Jamaica Kincaid, Mi hermano, Santiago de Chile: LOM ediciones, 2009.
Con el lanzamiento de Mi hermano, versión en castellano de My Brother de Jamaica Kincaid, LOM continúa el esfuerzo iniciado con la publicación de Autobiografía de mi madre (2007) por difundir en Chile y América Latina la obra de esta reconocida escritora afrocaribeña residente en Estados Unidos. Los cuentos, ensayos y novelas de Jamaica Kincaid han contribuido, junto a la producción literaria de otros caribeños y latinoamericanos emigrados a Estados Unidos, a revitalizar y enriquecer el campo de las letras norteamericanas, caribeñas y latinoamericanas. Los textos de Kincaid, en particular, han tenido gran acogida por parte de la crítica periodística y académica, parte de la cual, sin embargo, también ha reaccionado con irritación frente algunos de sus escritos. Y es que se trata de una autora de una franqueza extrema, que provista de una irónica y pulcra prosa ataca y denuncia sin concesiones los diversos flagelos que el colonialismo, el neocolonialismo y la esclavitud han legado a las Antillas y a los Estados Unidos.
Uno de los rasgos característicos de la obra de Jamaica Kincaid es el fuerte grado de imbricación entre las experiencias y reflexiones personales y subjetivas con las condiciones políticas y socioculturales en las que éstas tienen lugar. La narrativa de esta autora destaca, desde sus inicios, por una importante presencia de elementos autobiográficos, ficcionalizados y narrados por personajes que funcionan como alter egos de la autora. De todos sus textos narrativos, Mi hermano es el único que se presenta directamente como autobiográfico, el único en que el nombre de la autora y la narradora coinciden y en que las situaciones narradas remiten a situaciones vividas por Jamaica Kincaid. Y la experiencia central, la que organiza la narración y la recuperación de las memorias de la autora, es la enfermedad y posterior muerte de su hermano Devon, víctima de SIDA.
La enfermedad del hermano es lo que motiva a Jamaica Kincaid a regresar a su isla natal luego de veinte años de ausencia. En torno a la enfermedad y la muerte se dibuja el retorno, el reencuentro de la narradora-autora con su madre, sus hermanos y la memoria de su infancia. Como en toda la narrativa de Kincaid, acá tampoco existen los sentimientos unívocos, libres de ambivalencia. La protagonista descubre que quiere a su hermano (“Me sorprendió descubrir que le quería; me daba cuenta de que eso era lo que sentía, amor por él, y me sorprendió porque en realidad no le conocía en absoluto”), pero también se siente profundamente irritada y molesta frente a la continua exhibición de una masculinidad afirmada en la seducción constante de mujeres y en una promiscua vida sexual. Finalmente, ya muerto su hermano, descubre que la ostentosa actitud de permanente conquista de Devon no era sino una máscara para ocultar una homosexualidad vivida en el más absoluto secreto. (Re)conocer a su hermano es también comprenderse a sí misma y reconstruir los propios hilos de su vida como escritora: “su homosexualidad es una cosa, y el hecho de que yo me convirtiera en escritora es otra parte del mismo conflicto, pero esa certeza no se me escapó: yo no podría haber llegado a ser escritora entre la gente a la que mejor conocía, no habría podido ser yo misma viviendo entre la gente a la que mejor conocía.”
Así, además de una reflexión sobre la muerte y la enfermedad, que se despliega y desarrolla en niveles íntimos y subjetivos y también políticos y sociales, Mi hermano es también un texto sobre literatura y sobre las fuentes de la vocación autorial de su autora. Luego de recordar y volverse sobre las experiencias y recuerdos asociados a las visitas que le hiciera a su hermano, Kincaid concluye con lo que se configura como el origen del texto que leemos: “Me convertí en escritora como resultado de la desesperación, por lo que cuando me enteré de que mi hermano se estaba muriendo, ya estaba familiarizada con el acto de salvarme a mí misma: escribiría acerca de él, escribiría acerca de su muerte. Cuando yo era joven, más joven de lo que soy ahora, empecé a escribir acerca de mi propia vida y me di cuenta de que ese acto me salvaba. Cuando me hablaron de la enfermedad que estaba llevando a la muerte a mi hermano supe, instintivamente, que para comprender, o para intentar comprender su muerte, y no morir con él, escribiría acerca de ello.”
Francisco
1 marzo, 2018 @ 16:28
Muy interesante nota.