Inauguradas el 3 de Diciembre, las exposiciones de Cristián Salineros y Rodrigo Canala se encuentran en la Galería Patricia Ready hasta el 22 de Enero.
El trabajo de escultura e instalación del artista visual Cristián Salineros se encuentra en el recinto principal de la galería así como en su patio. Esta muestra individual se titula “Otras Periferias”. En la misma galería, pero en un recinto menor, se encuentra la muestra, también individual, del artista Rodrigo Canala: “Diseños”. Este recinto menor en el que se encuentra “Diseños” es la sala gráfica de la galería. Ahora bien, pese a que ambas muestras están instaladas en espacios diferentes al interior de la galería y a que no han sido pensadas en conjunto, existe un constante diálogo entre lo propuesto por ambos artistas.
Las obras instaladas por Cristián Salineros se caracterizan por la peculiaridad de su escala y temática. La muestra consiste en la instalación de cinco obras escultóricas de gran tamaño hechas según materiales y técnicas propias para la confección de jaulas de pájaro. Estas estructuras, que pueden ser vistas como grandes jaulas y cuyas formas son asimétricas, se sitúan directamente sobre el piso de la sala. Estos cinco volúmenes están acompañados de diversos elementos escultóricos realizados a través de la combinación de excremento y comida de pájaro, así como también bocetos de las jaulas, todo lo cual ha sido montado en los muros.
Fotografía de Álvaro Mardones
Las estructuras están instaladas de tal manera que invitan al espectador a realizar un recorrido pausado por el lugar. Es así como podemos encontrarnos detenidamente observando la materialidad de las rejas oscuras. Ahora bien, un asunto de interés particular de la muestra es que, al comienzo de la experiencia, el espectador es invitado a ponerse una camiseta negra, la cual tiene estampada adelante una “marca de campo”, como la denomina el propio artista. Supuestamente, el ave representada gráficamente en la camiseta involucraría al espectador de un modo enfáticamente participativo con la obra en su conjunto.
Fotografía de Álvaro Mardones
Este gesto parece destinado a subrayar el hecho de que ser espectadores implica un modo de relación y experiencia que nos involucra con la obra, casi podríamos decir que no sólo participamos en ella sino que nos volvemos parte de ella.
Existe también un constante juego espacial que caracteriza las obras presentadas por Cristián Salineros. Un juego que se hace presente en la interacción entre la obra, el espectador y la presencia o ausencia de aves: la mayoría de las jaulas están vacías excepto una, pequeña, ubicada en el muro poniente de la sala mayor de exhibiciones, la cual tiene instalado un micrófono que capta los ruidos y el trinar de las aves enjauladas, que se pueden oír también en el patio de la galería, por medio de parlantes anclados a una estructura de acero cuyo aspecto recuerda obras de diseño de artistas constructivistas rusos como Alexander Rodchenko o Vladimir Tatlin.
En todo caso, las “esculturas-jaula” no cumplen la función de contener aves, sino que más bien se nos presentan como objetos de contemplación. Surge una pregunta obvia: ¿qué significa que las “esculturas-jaulas” estén vacías y que las personas puedan recorrerlas sólo desde afuera? Es interesante apuntar la problemática espacial que surge a partir de las instalaciones del artista. De alguna forma estamos siendo partícipes de un movimiento espacial que rodea objetos contenedores de un espacio distinto y poco usual.
A pesar del carácter espacial y volumétrico de la instalación, es notable un aspecto bidimensional también: la proyección sutil de las sombras de las “esculturas-jaulas” sobre el piso de la galería. La luz artificial y natural de la galería se cuela y también bloquea a través de la rejilla de fierro negro que constituye a cada uno de los volúmenes. Allí, podría decirse, surge un diálogo entre lo tridimensional y lo bidimensional de las siluetas proyectadas en el piso.
La muestra de Rodrigo Canala presenta elementos comunes con la obra de Salineros. El artista presenta alrededor de 15 obras montadas en la sala gráfica de la galería. La exhibición, titulada “Diseños”, presenta un tipo de construcción plástica que remite a la estética de la heráldica, por el uso frecuente de la simetría en la distribución de los motivos de cada imagen. Al subir las escaleras que conducen a la sala de exposición gráfica, el espectador se encuentra frente a una serie de obras de carácter volumétrico que evocan a las rejas que frecuentemente se ponen en las ventanas de casas y edificios como medios de protección.
Fotografía de Sebastián Mejía
Estas rejas están montadas sobre un muro blanco. Representan, según mi punto de vista, tres “escudos” de fierro cada uno de acuerdo con un diseño y color distinto. A pesar de que a primera vista pudieran entenderse como obras bidimensionales, sin embargo, por causa de su separación del muro, las obras comienzan a crear efectos ópticos según las sombras proyectadas. Sin ser trabajos cinéticos, las sombras que las rejas proyectan sobre el muro blanco conforman una obra cambiante al interactuar con los objetos en cuanto tales. Así, por medio del recorrido que haga el espectador, verá obras que presentan un diálogo entre lo tridimensional y bidimensional.
Por otra parte, el sorprendente trabajo manual del artista sitúa una contraposición fuerte entre la excelente realización técnica de la obra y los materiales con los que éstas están realizadas. Encontramos piezas construidas con materiales como cartón piedra, papel milimetrado y fierro estriado (para la construcción). Es importante señalar que las rejas de la serie “Escudos”, han sido encargadas a un soldador. Pero Canala ha pulido con Dremel las soldaduras y luego las ha pintado con sucesivas capas de esmalte sintético, según el propio artista entre cinco y diez. Con ello ha logrado un acabado liso que no es común observar en el tipo de rejas que se hacen con fierro estriado y que se ven como protección en las casas de sectores más pobres de la ciudad.
Además, en el trabajo de Canala existe una constante reelaboración del límite de la obra, pues los marcos de cada una de las pinturas y dibujos están a su vez pintados (uno de ellos intervenido pictóricamente por Gerardo Pulido), incorporando el marco no sólo como un borde que marca los límites de la obra, sino que más bien enfatizando su función del marco como una suerte de membrana, como un puente en vez que un corte, entre representación plástica y realidad. La selección de las piezas que ha hecho el artista se divide, a grandes rasgos, en dos soluciones distintas de trabajo que tensionan los límites plásticos visiblemente por medio de la ausencia del marco objeto o, a la inversa, por medio de su presencia, pero una presencia en la que el marco ha sido intervenido pictóricamente. Sobre los marcos, sobre los límites, se ven referencias al arte Pop, al Kitsch, al arte Op, la abstracción geométrica y la pintura monocroma.
Fotografía de Sebastián Mejía
Estas obras las podremos encontrar hasta el 22 de enero de 2016. Ambos artistas presentan al espectador reflexiones sobre el espacio de la obra y aquello que la limita o contiene. En ambos casos, las obras difuminan la distinción tradicional entre forma y contenido, entre la obra y el espacio en torno a ella. Por último, es importante señalar a aquel que quiera visitar la muestra la importancia de la observación de los detalles, pues el trabajo de ambos artistas tensiona la producción manual versus la producción industrial a través de un acabado técnico impecable.
Esta nota forma parte de una serie de artículos co-editados con Taller BLOC