Quiltras es un libro breve, pero de escritura y trama potente. Reúne siete relatos sobre sexualidad entre mujeres, animales, relaciones interpersonales por redes sociales y adolescentes; todos ellos, bajo la mirada crítica de una joven escritora. Fue publicado en noviembre del 2016, por la editorial “Los libros de la mujer rota”, y a la fecha ya lleva cuatro ediciones.
Su autora es Arelis Uribe, mujer de trayectoria corta pero interesante, que se ha posicionado como una voz importante en la literatura reciente y en los medios de comunicación, a través de su columna sobre feminismo en el diario The Clinic y de su participación como directora de comunicaciones del Observatorio de Acoso Callejero, activismo que se imprime también en su obra. Sus luchas representan a muchas jóvenes chilenas de hoy.
Quiltras es un libro marcado, de principio a fin, por las palabras desigualdad y subversión. Son siete historias narradas por mujeres, donde muchos de los personajes interactúan con quiltros o quiltras en territorios periféricos de Santiago. La narración de estas historias surge de escenarios más bien de esfuerzo, lugares donde las cosas parecen costar el doble. Las voces que conforman estas historias no han nacido con oportunidades, sino que se las han tenido que ganar. Desde allí, los relatos germinan para dar su propia versión de la vida, en medio de una sociedad neoliberal, patriarcal e injusta.
¿Cómo se vive el amor, la sexualidad y las relaciones interpersonales que surgen desde este espacio narrativo? La respuesta a esta pregunta se encuentra en cada una de las historias que conforman Quiltras, todas ellas cruzadas por la pobreza, el miedo, la desigualdad, los abusos y el machismo. A su vez, estas historias parecen retazos de una misma historia, al situarse en el camino que transita una misma joven, donde aparecen las primeras experimentaciones sexuales con mujeres, la atracción hacia esa amiga favorita, las relaciones amorosas a través del chat, las andanzas juveniles en comunas rurales de la región Metropolitana, los carretes en la universidad y la clásica mezcla de alcohol con Coca Cola o Kem Piña para embriagarse. La entrada al mundo laboral también está presente en el libro y junto con ella sus jóvenes protagonistas descubren destinos más abnegados que el que ellas están dispuestas a admitir.
El quiltro – y, en el caso de esta novela, también la quiltra –, es decir, el perro chileno que da nombre al libro, habita generalmente las comunas de los sectores menos acomodados de Santiago, y su aparición es significativa en estas historias, pues cumple la función de representar a las jóvenes que protagonizan los relatos. Es la figura de la quiltra la que nos hace comprender este libro como un manifiesto que se construye desde la otra vereda, donde las oportunidades de lograr la educación, trabajo o profesión son visiblemente escasas.
Lo mismo sucede con la imagen de la tapa del libro: boletos escolares antiguos, de las desaparecidas micros amarillas . Aquellas que recorrían las poblaciones y nos llevaban al centro o más arriba de Plaza Italia. Esas micros eran además el único transporte de quienes vivíamos en las comunas periféricas. El boleto, que aparece en el libro, nos daba un lugar dentro de la sociedad, un rol que cumplir: éramos estudiantes y desde ahí debíamos esforzarnos y soñar con mejores oportunidades.
El libro de Arelis es un compendio de vivencias comunes y corrientes, de mujeres que transitan con la palabra esfuerzo sobre el hombro, y que a partir de esa construcción encuentran una razón para hablar y alzar la voz, denunciando, por ejemplo, las distintas formas de violencia a las que fueron sometidas. Así como las quiltras son correteadas de los lugares, vagan y siguen a los humanos esperando protección, agua y comida, las chicas de este libro padecen y son sometidas a la violencia y al machismo que impera en su entorno. A pesar de esto, ellas intentan subvertir su realidad y dar un vuelco a sus posibilidades, convirtiéndose en mujeres que tienen consciencia del espacio en el que transitan. Por esa razón, leer Quiltras es necesario para comprender cómo las condiciones de vida son las que determinan a hombres y mujeres, y al mismo tiempo reconocer que, sea cual sea la cuna que las cobijó, puede surgir una voz crítica desde la cual denunciar. La literatura de Arelis se hace cargo de construir estos mundos de desigualdad capitalina, en los que el feminismo ha sido la base política, para que tanto su escritora como sus mujeres quiltras puedan ser escuchadas y leídas.