Alejandro Zambra. Bonsái. Barcelona: Anagrama, 2006.
Alejandro Zambra nació en Santiago en 1975. Estudió literatura en la Universidad de Chile y actualmente cursa un doctorado en la Universidad Católica. Tiene publicados dos libros de poesía, Bahía Inútil (1998) y Mudanza (2003), además de trabajar como profesor universitario, periodista y crítico de literatura en diversos medios culturales. Bonsái es su primera novela.Bonsái es el relato escorzado de él y ella. Como en una pintura, el recorte ejercido sobre la historia despliega en el papel la plenitud de su dimensión. Él y ella son Julio y Emilia, dos estudiantes de literatura que emprenden una travesía amorosa sustentada en la lectura de textos literarios. A medio camino, Tantalia, de Macedonio Fernández, marca el inicio del fin: confundidos con los personajes del cuento de Macedonio, Julio y Emilia develan con su lectura el final ya escrito de su propia relación.
Es que Bonsái es una novela que se escribe y se lee a sí misma, que convierte el acto de escritura (y de lectura) en espectáculo y que explicita el entendimiento de la literatura como una convención. En la superposición de planos textuales, la trama se va tejiendo con los hilos que ofrecen las otras historias convocadas en la narración, los conflictos conllevan diversas alternativas de resolución, y actores y situaciones solo adquieren una forma definitiva en la lectura que hacemos del texto bajo la incansable renovación del pacto entre narrador y lector: “El marido de Anita se llamaba Andrés, o Leonardo. Quedemos en que su nombre sea Andrés y no Leonardo. Quedemos en que Anita estaba despierta y Andrés semidormido y las dos niñas durmiendo la noche en que imprevistamente llegó Emilia a visitarlos.”
De esta forma, él y ella pueden ser cualquier él y ella: son los personajes de Tantalia pero son también “él” y “ella” de la novela de Gazmuri –un novelista consagrado con el que Julio tiene un esporádico contacto–. Son Emma y Charles Bovary pero también María y Andrés, Anita y Miguel. Como dobles especulares, todos quedan discretamente adheridos al mismo viaje amoroso, transfiriendo mutuamente sus experiencias para intentar consignar en el otro su derrota definitiva. Bonsái mantiene, entonces, sus páginas abiertas, de la misma forma en que la lectura inconclusa de En busca del tiempo perdido ha dejado a Julio y Emilia con la garganta abierta en la página 373.
Dentro de una historia que se sabe fingida (que se sabe literatura), la mentira y la verdad juegan roles protagónicos. La mentira fundacional entre Julio y Emilia es, precisamente, acerca de la lectura de Proust: ambos se engañan cuando afirman haber leído su novela y purgan su falta haciendo converger su atención sobre las páginas de ese libro como si fuera una relectura. Pero no es esa la única instancia donde el fingimiento ocupa el lugar de la realidad. Julio aparenta estar ayudando a Gazmuri a transcribir su novela y, travestido en ese escritor, remeda su acto y fabrica su propia historia (que es también la de Tantalia y la de Bonsái ).
Por otro lado, lo verdadero, lo absoluto, lo definitivo, lo eterno, (la felicidad), han sido llamados para vincularse únicamente con la ironía. Estas categorías (parodiadas) traspasan los límites de la sustancia amorosa para ingresar, por el camino de la literatura, a otros ámbitos de la existencia. Más aún, parece que la novela no solo se erige sobre una aporía sino que busca rendirle culto: “la vida sólo tenía sentido si encontrabas a alguien que te la cambiara, que destruyera tu vida.”
Instalar la relectura sobre la escritura, la risa sobre la inmortalidad, el extravío por la ciudad sobre el arribo al hogar; orientar el árbol hacia el precipicio (como el bonsái-dibujo) y poner la historia en abismo (como el Bonsái- novela) es la manera en que la obra de Alejandro Zambra –con muy buena pluma– conjura las hojas marchitas, la raíz podada, las sobras , la muerte. Pero, sobre todo, tratándose de una novela en escorzo, las páginas perdidas.
(*) Esta reseña será publicada en el número 56 de Artes y Letras , Revista cultural de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México.