Conocí al poeta Ed Ochester en una lectura que ofreció en Wichita State University en 2003. En aquél momento, no conocía prácticamente nada de la poesía en lengua inglesa, y mis lecturas se limitaban a los poetas chilenos y españoles. Me llamó la atención algo que al poco andar se hace evidente en la poesía norteamericana, cuestión que el profesor Marcelo Rioseco nos advierte en uno de sus ensayos: “muchos poetas prefieren la descripción y lo episódico en verso libre como formas poéticas perfectamente válidas.”
Es quizá una cuestión del lenguaje o una cuestión cultural generada por una tradición de grandes narradores lo que lleva a estos poetas a darle un lugar predominante a lo narrativo, que de a poco vamos explorando en nuestro idioma. Agradeciendo la puerta que abrió en mi vida aquella lectura, presento aquí dos poemas muy conocidos de Ochester, si mal no recuerdo, los mismos con que comenzó aquella tarde. Poemas que desde la simpleza de lo cotidiano nos ofrecen verdades profundas.
Edwin Frank Ochester nació en Brooklyn, Nueva York, en 1939. Se educó en Cornell, Harvard y la Universidad de Wisconsin. Por cerca de veinte años trabajó como director del programa de escritura creativa de la Universidad de Pittsburgh. En la actualidad, es profesor en Bennington College. Su libro Dancing on the Edges of Knives ganó el premio Devins de poesía. Desde 1972 vive en una pequeña granja en Pensilvania. Su trabajo suma más de quince libros de poesía publicados.