Lunes 10 de noviembre, 15 hrs. Visito la muestra de Eugenio Dittborn en Galería de Arte D21, ubicada en el segundo piso de un edificio modernista en Avenida Ricardo Lyon con Avenida Providencia en Santiago de Chile. Ingreso y al comenzar el recorrido, con cierta sorpresa, me doy cuenta de que no hay fichas técnicas, de que no hay títulos y, tampoco, esquemas o planos que contengan tal información al señalar el emplazamiento de las obras en el recinto arquitectónico. Esta situación se me presenta como un signo poco convencional y, desde luego, me pregunto cómo leerlo. Pues bien: nada hay que leer, todo aquello que sea comprensible lo será visiblemente.
“DITTBORN – DIBUJOS” es el título de la exhibición y ello parece decirnos algo al respecto. Entonces, vemos dibujos rigurosamente enmarcados con marcos negros, sin passepartout, con vidrio antirreflejo opaco (que enturbia la visibilización del detalle), todos colgados de acuerdo con un formato (rectangular, con sus lados mayores orientados en la vertical) y tamaño que se repiten en cada grupo de dibujos. Son nueve agrupaciones en total y se puede distinguir una misma retícula que correlaciona y divide a cada conjunto y se instala como un elemento común al total que entre ellos se configura en el espacio de la galería. Esta retícula se hace visible por medio del contraste entre el gris medio con que se pintaron los muros y el negro del marco, el cual, al mismo tiempo que delimita y contiene a cada dibujo lo integra en un grupo, a lo que contribuyen el formato y el tamaño recurrentes. Lo mismo, distintamente, ocurre en el caso de las pinturas aeropostales que son la obra más conocida del artista, pues los pliegues de las telas sobre las que se elaboran constituyen una retícula que integra y proporciona un sistema de medidas que se extiende sobre un amplio conjunto de pinturas.
En este caso, se trata de un trabajo de dibujo y, como tal, uno en el que se proyectan aventuras imaginativas que nunca concluyen; vemos líneas rectas y curvas, gruesas y finas, algunas temblorosas (pero no inseguras), otras firmes y precisas que, arrojadas, definen en blanco y negro figuras humanas contrahechas en perpetuo desarrollo y movimiento que comportan una misma energía. Cada conjunto corresponde al desarrollo de un argumento visual cuyo origen es, en todos los casos, una imagen que Dittborn toma de algún lugar. Como ocurre también en sus pinturas aeropostales, las imágenes pueden provenir del cómic, de la caricatura, de la publicidad y del diseño gráfico. También, sirven como referente gráfico los dibujos infantiles, los garabatos en una agenda, apuntes quizá, y, claramente, el recurso de la auto citación.
Las imágenes que constituyen el punto de partida son las únicas que el artista no dibuja sino que, luego de una selección, las digitaliza y luego reproduce, amplificándolas respecto de su tamaño original al imprimirlas sobre papel fotográfico. La excepción la constituye una pequeña calavera representada en volumen, una imagen que refiere obviamente a la muerte, pero también, en cuanto producto artesanal, a la cultura popular.
Pluma, tinta china y Liquid Paper (la pintura blanca concebida en su origen para corregir errores de escritura manual), sobre papel couché son las herramientas, medios y soporte a través de los cuales el artista ejecuta y vuelve visibles sus intenciones entre las que, claramente, en primer lugar, está la de dibujar lo que no se encuentra en la realidad, pues su referente son desde ya imágenes.
Santiago de Chile, noviembre de 2014
Esta nota forma parte de una serie de artículos co-editados con Taller BLOC