“La traducción al español de Sin ojos y otros cuentos brasileños inquietantes (La Pollera, 2024) se preocupa de acercar al lector, experto o principiante en la literatura brasileña, como yo, hacia el mundo fantástico, ominoso e intrigante de un Brasil en transición. Cada cuento seleccionado de la antología representa este imaginario oscuro que deforma lo familiar y lo torna escalofriante al interior de una sociedad en el umbral de la modernización, y que niega el sistema de creencias, supersticiones y valores locales y folclóricos que ha configurado su identidad nacional”, nos dice hoy Génesis Navarro, estudiante de Licenciatura en Lengua y Literatura de la UAH.
Los fantasmas son fruto del miedo –dijo ella, sentenciosamente–. Quien no tiene miedo no ve fantasmas
Machado de Assis en “Sin ojos”.
En el contexto de los procesos de modernización que experimenta América Latina a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX con el propósito de rediseñar las metrópolis y sus sociedades bajo los modelos hegemónicos europeos, Brasil emprende sus propios procesos políticos, económicos y sociales que pondrán al descubierto los conflictos entre la construcción de un nuevo mundo bajo los parámetros sociales europeos y la negación de las costumbres tradicionales y populares que configuraron una identidad nacional.
Precisamente, la innovadora y reciente antología Sin ojos y otros cuentos brasileños inquietantes (La Pollera 2024), traducida al español por Ana Lea-Plaza y el escritor y académico, Fernando Pérez Villalón, propone una selección de cuentos inquietantes pertenecientes a célebres autores de esta época de transición, que circulan entre la realidad y lo sobrenatural, lo racional y lo mítico, lo social y lo humano, al interior de un paisaje cambiante y en camino a un proceso de urbanización, que aún conserva el espíritu indómito de las selvas brasileñas. En este panorama, los relatos se alimentan de estas dicotomías y contradicciones, transformando lo familiar en un acontecimiento fantástico, ominoso y horroroso.
La antología está compuesta por un conjunto de relatos que transforman la ficción en un vehículo para dar cuenta de los problemas sociales del fin de siglo y la vanguardia brasileña. A través de una cuidadosa selección, estos abordan y retratan diversos temas que configuran la época, tales como: el racismo, la pobreza y la explotación de mano de obra en el territorio urbano; la violencia patriarcal, el papel desigual entre los géneros, lo racional frente a lo sobrenatural y la ciencia ante los hechos fantasiosos. En un ámbito más universal, también abordan motivos que atraviesan nuestra condición humana, como el debate entre la vida y la muerte, los celos, entre otros.
Cuando el lector decide adentrarse en estos cuentos, encuentra una selección innovadora, oscura e inquietante, comenzando por el título de la antología, donde se anuncia que los relatos que tiene en sus manos desafiarán los límites de la normalidad y revelarán algo oculto, vinculado a la concepción freudiana de lo ominoso, a través de personajes, objetos, vivencias e impresiones sensoriales que producen este sentimiento de lo siniestro. Así, este encontrará cuentos sobre doctores excéntricos en Machado de Assis (“Sin ojos” y “Un esqueleto”), una prosa evocativa y sensorial en João do Rio (“La novia del sonido” y “La más extraña molestia”), protagonistas femeninas y rebeldes en Júlia Lopes de Almeida (“La neurosis del color” y “Perfil de negra (Gilda)”); así como relatos sobre la evolución de la ciencia y la creación del mundo en Humberto de Campos (“Los ojos que comían carne” y “El monstruo”) y, otros que ponen en juego el tema de lo ecológico, a travesado por la venganza y lo mostruoso en Monteiro Lobato (“La venganza de la Peroba” y “Bocatorcida”).
Sin duda, la disposición de cada cuento al interior de la antología ha sido un total acierto, pues al comenzar por los relatos de narración enmarcada de Machado de Assis, se le otorga un marco general al libro, lo que le otorga un mayor nivel de suspenso a las historias tétricas que le siguen, dejando al lector atrapado entre las insinuantes páginas de este libro, y pasando por diversos e impactantes finales, cada uno más sorpresivo que el cuento anterior.
Este recurso también permite que los espectadores de las tertulias iniciales y el propio lector ponga en duda la credibilidad de las mismas historias y sus desenlaces, puesto que los mismos narradores son presentados como individuos atormentados, inestables y perseguidos por apariciones sobrenaturales, y expresando sus peores miedos y remordimientos ante actos cometidos, que acabaron con su cordura, sus creencias, y en el peor de los casos, con sus vidas. Se generan, por lo tanto, emociones contradictorias, que motivan el deseo de releer nuevamente los cuentos para saber si lo presenciado fue real, una ilusión de los mismos personajes o si nuestra mente tergiversó los acontecimientos narrados.
Dentro de este marco, cuentistas como Machado de Assis, a través de una prosa irónica, enigmática y psicológica, envuelve al lector en un ambiente misterioso y expectante que no solo entrelaza estas narraciones enmarcadas con las perspectivas de cada personaje, sino que juega con metáforas verosímiles, pero que a la vez conducen a un final ambiguo y desconcertante, y a una libre interpretación en cada lector. En “Sin ojos”, desde una focalización omnisciente en la primera parte del cuento, el escritor brasileño reúne en una tertulia a un grupo de la alta sociedad brasileña de la época, quienes parecen representar los cambios sociales de la modernización y los ideales hegemónicos que reniegan y cuestionan las temáticas sobrenaturales y las creencias folclóricas de la cultura popular, tal como las almas del otro mundo que regresan para atormentar a los vivos bajo diversas formas espeluznantes. En la segunda parte del cuento, cuya narración queda a cargo del magistrado Cruz, pondrá a prueba el escepticismo de la audiencia, contando al lector una siniestra e intrigante historia vivida en su juventud con un excéntrico y trastornado médico, que cuestionará no solo sus propias creencias, sino las creencias de un receloso sarao. ¿Será realmente que el espíritu de una mujer sin ojos regresa del mundo de los muertos para buscar al atormentado doctor, o esto no es más que el producto de una imaginación desequilibrada? El desenlace provocará un gran resquemor e inquietud entre sus receptores, a causa de supersticiones que se creían impensables, y que sin lugar a dudas perdurarán, quieran o no, en sus vidas.
Por su parte, en “Un esqueleto”, Alberto –al igual que el protagonista de “Sin ojos”– relata una experiencia similar, con la historia del singular profesor y doctor Belém, y a medida que avanza la narración, sorprende al espectador con el episodio de un aterrador descubrimiento del esqueleto de la primera esposa del doctor, quien lo conserva no solo por un sentimiento de remordimiento, sino con el propósito de escarmentar a la siguiente esposa.
Ante estos hechos, Assis deja ciertas interrogantes que dejan perpleja no solo a la audiencia de cada narrador-personaje, sino al mismo lector: ¿Será que los fantasmas son solo el fruto del miedo, la locura y los remordimientos de un sujeto perturbado? ¿O realmente sus almas vienen del más allá para atormentar a quienes las lastimaron injustificadamente? Médicos que rayan en la locura, maridos inestables que castigan la corporalidad femenina representando los valores patriarcales de la época, y protagonistas que relatan experiencias cargadas de recuerdos fantasmales, siniestros y perturbadores, configuran el imaginario ominoso de la condición humana en la primera parte de la antología.
Sumado a esto, otra de las narraciones que representan estas problemáticas de la época, son los cuentos de carácter evocativo, musical y sensorial, de João do Río: “La novia del sonido” y “La más extraña molestia”. Esto cuentos nos muestran los efectos de la urbanización y modernización de las metrópolis en los grupos sociales de la época: la mano de obra compuesta por los sectores marginados y explotados por el proyecto civilizador, habitantes de los barrios empobrecidos, que a su vez intenta evadir la realidad ominosa, fantasmal y lúgubre del barrio, evocando un mundo mejor a través de las melodías de un piano. Y, por otro lado, aunque dentro de este mismo territorio, las descripciones caleidoscópicas de un flãneur moderno que contempla las calles urbanas, caóticas y coloridas de la ciudad, y un elegante joven que registra la multitud por medio de los olores que proyectan las corporalidades. Dos mundos que difieren y retratan la lucha por sobrevivir en un mundo hostil y, al mismo tiempo, lo novedoso que se instala en las grandes ciudades, cegándose ante la pobreza.
Ciertamente, leer los cuentos de esta antología es ingresar a un universo de diferentes representaciones discursivas y temáticas, que retratan la decadencia y los prejuicios de una época, desde una perspectiva oscura y siniestra. Así pues, ¿qué sucedería si una particular personificación atormenta y hace peligrar nuevamente las creencias e ideologías de un determinado grupo social? En una sociedad construida sobre la base de la esclavitud, la clase alta del cuento “Bocatorcida” de Monteiro Lobato representa los prejuicios y estereotipos racistas imperantes, a través de un personaje afrodescendiente, deforme de nacimiento y necrófilo (ama los cadáveres de jóvenes blancas), hijo de una esclava y del patrón de una familia burguesa.
Esta representación parece encarnar todo lo siniestro y escalofriante, y lo que se opone a los ideales europeizantes que tanto valoraba la hegemonía blanca de la sociedad, incluyendo, además, características propias de las supersticiones locales y el imaginario terrorífico de los cuentos infantiles: “Hace años que vive solo en el bosque, de donde raramente sale y siempre de noche. El pueblo dice de él solo horrores: que come niños, que es brujo, que tiene un pacto con el demonio. Todas las desgracias que suceden en la aldea son su culpa” (171). El cuento cierra esta inquietante antología y sin duda, en palabras de los traductores, “ofrece una oportunidad valiosa de comprender los prejuicios que permeaban a parte de la literatura de ese momento, y que expresaban las tensiones e imaginarios de una sociedad entera” (10).
La traducción al español de Sin ojos y otros cuentos brasileños inquietantes se preocupa de acercar al lector, experto o principiante en la literatura brasileña, como yo, hacia el mundo fantástico, ominoso e intrigante de un Brasil en transición. Cada cuento seleccionado de la antología representa este imaginario oscuro que deforma lo familiar y lo torna escalofriante al interior de una sociedad en el umbral de la modernización, y que niega el sistema de creencias, supersticiones y valores locales y folclóricos que ha configurado su identidad nacional.
Melodías que huyen de la pobreza. Un flãneur que retrata desde su mirada moderna y el olfato de su compañero, la urbanización de la ciudad. Las consecuencias de los avances científicos personificados en ojos que devoran carne. La representación de los valores patriarcales de la época ante el escarmiento injustificado de maridos inseguros y celosos. Protagonistas atormentados que narran sus experiencias fantasmales, siniestras y perturbadoras. La venganza de la naturaleza ante la explotación de sus recursos. Las supersticiones locales y la animosidad entre un grupo de afrodescendientes. Una princesa egipcia que bebe sangre de esclavos. Los estereotipos y prejuicios racistas de una sociedad hegemónica blanca. Con certeza, vale mucho la pena adentrarse en este variado universo de cuentos brasileños inquietantes y ominosos.