El poeta Yvon Le Men nació en la Bretaña francesa en 1953. Ha dedicado toda su vida a la escritura y recitación poética. Con más de cuarenta poemarios y nueve libros de narrativa publicados, ha sido galardonado con el premio Goncourt de poesía y el premio Théophile Gauthier de la Academia Francesa.
En 2023, visitó Chile en el marco del Festival Internacional de Poesía FIP Santiago y difundió la traducción al castellano de su poemario Los rumores de Babel (Libros del Pez Espiral, 2021). Le Men escribió esta obra mientras residía en un barrio de viviendas sociales en Rennes. Entrelaza voces provenientes de todos los rincones del mundo. Este libro, que fue acompañado por un documental, influyó en la legislación relacionada con las viviendas sociales.
Durante los incendios de principios de 2024, Yvon Le Men escribió el siguiente poema. Es un homenaje a la historia pasada y reciente de Chile.
«Comprender el aquí con el allá»
Pero
hay otros recuerdos,
no solo flores del incendio,
sino pequeños brotes
que aparecen de pronto
cuando voy en los trenes
o en las calles.
(«No solo el fuego», Pablo Neruda)
Si no puedes pagar el alquiler
sal al trabajo con paso orgulloso,
y piensa, amor, que yo te estoy mirando
y somos juntos la mayor riqueza
que jamás se reunió sobre la tierra.
(«La pobreza», Pablo Neruda)
Para Pablo Fante
fui hasta tu tierra
y desde entonces
tu tierra
es mi tierra
tu tierra
donde el tiempo arde en el espacio
el tiempo de las estaciones
el tiempo de las casas levantadas a mano
el tiempo de los árboles levantados demasiado rápido
el tiempo que pasé en tu país
contigo
tus poemas y los poemas que conoces
los de Gabriel Mistral de Soledad Fariña
de Pablo Neruda de Víctor Jara
desde ya sus apellidos
incluso sus nombres
resonaban en la Historia
de su geografía
a lo largo de la carretera que avanzaba
hacia nuestros ojos a la velocidad de tu auto
cuando devoraba el paisaje
como los incendios actuales
a pesar de la lentitud de la música
de Ennio Morricone
cuando érase una vez en el Oeste
aunque trepábamos hacia el Norte
a pesar de la lentitud del hombre que marchaba
con una maleta en la derecha y el Pacífico a la izquierda
a causa del paisaje de cactus de colinas
hasta las montañas a lo lejos
allá arriba arropadas de nieve eterna
bañadas por el blanco y el azul
atravesadas por casas rosadas y verdes
de madera de chapa de plástico
y que se incendian
ahora ante los ojos de ustedes y bajo mis dedos
en este momento en que te escribo Pablo
a través de este poema
que quisiera ser agua
contra el incendio
que en este momento
en que escribo
mató a 131 personas
borró quizá a 300
quemó 12.000 casas
cuya mitad cojeaba
hasta los confines de Valparaíso
donde fuimos
pasando donde Pablo Neruda
a compartir algunos poemas y tapas
ausente desde el 23 de septiembre de 1973
el día de su asesinato
presente desde 1923
el año de su primer poema
presentes con Matilde
donde duermen frente al mar
y en los Cien sonetos de amor
de Pablo
el fuego avanza con la velocidad de nuestro auto
en la Panamericana
fue largo el viaje
para ir hasta tu tierra
desde Bretaña
hasta Chile
por sobre los Andes
ayer
rosada la mañana
azul la noche
por sobre el recuerdo de Saint-Exupéry
transportando el correo postal
sobre la Tierra de hombres
en Vuelos nocturnos
es breve el viaje
para pensar en ti
por sobre tus poemas y los poemas de Neruda
hoy
pensar en ustedes
tú, Carole y los niños
que vivirán bajo la amenaza
de un presente sin futuro
puede ser
que eso pueda ser
es el nombre que Claude Vigée
muerto al filo de cien años
le dio a Dios
a pesar de su vida
que atravesó el infierno
de la Shoah
puede ser
que Dios pueda ser
y ya es bastante
así le contesté a mi viejo amigo
cuando me habló
de su sueño
hoy lo tomo prestado
lo comparto
con los niños del incendio
quizá eterno
con el retorno de las llamas
cada vez más frecuente
fui a tu tierra
y desde entonces
tu tierra
es mi tierra
desde hace mucho
ya
desde el 11 de septiembre de 1973
yo tenía veinte años
teníamos veinte años
el mundo tenía veinte años
hasta Bretaña
a través de tu país
hasta que abrieron fuego con un balazo
que atravesó los sueños
ya el fuego
los sueños del Presidente Salvador Allende
nuestros sueños de revolución
democrática
dos palabras que separo
ya no las quiero de tanto haberlas querido
prefiero las que rodean mi casa
con las hierbas los árboles y las nubes
cualquier palabra
de la que no se abusa
con adjetivos
colorantes
añadidos día tras día
año tras año y cada vez peor
hasta descolorar las palabras
gastarlas hasta la transparencia
que una bala de fusil
rompe como se rompe una vida a través de un vidrio
hasta decir
tal como lo dijo
el general Augusto Pinochet
el asesino del Presidente
la democracia necesita un baño de sangre
de vez en cuando
para ser
una verdadera democracia
antes de apagarse
bajo su casco y bajo los aviones
lanzados como bestias
sobre el Palacio de la Moneda
las palabras del Presidente
fueron cosas
que nos iluminaban
con su imperfecto de érase una vez
su imperfecto siempre en presente
historias que necesitamos
para vivir
en la Historia
cosas prometidas
cosas debidas
prometidas por un canto
incluso llorado al otro día
de la caída original
cuando las palabras nos necesitaban
como nosotros necesitábamos un paracaídas
para no caer
en lo insensato
que nos amenaza
tal como el pan
y el vino
cosas prometidas
cosas debidas
decía el Presidente
que merecía su mayúscula
prometidas al obrero
cuando su apellido llega a la obra misma a la obra maestra
prometidas al país
cuando su nombre llega al campesino al paisaje
prometidas a Matilde
cuando su nombre llega a los labios de Pablo
después del pacto del beso
el beso del ángel
prometidas a las pequeñas almas en la berma
a las animitas en sus altares
de madera de piedras y peluches
como la Virgen en la gruta de las plegarias
prometidas a la pequeña Noémie que mataron sobre el pavimento
a la edad si se puede decir de dos años
y que hace milagros
porque queda bondad en el fondo de los pobres
según el decir de ese hombre
que nos recibe
con la calidez de sus palabras
a pesar de su camisa que deja pasar el viento
esas palabras en que creía el Presidente
hasta el final
hasta después de su final
cuando le dijo a su secretaria
váyase
ya la alcanzo
pero
esta vez por la muerte
justo después del disparo
que atravesó su vida
la Historia
y la geografía
hasta mis veinte años
que sigo teniendo cuando pienso en él
hoy
en que soy más viejo que él
en que vi su cara en las caras
que se rozaban se encontraban se separaban
se encontraban
de nuevo
más allá del tiempo
que pasó sobre las caras de los desaparecidos en guerra
cuyas imágenes nos aprietan la garganta
en la entrada del Memorial de todos los sufrimientos
y que tienen la edad que teníamos ese día
ese día del 11 de septiembre de 1973
hace medio siglo
¿qué será en cincuenta años más?
vi su rostro en la cara del pintor
medio artista medio artesano
el pintor de la semana
incluso el domingo
cuya mano estaba manchada
todavía
con los colores de su cuadro
único único
como si me ofreciese La Gioconda
o los zapatos de Van Gogh
único
por supuesto
como cualquier ser humano
para los ojos del Presidente Salvador Allende
cuando le hablaba
mirando sus sueños de frente
porque comprendía el sufrimiento
que no había sufrido