Desde la Universidad Autónoma de Madrid, Rodrigo Verano hoy nos reseña el libro Esto (Varasek Ediciones, 2019), del poeta chileno Enrique Winter, obra “concebida en forma de Ringkomposition –como llamaban los alemanes a la estructura en anillo de una obra literaria–, una poética que por otros medios ansía la fusión de la poesía y el lector, su mutua incorporación, como en un beso”.
“Esto” es una palabra que está vacía de todo significado. No tiene un referente conceptual como lo tienen la mayor parte de las voces que podemos ir a buscar a un diccionario. “Esto” no significa; “esto” señala, pero lo hace con toda la fuerza que la lengua es capaz de poner en sus deícticos: “esto” es aquí y es ahora. Todo visible, todo al descubierto. Frente a la compostura de la semántica, con sus matices, sutilezas y contrastes, es la deixis que señala sin la menor vergüenza, como cuando eres niño y te regañan por apuntar a otros con el dedo, o como las hileras de letras mayúsculas en las redes sociales, que dicen que es como gritar, aunque sea por escrito. Un deíctico es también un grito. La lengua como mera indicación. La lengua anterior a la metáfora o quizá la primera metáfora de todas. Esto.
“Esto…” (seguido de tres puntos suspensivos). El signo de que algo se quedó en el aire. Ni significa ni señala. Pide permiso, se excusa, titubea. Casi ni una palabra: un balbuceo. Ruido para ganar tiempo y, ahora sí, decir lo que uno quiere decir; ahora sí, el discurso bien armado, el léxico selecto, la sintaxis que controla que cada cosa se mantenga en su sitio. “Esto…” (seguido de tres puntos suspensivos): frente a la portentosa, exuberante competencia del lenguaje para llamar a cada cosa por su nombre, el que habla en su modesta torpeza. ¿Qué viene después de “esto…”? ¿Una demanda inapropiada, una verdad incómoda? O el discurso sin más, el puro hablar, que cada vez se vuelve más difícil, trabajoso.
“Esto”. Esa palabra con la que empieza Enrique Winter varios de sus poemas. De los antiguos, sobre todo. Los seis que estaban en Guía de despacho, que apareció en 2010 en la editorial Cuarto Propio, en Chile, titulados con los nombres de las disciplinas artísticas clásicas. Diez años después, algunos de esos poemas han viajado hasta esta antología que se presenta hoy. Como el que se titula “declamación”, en la página 108 del libro nuevo:
esto
es un abrazo si además es arte
es arte visual velo
las piedras forman el pico y las alas
sus patas no el lagarto sino
esta mole rocosa que nos espía
de lagarto apoyado sobre el cerro
Hay muchos otros. Algunos están aquí. Todos nos los evoca el título escogido para este poemario. Un título que juega con una seña de identidad estilística, con un discurso poético, con un recorrido formal. Tener identidad estilística, tener discurso poético, tener recorrido formal. “Esto” es un punto de inflexión, una retrospección forzosa, inevitable. Esas son las intenciones que declara el título. Es momento de releer, repasar, reexaminar, reflexionar y, en caso de que sea posible, ofrecer una síntesis que permita avanzar cualitativamente hacia adelante. Llega un punto en que dar el siguiente paso implica cruzar de una margen a otra.
La trayectoria de un poeta se parece a una marea que sube. Cada nueva acometida suave de las olas avanza solo unos pocos centímetros, pero a la vez embiste sobre la arena ya mojada de una forma insólita, en nada parecida a la anterior. “Por otros medios se crea algo nuevo, pero perviven en él los antiguos”. Los poemas aparecidos en libros previos cobran aquí un sentido inédito. Su mera recontextualización ya los resignifica. Nos advierte –también en el sentido de hacernos sabedores– de su carácter móvil, su portabilidad, su fácil extracción y reubicación. “Esto” es la primera antología de Enrique Winter en la que los poemas abandonan el orden cronológico y se reagrupan según patrones nuevos de impredecibles resultados. Ni siquiera la letra impresa, con toda su inviolabilidad, es capaz de contener a una poesía que no quiere estarse quieta.
Llegamos a la sección central, el corazón del libro. De margen a margen. La sección que acoge más inéditos y que, fiel al espíritu que proclama el título, nos trae una poética por otros medios. Concebida en forma de Ringkomposition –como llamaban los alemanes a la estructura en anillo de una obra literaria–, una poética que por otros medios ansía la fusión de la poesía y el lector, su mutua incorporación, como en un beso. Una poesía cambiante, fluida, que, sin perder su esencia, sea capaz de ofrecerse, o mejor, de salir al encuentro de cada nuevo lector, en cada nueva experiencia de lectura, como el agua que se agarra a la tierra ya mojada, pero metiéndose entre las mismas piedras y las conchas de una forma nueva:
poemas permeables a ese lector
activo, que cambien su propia forma frente el lector,
porque él cabe en ellos y mientras más se adentra más
agua rebalsa, poemas que estén relacionados con todos
los demás poemas en red, poemas que sean el resultado
diferente que ha producido la insistencia en un mismo
procedimiento. para que el lector quepa dentro del
poema, el poema debe dejar espacios vacíos.
Dice, en “En cada gota el diálogo comienza” (p. 44).
En el centro ejecutivo del planteamiento, en primer lugar, la tecnología. La Biblioteca de Babel de las redes ofrece por primera vez la deslocalización y descontextualización como posibilidad real. La disolución de todo contexto opresor, canalizador, orientador, está al alcance de la mano. Sola la poesía, al mismo tiempo hiperconectada con toda la restante poesía. Ya desde un punto de vista teórico, las posibilidades que se abren son vertiginosas. “Esto” es una exploración teórica y académica.
En segundo lugar, la emancipación definitiva de las dinámicas del mercado y sus toxicidades. La libertad de creación y la capacidad de comunicación inmediata. Las comunidades de creadores y lectores y su resistencia frente la política de las editoriales, los medios tradicionales y los premios. La poesía nuevamente a la vanguardia en el alzamiento contra el capital y sus imposiciones.
En tercer lugar, la revolución formal, basada en la redefinición de los objetos, su uso subversivo:
Un poema es político por cómo amplía la
sintaxis de una lengua, no porque denuncie la injusticia
en el mismo orden y con las mismas palabras que usan
los opresores.
Una poética por otros medios (p. 55).
Una poética que se abre a la existencia de otros medios, a su imbricación en la poesía que va mucho más allá de la palabra escrita y recupera la oralidad y la música de los antiguos vates, y al mismo tiempo es más visual que nunca.
En conjunto, “Esto” es un libro de poesía que es mucho más que un libro de poemas. Es una propuesta sumamente política y estética que no solo busca dialogar con el lector, sino que interpela también al conjunto de los creadores y los invita a posicionarse, porque se atreve a poner sobre la mesa la pregunta qué es la poesía y cuál es su papel en el mundo en que vivimos. Y, con independencia de sus otros muchos méritos, que los tiene, eso hace de este libro una contribución especialmente relevante.