose selfe, unmannur’d, all pleaasure lies, Nor needs perfection; why shouldst thou than Admit the tillage of a harsh young man? Men leave behinde them that which their sin showes, And are, as theeves trac’d, which rob when it snows. Then fishes leave in streames, or Birds in aire. And between us all sweetnesse may be had; All, all that Nature yields, or Art can adde. My two lips, eyes, thighs, differ from thy two, But so, as thine from one another doe; And, oh, no more; the likenesse being such, Why should they not alike in all parts touch? Hand to strange hand, lippe to lippe none denies; Why should they brest to brest, or thighs to thighs? Likenesse begets such strange selfe flatterie, That touching my selfe all seems done to thee. My selfe I embrace, and mine own hands I kisse, And amorously thanke myself for this. Me, in my glasse, I call thee; But alas, When I would kiss, teares dimme mine eyes, and glasse O cure this loving madness, and restore me to mee; thee, my halfe, my all, my more. So may thy cheekes red outweare scarlet dye, And their white, whitenesse of the Galaxy, So may thy mighty, ‘amazing beauty move Envy’in all women, and in all men, love, And so be change, and sicknesse, farre from thee, As thou by coming neere, keeps’t them from me.
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EPÍSTOLA HEROICA: SAFO A FILENIS
¿Dónde está el fuego sagrado que dicen que tiene el verso? ¿Ha decaído acaso su fuerza encantadora? El verso, que naturaleza retrata, de acuerdo a la de la naturaleza ley, no puede a ti, su mejor obra, retratarte. ¿Han apagado mis lágrimas el fuego que ardía en mis poemas, por qué entonces no han apagado también el deseo? Mis pensamientos, hijos de mi mente, suelen estar conmigo, pero yo, su creador, quisiera liberarlos. Sólo tu imagen habita mi pecho, pero es de cera, y fuego la rodea. Arrebatada por mis fuegos, por los tuyos atraída, quedo sin retrato, sin corazón ni sentido: me queda sólo la odiosa memoria, que por igual se aflige al mantener o al extraviar, sin cesar repitiéndote cuán alta es tu hermosura. Tan hermosa que si a los dioses te comparo, honro más a los dioses que a ti, y para hacer que vean los hombres ciegos el aspecto que tiene un dios, diría que se te asemeja. Pues si decimos que es cada hombre un mundo en miniatura, ¿qué de ti diremos? Tú no eres suave, clara, esbelta, hermosa como lo son plumas, estrellas, cedros y lirios, pero tu mano derecha y tu mejilla derecha y tu ojo derecho se asemejan a tu otra mano y a tu mejilla y a tu ojo; tal como fue mi Fao por un tiempo y nunca más, como tú eres, fuiste y acaso para siempre sigas siendo. Juran aquí los mejores amantes que soy así, palidezco de pena, pero no tanto, no sea que la pena me vuelva menos hermosa, y por tanto indigna de tu amor. Cuando tú juegas con un amable muchacho, algo falta: que un sentimiento recíproco endulce su disparejo y espinoso rostro. Un natural paraíso es tu cuerpo donde se da todo placer, sin que haga falta cultivo alguno, o se requiera perfeccionar alguna cosa, ¿para qué permitir, por tanto, que algún torpe y rudo hombre te are, si, como ladrones que roban cuando hay nieve, por sus huellas se los atrapa, por lo que ellos dejan tras sí al pasar se nota su pecado, mientras que nuestro retozo no deja más rastro que los peces en el agua o que los pájaros surcando el aire, y entre nosotras hay cuanta dulzura pueda desearse, cuanto proporciona naturaleza, o cuanto añade el arte? Mis labios, ojos, caderas, difieren tan sólo de los tuyos, cuanto ellos difieren unos de otros, tanta es la semejanza ¿por qué no tocarse recíprocos entonces unos a otros? Mano con mano ajena, labio a labio, sin nada ya negarse, por qué no pecho contra otro pecho, muslo a muslo juntado, tan extraña autoindulgencia la semejanza genera, que creo, cuando te toco, tocarme a mí misma. Beso mis propias manos, y me abrazo y me agradezco a mí misma por ello. Me llamo tú a mí misma en el espejo pero ay, si quiero besarte se nublan mis ojos, y el espejo. Esta locura enamorada cura, nuevamente regrésame a mí misma, te lo pido, tú mi mitad, mi todo y mi aún más. Supere el escarlata la rojez de tus mejillas, venza su blancura a la de la galaxia, y tu hermosura impresionante en todas las mujeres produzca envidia, y amor en los hombres, y estén de ti la enfermedad y el cambio tan lejos como están de mí contigo.
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Monica
4 marzo, 2014 @ 16:47
«El poema “La pulga” toma un tema típico (una pulga picando a una mujer como pretexto para descripciones obscenas de su cuerpo en tono cómico)»
Muy en desacuerdo con tu lectura de La Pulga, quizá pueda tener una cierta perversión, sin embargo, es una manera extraña de hablar del amor pues la pulga mezcla la sangre de ambos.
Mel
1 febrero, 2018 @ 21:22
El poema de la pulga no es solo vulgaridad.
Le dice a la amada que la perdida de la virginidad es como la picadura de una pulga.
A la pulga nadie le habla de pecado y de perdida de la virginidad, esos bichos disfrutan atiborrandose de la sangres de otros y nadie las sentencia de inmorales.