Un dibujo de mesa o pupitre en la portada de la revista Seminario: América 2941 da el aspecto de que “hay mucho que pensar” de América. Se trata de hecho de la primera publicación de una colección proyectada a partir de los ensayos surgidos del seminario de investigación de la UCV del Instituto de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
El volumen repasa imaginarios y escrituras en las que ronda la pregunta por lo americano. Lo americano no como categoría estética, sino como construcción de un lenguaje visual y escrito. No es casual que la publicación haya sido dedicada a Leonidas Emilfork, cronista y ensayista (y ex director del Instituto de Arte de la UCV), autor de La conquista de México, y que a propósito de su libro Pasaje al Nuevo Mundo (2004) se comente: “El individuo se traslada, pasa de un estado a otro y siempre es el mismo. El único registro posible es la escritura” (Juan Cameron, “La escritura como protagonista”, letras.s5.com).
Seminario: América 2941 se divide en cuatro partes que reúnen ensayos diversos, pero alineados al propósito general de la publicación. En la primera, Imaginarios, la pregunta por la identidad retrocede frente a lo singular de la “Memoria, momento y lágrimas”, de Pablo Oyarzún; André Menard revisa las contradicciones (escandalosas) del reducto mapuche en Chile en su versión más esencialista, de forma comparativa con la inscripción mapuche en Argentina; y Federico Galende examina cómo en ciertos pasajes de Borges los contornos de lo opuesto (de los unos y los otros) se relativizan por el entrecruzamiento de identidades.
En el segundo apartado se anudan algunos postulados respecto de: el valor de la copia en América (“El narciso de Marcos Zapata” de Constanza Acuña); la existencia de un paradigma visual del período de la independencia, (“Al pueblo americano” de Josefina de la Maza Chevesich); y de la construcción de un modelo de temporalidad en El espacio de acá de Ronald Kay, (“Modernización y supervivencia”, de Paz López).
Trazas, tercer grupo de textos, está centrado en la función creativa de la palabra en un espacio y un tiempo propios. En esta dirección se desestima la mera exposición de los hechos y la meditación antropológica de América (“El abismo de la memoria”, de Virgilio Rodríguez); se declara el homenaje del seminario (“Leonidas Emilfork”, de Enrique Morales); se pone en valor la inmensidad de la naturaleza frente al hombre (Ernesto Rodríguez, “Una torpeza elocuente”), y se piensa que “La naturaleza entonces en América es más fuerte que la historia” (145). (Raúl Zurita, “Hablar por la boca muerta”).
El apartado Nury González, escrito por la misma Nury González, cierra el volumen. La artista visual explica su necesidad de hacerse una historia, porque es hija de migrantes europeos y nació acá, pero tiene su pasado allá. Investigar su pasado en este texto la lleva a una interesante mención de Walter Benjamin, quien es citado en otros ensayos por “Tesis sobre la historia” y “El arte en la era de la reproductibilidad técnica”. Esta se hace a propósito de una historia familiar: el posible cruce entre los padres de Nury González y Walter Benjamin en la frontera entre Francia y España en el contexto de persecuciones y migraciones durante la Segunda Guerra Mundial.
Este gesto incorpora al ejercicio de la memoria de (o en) América el de la ficción y de la especulación con la historia. Una vuelta, en algún sentido, a la nomenclatura América 2941, que juega con la inversión del tiempo, y que bien podría ser el título de un libro o película de ciencia ficción, o de ficción a secas (no del tipo 1492: la conquista del paraíso de Ridley Scott; más cerca de 2666, de Roberto Bolaño). Esto no quiere decir que pensar lo americano sea un asunto de la ficción, es (o sería) un asunto del lenguaje.
Seminario 2941 (1492 invertido) tuerce esa “América” que opone a un mundo nuevo uno viejo, y que se ordena en acontecimientos unilaterales, y nos ubica, en cambio, en la antípoda temporal de esa historia. De ahí, según dice la nota a la edición, que “para estas lecturas, y para releerlas, hay que aprender lo que es el sesgo” (Oyarzún, Galende, Morales).
Cecilia Bettoni
5 septiembre, 2013 @ 21:28
La publicación puede adquirirse en las librerías Metales Pesados, Takk, Alejandría y Ulises Lastarria.