Parece evidente que, en medio del ruido cotidiano, poco o nada nos acordamos de algo tan general –y, por lo tanto, engañosamente abstracto– como los límites. En efecto, ese día a día colmado de noticias sobre corruptela política y memes graciosos aunque inofensivos, ocupadísimo en la reproducción mecánica de sí mismo, no deja lugar a palabras que nos dicen poco. Reevaluar su amplitud semántica se nos presenta como la labor del lexicógrafo ensimismado; examinar la complejidad de sus alcances, tarea para la casa de los filósofos del lenguaje. Saborear la riqueza de su forma no es más que un pasatiempo para ociosos que pueden darse el lujo de eludir la circulación estrictamente pragmática del vocabulario.
Sin embargo, ahí están los límites y, como habrá que recordar a la fuerza, les debemos ni más ni menos que nuestra sobrevivencia epistemológica. Gracias a ellos, la realidad constituye un fenómeno perceptual y racionalmente cognoscible, puesto que, al separar una cosa de otra, nos permiten su distinción y, asimismo, la posibilidad de definirlas de manera específica. Por tal motivo, a veces las propias líneas demarcatorias piden ser tematizadas: así como se suele decir que el conocimiento no admite límites, los límites sí admiten –y, de hecho, exigen– un conocimiento profundo y acabado.
Precisamente, de eso se trata Afpunmapu / Fronteras / Borderlands (Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2015), volumen colectivo editado por las académicas Tatiana Calderón y Edith Mora[1]. En un contexto marcado por la globalización de las comunicaciones y los flujos migratorios, devuelve su relevancia conceptual y operativa a los bordes que dibujan nuestras diferencias culturales y los plantea como una categoría abierta a múltiples significados e interpretaciones, aun cuando fija su foco en las representaciones literarias construidas a partir de –y en torno a– las fronteras geopolíticas entre el territorio mapuche y el Estado chileno, por un lado, y entre México y los Estados Unidos, por otro.
De este modo, dicha apertura semántica y hermenéutica distingue dos ejes clave en virtud de los cuales se abordará la idea de límite fronterizo: en primer lugar, el vínculo entre las fronteras y la configuración de las numerosas y diversas identidades subjetivas, étnicas y/o nacionales de nuestra América Latina; en segundo término, la relación entre los imaginarios que se han erigido alrededor de la frontera y el despliegue, instauración y mitificación de la violencia política y social en el norte y extremo sur del continente. Asimismo, los artículos y entrevistas que componen el libro, procedentes tanto de la academia como de la creación literaria, se atreven a explorar los distintos cruces posibles entre cada una de estas variables, lo que nos permite trazar un mapa de su localización en el territorio geográfico y corporal de los seres humanos implicados.
Respecto a la primera de ellas, ya en la introducción al volumen se afirma que “la búsqueda o la pérdida de la identidad son hechos reveladores de los espacios fronterizos, más aún en los confines de América Latina, subcontinente marcado por la dominación colonial, donde se acentúa la escisión del sujeto subalterno” (23). Por ello, las dinámicas de ensamblaje y tensión cultural resultan fundamentales en ese contexto de pérdidas y búsquedas identitarias, puesto que “la frontera es un espacio de traducción y de construcción del otro” y, por lo mismo, un lugar “polifónico de confrontación ideológica” (25).
Sobre la segunda, en tanto, esta colección de textos subraya con particular vigor la necesidad de situar en el tiempo y el espacio las causas y efectos de la(s) violencia(s) practicada(s) a propósito y a través de las fronteras, gesto que tiene como objetivo evitar su naturalización y cierta clase de descripción esencializante al margen de toda historicidad; de ahí que, mientras se confiere profunda importancia a la representación del femicidio “en su contingencia política y económica” (54) a partir de la novela Hotel Juárez (2003), del escritor mexicano Víctor Hugo Rascón, también se destaca el hecho de que, en su obra Reducciones (2012), el poeta mapuche Jaime Huenún rememora y reivindica “un espacio de resistencia, donde la comunidad indígena lucha por autoadministrarse, preservar su lengua y mantener un tipo de relación entre comunidad y naturaleza” (121), por plantear apenas dos ejemplos.
Así, los límites fronterizos se nos revelan como aquel escenario en que tiene lugar una compleja red de (des)encuentros culturales derivados, en parte, de la permanente confrontación política e ideológica a la que, casi por definición, se ve expuesta. Paralelamente, o tal vez como consecuencia de lo anterior, es además el soporte físico de la versión agudizada de un conjunto de flagelos sociales contemporáneos cuya comprensión cabal se torna urgente si se quiere combatirlos, tales como la migración ilegal, el narcoterrorismo, la corrupción institucional, la violencia material y simbólica ejercida contra las mujeres y los pueblos indígenas y la falta de oportunidades laborales, con las consiguientes condiciones de explotación y pobreza.
Abrirnos a la reflexión propuesta por estos académicos y creadores equivale, entre otras cosas, a recordar una indiscutible contradicción en que estamos sumergidos: al mismo tiempo que la cultura occidental promueve y releva un discurso basado en la tolerancia y el respeto a los derechos humanos, los gobiernos de Chile, México y Estados Unidos aplican medidas en que predomina el uso de la fuerza militar ante los problemas que afectan sus fronteras, ello mientras, al modo de una desconcertante broma que amenaza con volverse macabra, gana terreno en la campaña presidencial norteamericana un energúmeno xenófobo dispuesto a promover y defender una noción de frontera hermética basada en el odio y la desconfianza. En tal sentido, Afpunmapu / Fronteras / Borderlands contribuye a construir un concepto de límite fronterizo que, así como diseña nuestras legítimas y necesarias diferencias, favorece la circulación de un diálogo que busca, en lugar de consensos artificiales, un encuentro verdadero entre identidades diversas que operan de modo discrepante y, a veces, en abierta confrontación.
Calderón, Tatiana y Edith Mora (eds). Afpunmapu / Fronteras / Borderlands. Poéticas de los confines: Chile–México. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2015.
[1] Autores(as): Oswaldo Zavala, Luis Cárcamo-Huechante, Roxana Rodríguez, Magda Sepúlveda, María-Socorro Tabuenca, Sergio Mansilla, Cynthia Rimsky, Rosina Conde, Christopher Uribe, Montserrat Madariaga, María Belén Contreras, Paz Alarcón y Betsabé Delgado. Entrevistados(as): Yuri Herrera, Jaime Huenún y Roxana Miranda. Epílogo: José Saldívar.