El título de la muestra que el artista Patricio Kind presenta hasta el 9 de Octubre en la Galería Tajamar es “Far Far Away”. Kind ha tomado este título de la saga de películas animadas “Shrek”, en la cual “Far Far Away” es un pequeño reino en el que viven todos los personajes de la literatura infantil clásica. Es una idealización romántica de Hollywood en formato medieval: un reino de las posibilidades infinitas.
La exposición consta de un conjunto de objetos que se disponen en el espacio octogonal de la Galería Tajamar. Traslúcida por todos sus lados e instalada en la plaza dura del conjunto de edificios conocidos como las Torres de Tajamar, es un espacio cuyo uso limita entre lo público y lo privado. En este sentido, Kind aprovecha la arquitectura de la galería de forma impecable, pues la emplea como si se tratase de una verdadera vitrina museográfica.
Fotografía – Sebastián Mejía
Ahora bien, lo que más llama la atención, a primera vista, son tres estructuras de madera que sostienen, a modo de estandartes, diversos papeles impresos en serigrafía. Una de estas estructuras sostiene retratos de tres estrellas de la llamada Edad de Oro de Hollywood: Bela Lugosi, Boris Karloff y Lon Chaney, en sus icónicas personificaciones de Drácula, el monstruo de Frankenstein y el Hombre Lobo respectivamente. Las otras dos sostienen impresiones en las que se funden diferentes fragmentos gráficos tomados de imágenes de princesas de Walt Disney. Formando nuevas composiciones a partir de este dibujo lineal, Kind forma“marañas abstractas” que, a pesar de su arbitrariedad, nunca dejan de remitir directamente a las caricaturas que citan. En estas piezas, Kind pareciera estar elevando el estatus de estas imágenes a una especie de escudo de armas. Son estandartes que, a pesar de su materialidad y estructura liviana, devuelven una suerte de autoridad simbólica a imágenes que, por su masiva reproducción, la habrían perdido. Es un acto irónico y a la vez nostálgico. Un acto que pareciera, a la vez, denunciar y devolver la dignidad a estas imágenes. Uno de los puntos fuertes de la muestra es que Kind nunca juzga su materia prima sino que la dispone de forma íntima y cuidadosa, como duro fragmento de la cultura de masas, pero también como frágil elemento autobiográfico.
Fotografías – cortesía del artista
Bajando la mirada, vemos dos plintos en miniatura que sostienen una escultura modelada en greda de Patricio Estrella ( personaje de la serie de caricaturas animadas Bob Esponja) personificando a un huaso y a Hello Kitty (el conocido ícono Kawaii japonés) vestida de huasa “china”. Este cruce entre Pomaire y dibujos animados une de forma extrañamente “natural” o verosímil, lo local con lo global, lo “propio” con lo importado, lo “noble” con la “chatarra”, la manualidad con lo digital, lo “terrenal” con el sueño.
La iconografía a la que Kind hace referencia en las obras ya descritas, está siempre de acuerdo con la “perfecta” lisura, libre de asperezas, propia de las imágenes del cómic, el Hollywood de corte fantástico y las animaciones digitales. Sin embargo, la re-interpretación y representación tridimensional que hace el artista, a través de la greda, la madera, el cartón, el papel y la serigrafía, dota a esta iconografía plana y directa, de una textura, una contradicción, tanto material como cultural e ideológica.
Otra obra consta de un plinto que sostiene máscaras de arcilla. Estas, retratan, a modo de máscaras mortuorias, un Teletubby, Peppa Pig y al extraterrestre mitológico de Roswell, entre otros personajes de ficción. Patricio Kind dota de una gravedad inusual a estas imágenes de la cultura “chatarra”, imágenes mentales, imperecederas, y las enfrenta a la idea y lo concreto de la muerte. Sobre la superficie del plinto, a su vez, vemos un nuevo cruce cultural: una trama de tablero de ajedrez. Convertido en un lugar común en la cultura de masas pero importado desde el dadaísmo y surrealismo, nuevamente remite al mundo de las múltiples y, quizá infinitas, posibilidades del juego y la fantasía.
Fotografías – cortesía del artista
Por último, en el centro del espacio pero llamando la atención solo al final del recorrido (en mi experiencia de la muestra, al menos), vemos un cúmulo de cubos de cartón con signos de interrogación impresos: Una materialización de las cajas sorpresa que Mario cabeceaba para obtener puntos y premios en la primera versión del Mario Bros de Nintendo. Con estos cubos sorpresa Kind expande imaginariamente su exposición en un gesto elegantemente caricaturesco. Sabemos que lo que sea que haya dentro de estas cajas de cartón perpetuará esta colección de cruces culturales, temporales y mediáticos, probablemente sobre un suelo de cuadros de ajedrez, y se extenderá hasta el infinito.
Fotografía – Sebastián Mejía
Es importantísimo lo que hace Patricio Kind al plantear una muestra que incluye el humor sin renunciar a la seriedad ni al misterio. Demuestra que el humor no conlleva necesariamente liviandad u obviedad, y eso es algo escaso en el ámbito de la creación artística en nuestro contexto.
Patricio Kind, en su propio “Reino del Más, Más allá”, propone un conjunto de objetos de una particularidad tan extrema que asombra en sus diversos modos de establecer conexiones. Un sitio “arqueológico”, desde el punto de vista iconográfico, que funde fragmentos del historial de internet de un niño, un folclorista, un teórico de la conspiración y un cinéfilo. A la vez, un homenaje, una especie de altar de su propia religión politeísta, moldeada elásticamente para acomodar sus propios intereses y biografía.
Fotografía – Sebastián Mejía
Primordialmente, anterior a la película “Shrek”, “Far far Away” es el lugar genérico donde ocurren los cuentos de hadas. Está presente en la frase inaugural de estos relatos en inglés: Once upon a time, in a kingdom far, far away… La lejanía de este reino sitúa la historia en un más allá desconocido, dando al narrador una carta blanca en la que, libre de determinaciones contextuales, puede prescindir de las convenciones y sentido común. Y, sin embargo existen pocas galerías en Santiago tan directamente determinadas por su contexto como la Galería Tajamar: una caja de vidrio abierta a su entorno, interrumpiendo llamativamente un espacio entre público y privado de un sector comercial en Providencia. Patricio Kind, al plantear su exposición en esta galería, expande hacia el exterior las bellas contradicciones que propone en sus obras: Kind logra hacer que la Galería misma se transforme en un raro y obscuro objeto de su autoría, instalado entre otros “objetos”, cotidianos, aunque quizás no menos contradictorios, como el Pub Irlandes, el Teletrak o el Night Club que la rodean.
Esta nota forma parte de una serie de artículos co-editados con Taller BLOC.